SIENDO ya viejo Isaac, se le debilitó la vista, de modo que llegó a faltarle. Llamó, pues, a Esaú, su hijo mayor, y le dijo: ¡Hijo mío! El cual respondió: Aquí estoy. 2 A quien el padre: Ya ves, dijo, cómo yo estoy ya viejo, y no sé el día de mi muerte. 3 Toma tus armas, la aljaba y el arco, y sal al campo; y cazando algo, 4 guísame de ello un plato según sabes que gusto, y tráemelo para que le coma, y te bendiga mi alma antes que yo muera.

5 Lo que oído por Rebeca, luego que partió aquél al campo para cumplir el mandato de su padre, 6 dijo a su hijo Jacob : Acabo de oír a tu padre, que hablando con tu hermano Esaú, le decía: 7 Tráeme de tu caza, y guísame un plato que le comeré, y te echaré mi bendición en presencia del Señor antes que me muera. 8 Ahora bien, hijo mío, toma mi consejo, 9 y yendo al ganado, tráeme dos de los mejores cabritos, para que yo guise de ellos a tu padre aquellos platos de que come con gusto: 10 Y sirviéndoselos tú, después que hubiere comido, te dé la bendición antes de morir. 11 A lo cual respondió Jacob : Tú sabes que mi hermano Esaú es hombre velloso, y yo lampiño; 12 si mi padre me palpa con sus manos, y llega a conocerme, temo que piense que yo he querido burlarle, y acarrearé sobre mí su maldición en lugar de la bendición. 13 Al cual la madre: Sobre mí, dijo, caiga esa maldición, hijo mío; tú haz solamente lo que yo te aconsejo, y date prisa en traer lo que te tengo dicho. 14 Fue Jacob y lo trajo, y lo dio a la madre, la cual le guisó los manjares, según que sabía ser del gusto de su padre. 15 Y vistió después a Jacob con los más ricos vestidos de Esaú, que tenía guardados en casa. 16 Y le envolvió las manos con las delicadas pieles de los cabritos, cubriendo también con ellas la parte desnuda del cuello. 17 Le dio después el guisado, y los panes que había cocido.

18 Todo lo cual llevándolo él adentro, dijo: ¡Padre mío! A lo que respondió él: Oigo. ¡Quién eres tú, hijo mío? 19 Dijo Jacob : Yo soy tu primogénito Esaú; he hecho lo que me mandaste; levántate, incorpórate, y come de mi caza, para que me des la bendición. 20 Le replicó Isaac a su hijo: ¿Cómo, dijo, has podido encontrarla tan presto, hijo mío? El cual respondió: Dios dispuso que luego se me pusiese delante lo que deseaba. 21 Dijo todavía Isaac: Acércate, hijo mío, para que yo te toque, y reconozca si tú eres o no el hijo mío Esaú. 22 Se acercó al padre, y habiéndole palpado, dijo Isaac: Cierto que la voz es voz de Jacob ; pero las manos son manos de Esaú. 23 Y no le conoció, porque las manos vellosas representaban al vivo la semejanza del mayor. Queriendo, pues, bendecirle, 24 dijo ¿Eres tú el hijo mío Esaú? Respondió: Yo soy. 25 Pues tráeme acá, hijo mío, el plato de tu caza, para que te bendiga mi alma. Y habiéndoselo presentado, después que comió de él le sirvió también vino; bebido el cual,

26 dijo: Llégate a mí, y dame un beso, hijo mío. 27 Llegó, y le besó. Y al instante que sintió la fragancia de sus vestidos, bendiciéndole, le dijo: Bien se ve que el olor que sale de mi hijo es como el olor de un campo florido, al cual bendijo el Señor.

28 Te dé Dios, por medio del rocío del cielo, y de la fertilidad de la tierra, abundancia de trigo y vino. 29 Te sírvan los pueblos, y adórente las tribus: sé señor de tus hermanos, e inclínense profundamente delante de ti los hijos de tu madre. Quien te maldijere, sea él maldito, y el que te bendijere, de bendiciones sea colmado. 30 Apenas Isaac había acabado de decir estas palabras, y salido Jacob afuera, cuando llegó Esaú. 31 Y presentando a su padre las viandas de la caza, que había guisado, le dijo: Levántate, padre mío, y come de la caza de tu hijo, para que me bendiga tu alma. 32 Le dijo Isaac: Pues, ¿quién eres tú? El cual respondió: Yo soy tu hijo primogénito Esaú. 33 Quedó atónito Isaac, y como estático; y sobre toda ponderación pasmado, dijo: ¿Quién es, pues, aquél que hace poco me ha traído de la caza que cogió, y he comido de todo antes que tú vinieses? El caso es que yo le bendije, y bendito será.

34 Oídas las palabras del padre, arrojó Esaú un grito furioso; y consternado, dijo: Dame también a mí tu bendición, ¡oh padre mío! 35 El cual le respondió: Vino tu hermano astutamente, y se ha llevado tu bendición. 36 A lo que replicó Esaú: Con razón se le puso el nombre de Jacob : porque ya es ésta la segunda vez que me ha suplantado; antes ya se alzó con mi primogenitura, y ahora de nuevo me ha robado la bendición mía. Y vuelto a su padre: ¿Pues qué, le dijo, no has reservado bendición para mí?

37 Le respondió Isaac: Yo le he constituido señor tuyo, y he sometido todos sus hermanos a su servicio: le aseguré las cosechas de granos y de vino: después de esto, ¿qué puedo yo ahora hacer por ti, hijo mío? 38 Al cual replicó Esaú: ¿Por ventura no tienes, padre mío, sino una sola bendición? Te ruego que también me bendigas a mí. Y como llorase con grandes alaridos,

39 Isaac conmovido, le dijo estas palabras: En la grosura de la tierra, y en el rocío que cae del cielo, 40 será tu bendición. Vivirás de tu espada, y servirás a tu hermano; pero llegará tiempo en que sacudirás su yugo, y librarás de él tu cerviz.

41 Esaú, pues, mantenía siempre vivo su odio a Jacob , con motivo de la bendición que le había dado el padre, y dijo en su corazón: Vendrán los días de luto de mi padre, y yo mataré a mi hermano Jacob .

42 Tuvo de esto noticia Rebeca, la cual enviando a llamar a su hijo Jacob , le dijo: Mira que tu hermano Esaú amenaza que te ha de matar. 43 Ahora, pues, hijo mío, créeme a mí, y sin perder tiempo huye a casa de mi hermano Labán en la ciudad de Harán. 44 Y estarás allí con él algunos días, hasta que se amanse el furor de tu hermano, 45 se pase su cólera, y se olvide de lo que has hecho contra él: después enviaré por ti, y te traeré acá. ¿Por qué he de perder a mis dos hijos en un día? 46 Dijo después Rebeca a Isaac: Fastidiada estoy de vivir, a causa de estas hijas de Het: si Jacob llega a tomar mujer de este país, no quiero vivir más.

Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Ilustración
Atlas