Amós 4:13
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Pues he aquí que viene aquel que forma los montes y crea los vientos, el cual anuncia a los hombres su palabra o Verbo eterno, aquel que produce la niebla de la mañana, y el que pisa con sus pies las alturas de la tierra, aquel que tiene por nombre Señor Dios de los ejércitos.
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Nah 1:3
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El Señor es misericordioso y de gran poder; ni porque sufra tendrá a nadie por limpio e inocente. El Señor marcha entre tempestades y torbellinos, y debajo de sus pies se levantan nubes de polvo.
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Nah 1:15
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Mira ya sobre los montes los pies del que viene a anunciar la buena nueva, del que anuncia la paz. Celebra, oh Judá, tus festividades, cumple tus votos que ya no volverá más a hacer por ti correrías aquel Belial: Pereció del todo.
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Hab 3:6
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y el diablo delante de sus pies. Se paró, y midió la tierra. Echó una mirada y acabó con las naciones, y quedaron reducidos a polvo los altísimos montes. Se encorvaron los collados del mundo al pasar el Eterno.
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Hab 3:19
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El Señor Dios es mi fortaleza; y él me dará pies ligeros como de ciervo; y el vencedor me conducirá a las alturas de mi morada, cantando yo himnos en su alabanza.
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Zac 14:4
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Pondrá él en aquel día sus pies sobre el monte de las Olivas, que está enfrente de Jerusalén , al oriente; y se dividirá el monte de las Olivas por medio hacia levante y hacia poniente con una enorme abertura; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el mediodía.
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Mal 4:3
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y hollaréis a los impíos, hechos ya ceniza debajo las plantas de vuestros pies, en el día en que yo obraré, dice el Señor de los ejércitos.
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II Mac 7:4
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ordenó que se cortase la lengua al que había hablado el primero, que se le arrancase la piel de la cabeza, y que se le cortasen las extremidades de las manos y pies, todo a presencia de sus hermanos y de su madre.
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Mt 5:35
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ni por la tierra, pues es la peana de sus pies; ni por Jerusalén , porque es la ciudad o corte del gran rey.
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Mt 7:6
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No deis a los perros las cosas santas, ni echéis vuestras perlas a los cerdos; no sea que las pisoteen con sus pies, y se vuelvan contra vosotros y os despedacen.
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Mt 10:14
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Caso que no quieran recibiros, ni escuchar vuestras palabras, saliendo fuera de la casa o ciudad, sacudid el polvo de vuestros pies.
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Mt 15:30
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Y se acercaron a él muchas gentes, trayendo consigo mudos, ciegos, cojos, inválidos y otros muchos dolientes, y los pusieron a sus pies, y los curó.
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Mt 18:8
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Que si tu mano o tu pie te es ocasión de escándalo o pecado, córtalos y arrójalos lejos de ti; pues más te vale entrar en la vida eterna manco o cojo, que con dos manos o dos pies ser precipitado al fuego eterno.
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Mt 18:26
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Entonces el criado, arrojándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten un poco de paciencia, que yo te lo pagaré todo.
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Mt 18:29
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El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo: Ten un poco de paciencia conmigo, que yo te lo pagaré todo.
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Mt 22:13
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Entonces dijo el rey a sus ministros de justicia: Atado de pies y manos, arrojadle fuera a las tinieblas; donde no habrá sino llanto y crujir de dientes.
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Mt 22:44
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Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, mientras tanto que yo pongo tus enemigos por peana de tus pies?
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Mt 28:9
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Cuando he aquí que Jesús les sale al encuentro, diciendo: Dios os guarde; y acercándose ellas, postradas en tierra abrazaron sus pies y le adoraron.
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Mc 5:22
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vino en busca de él uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, el cual luego que lo vio se arrojó a sus pies.
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Mc 5:33
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Entonces la mujer, sabiendo lo que había experimentado en sí misma, medrosa y temblando se acercó, y postrándose a sus pies, le confesó toda la verdad.
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Mc 6:11
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Y dondequiera que os desecharen, y no quieran escucharos, retirándoos de allí, sacudid el polvo de vuestros pies, en testimonio contra ellos.
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Mc 7:25
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porque luego que lo supo una mujer, cuya hija estaba poseída del espíritu inmundo, entró, y se arrojó a sus pies.
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Mc 9:44
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Y si tu pie te hace pecar, córtalo: Más te vale entrar cojo en la vida eterna, que tener dos pies y ser arrojado al infierno, al fuego inextinguible,
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Mc 10:17
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Así que salió para ponerse en camino, vino corriendo uno, y arrodillado a sus pies, le preguntó: ¡Oh buen Maestro!, ¿qué debo yo hacer para conseguir la vida eterna?
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Mc 12:36
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Siendo así que el mismo David, inspirado del Espíritu Santo, dice: Dijo el Señor a mi Señor, siéntate a mi diestra hasta tanto que yo haya puesto a tus enemigos por tarima de tus pies.
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Lc 5:8
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Lo que viendo Simón Pedro, se arrojó a los pies de Jesús , diciendo: Apártate de mí, Señor, que soy un hombre pecador.
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Lc 7:38
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y arrimándose por detrás a sus pies, comenzó a bañárselos con sus lágrimas, y los limpiaba con los cabellos y los besaba, y derramaba sobre ellos el perfume.
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Lc 7:44
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Y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: ¿Ves a esta mujer? Yo entré en tu casa, y no me has dado agua con que se lavaran mis pies; mas ésta ha bañado mis pies con sus lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos.
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Lc 7:44
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Y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: ¿Ves a esta mujer? Yo entré en tu casa, y no me has dado agua con que se lavaran mis pies; mas ésta ha bañado mis pies con sus lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos.
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Lc 7:45
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Tú no me has dado el ósculo de paz; pero ésta desde que llegó no ha cesado de besar mis pies.
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Lc 7:46
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Tú no has ungido con óleo o perfume mi cabeza; y ésta ha derramado sobre mis pies sus perfumes.
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Lc 8:28
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Este, pues, así que vio a Jesús , se arrojó a sus pies, y le dijo a grandes gritos: ¿Qué tengo yo que ver contigo, Jesús , Hijo del Dios altísimo? Te ruego que no me atormentes.
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Lc 8:35
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de donde salieron las gentes a ver lo que había sucedido; y viniendo a Jesús , hallaron al hombre, de quien habían salido los demonios, sentado a sus pies, vestido, y en su sano juicio, y quedaron espantados.
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Lc 8:41
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Entonces se le presentó un jefe de la sinagoga llamado Jairo, el cual se postró a sus pies suplicándole que viniese a su casa,
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Lc 8:47
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En fin, viéndose la mujer descubierta, se acercó temblando, y echándose a sus pies, declaró en presencia de todo el pueblo la causa de haberlo tocado, y cómo al momento había quedado sana.
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Lc 9:5
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Y donde nadie os recibiere, al salir de la ciudad, sacudid aun el polvo de vuestros pies, en testimonio contra sus moradores.
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Lc 10:39
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Tenía ésta una hermana llamada María, la cual sentada también a los pies del Señor estaba escuchando su palabra.
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Lc 17:16
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y se postró a los pies de Jesús , pecho por tierra, dándole gracias; y éste era un samaritano.
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Lc 20:43
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hasta tanto que yo ponga a tus enemigos por tarima de tus pies?
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Lc 24:39
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Mirad mis manos y mis pies, yo mismo soy, palpad, y considerad que un espíritu no tiene carne, ni huesos, como vosotros veis que yo tengo.
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Lc 24:40
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Dicho esto, les mostró las manos y los pies.
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Jn 9:38
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Entonces dijo él: Creo, Señor. Y postrándose a sus pies, le adoró.
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Jn 11:2
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(Esta María es aquella misma que derramó sobre el Señor el perfume, y le limpió los pies con sus cabellos; de la cual era hermano el Lázaro que estaba enfermo).
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Jn 11:32
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María, pues, habiendo llegado a donde estaba Jesús , viéndole, se postró a sus pies, y le dijo: Señor, si hubieses estado aquí, no habría muerto mi hermano.
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Jn 11:44
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Y al instante el que había muerto salió fuera, ligado de pies y manos con fajas y tapado el rostro con un sudario. Les dijo Jesús : Desatadle, y dejadle ir.
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Jn 12:3
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Y María tomó una libra de ungüento o perfume de nardo puro, y de gran precio, y lo derramó sobre los pies de Jesús , y los enjugó con sus cabellos; y se llenó la casa de la fragancia del perfume.
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Jn 13:5
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Echó después agua en una palangana, y se puso a lavar los pies de los discípulos, y a limpiarlos con la toalla que se había ceñido.
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Jn 13:6
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Vino a Simón Pedro, y Pedro le dijo: ¡Señor!, ¿tú lavarme a mí los pies?
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Jn 13:8
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Le dijo Pedro: Jamás por jamás no me lavarás tú a mí los pies. Le respondió Jesús : Si yo no te lavare, no tendrás parte conmigo.
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Jn 13:9
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Le dijo Simón Pedro: Señor, no solamente mis pies, sino las manos también, y la cabeza.
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