I Rey 24:18
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Tú has mostrado hoy el bien que me has hecho; puesto que me ha entregado el Señor en tus manos, y no me has quitado la vida.
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I Rey 26:8
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Dijo entonces Abisai a David: Dios ha puesto hoy en tus manos a tu enemigo; ahora, pues, voy a clavarlo en tierra de una sola lanzada, y no será menester repetir golpe.
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I Rey 27:1
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Mas David dijo en su corazón: Al fin algún día vendré a caer en manos de Saúl. ¿No me vale más huir y ponerme a salvo en tierra de los filisteos, para que Saúl pierda las esperanzas y cese de andarme buscando por todo el país de Israel? Huiré, pues, de sus dominios.
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I Rey 28:17
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Porque el Señor te tratará como te predije yo de su parte. Arrancará de tus manos el reino, y lo dará a tu prójimo, a David, tu yerno,
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I Rey 28:19
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Y además el Señor te entregará a ti y a Israel en manos de los filisteos. Mañana tú y tus hijos estaréis conmigo; y también el campamento de Israel lo abandonará el Señor en poder de los filisteos.
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I Rey 30:15
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Le dijo David: ¿Y podrás tú guiarme a donde está esa gente? Respondió el egipcio: Júrame por el nombre de Dios que no me matarás, ni me entregarás en manos de mi amo, y yo te llevaré a donde está aquella tropa. Se lo juró David.
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I Rey 30:23
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David dijo: No habéis de disponer así, hermanos míos, de las cosas que nos ha dado el Señor, ya que él nos ha protegido y entregado en nuestras manos a los salteadores que se arrojaron contra nosotros, y nos saquearon.
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II Rey 3:8
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¿Cómo te has acercado a la mujer secundaria, viuda de mi padre? Mas él, sumamente indignado por esas palabras de Isboset, respondió: ¿Acaso valgo yo tan poco como un vil perro contra la tribu de Judá; yo que he sostenido la casa de Saúl, tu padre, y a sus hermanos y allegados, y no he querido entregarte en manos de David? Y en pago de esto, ¿vas buscando ahora cómo hacerme cargos por razón de una mujer?
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II Rey 3:34
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Jamás tus manos se vieron atadas, ni cargados de grillos tus pies, sino que tú caíste, como suelen los buenos a manos de los malvados. Y todo el pueblo, repitiendo lo mismo, siguió llorando por él.
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II Rey 3:34
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Jamás tus manos se vieron atadas, ni cargados de grillos tus pies, sino que tú caíste, como suelen los buenos a manos de los malvados. Y todo el pueblo, repitiendo lo mismo, siguió llorando por él.
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II Rey 4:11
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¿cuánto más, oh hombres malvados, que habéis asesinado a un inocente dentro de su misma casa, sobre su cama, he de vengar yo ahora su sangre en vosotros que la habéis derramado con vuestras manos, y extirparos de la tierra?
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II Rey 4:12
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Dio, pues, David la orden a su gente, y los mataron; y cortándoles las manos y los pies, los colgaron junto al estanque de Hebrón; pero la cabeza de Isboset la pusieron en el sepulcro de Abner en Hebrón.
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II Rey 5:19
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Y David consultó al Señor, diciendo: ¿Será bien que yo acometa a los filisteos? ¿Los entregarás en mis manos? Ve, respondió el Señor, que en tus manos los pondré infaliblemente.
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II Rey 5:19
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Y David consultó al Señor, diciendo: ¿Será bien que yo acometa a los filisteos? ¿Los entregarás en mis manos? Ve, respondió el Señor, que en tus manos los pondré infaliblemente.
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II Rey 5:23
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Consultó David al Señor, diciendo: ¿Acometeré a los filisteos, y los entregarás tú en mis manos? Le respondió el Señor: No los acometas de frente, sino da la vuelta por sus espaldas, y embístelos por enfrente de los perales.
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II Rey 13:19
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Entonces Tamar esparciendo ceniza sobre su cabeza, y rasgando su ropa talar, se fue dando gritos y cubriéndose con ambas manos la cabeza.
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II Rey 14:16
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En efecto, el rey me la ha otorgado, librando a su sierva de las manos que todos aquellos que intentaban exterminarnos a mí y a mi hijo de la heredad o pueblo de Dios.
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II Rey 15:14
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Entonces David dijo a sus criados, que tenía consigo en Jerusalén : Daos prisa, huyamos; de lo contrario vamos a caer en manos de Absalón; apresurémonos a salir; no sea que nos sorprenda, y se arroje sobre nosotros, y pase a cuchillo la ciudad.
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II Rey 16:8
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Ahora te ha dado el Señor el pago de toda la sangre derramada en casa de Saúl; por cuanto tú le usurpaste el reino, el Señor se lo ha traspasado a manos de tu hijo Absalón; mira cómo te ves oprimido de males, por haber sido tú un hombre sanguinario.
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II Rey 18:28
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En esto Aquímaas gritando de lejos, dijo al rey: Señor, Dios te guarde. Y postrándose en tierra delante del rey, y haciéndole profundo acatamiento, dijo: Bendito sea el Señor Dios tuyo que ha entregado en tus manos a los que se habían sublevado contra el rey, mi señor.
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II Rey 19:9
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Además todo el pueblo esparcido por todas las tribus de Israel, a competencia decía: El rey nos libró del poder de nuestros enemigos, él nos salvó de las manos de los filisteos; y ahora ha tenido que huir de esta tierra por causa de Absalón.
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II Rey 20:6
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Por lo que dijo David a Abisai: Ahora nos ha de dar más que hacer Seba, hijo de Bocri, que Absalón, y corre tras él, no sea que se apodere de algunas de las ciudades fuertes, y se nos escape de las manos.
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II Rey 21:9
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y los entregó en manos de los gabaonitas, que los crucificaron en un monte delante del Señor; así perecieron juntos estos siete varones, muertos en los primeros días de la siega, cuando comenzaban a segar las cebadas.
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II Rey 22:1
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Cantó David asimismo al Señor las palabras de este cántico el día en que le hubo librado el Señor de las manos de todos sus enemigos y de la persecución de Saúl.
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II Rey 22:21
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El Señor me recompensará según mi justicia; y me tratará según la pureza de mis manos.
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II Rey 22:25
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El Señor me dará la recompensa conforme a mi justicia, y según la pureza de mis manos delante de sus ojos.
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II Rey 22:35
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El es el que adiestra mis manos para la batalla, y hace mis brazos firmes como un arco de bronce.
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II Rey 22:49
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tú eres el que me has sacado de las manos de mis enemigos, y me has ensalzado sobre los que me resistían; y tú el que me librarás del hombre inicuo.
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II Rey 24:14
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Respondió David a Gad: En un estrechísimo apuro me veo; pero más quiero yo caer en las manos del Señor (cuya misericordia es tan grande) que no en manos de hombres.
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II Rey 24:14
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Respondió David a Gad: En un estrechísimo apuro me veo; pero más quiero yo caer en las manos del Señor (cuya misericordia es tan grande) que no en manos de hombres.
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III Rey 8:22
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Se puso después Salomón de rodillas ante el Altar del Señor, a vista de la asamblea de Israel, y levantando las manos hacia el cielo,
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III Rey 8:24
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Tú has cumplido a tu siervo David, mi padre, la palabra que le diste; la pronunció tu boca, y la ejecutaron tus manos, como lo acredita este día.
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III Rey 8:38
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siempre que cualquier particular de tu pueblo de Israel recurriere a ti con votos y plegarias, y reconociendo la llaga que ha hecho el pecado en su corazón, levantare a ti sus manos en esta casa,
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III Rey 8:54
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Luego que Salomón hubo acabado de proferir toda esta oración y plegaria al Señor, se levantó de ante el Altar del Señor, porque había hincado ambas rodillas en tierra, teniendo levantadas las manos hacia el cielo;
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III Rey 11:34
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No por eso quitaré de sus manos parte alguna del reino; sino que le dejaré gobernar todo el tiempo de su vida por amor a David, mi siervo, a quien elegí; el cual observó mis mandamientos y preceptos.
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III Rey 11:35
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Quitaré, sí, el reino de las manos de su hijo, y te daré a ti diez tribus.
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III Rey 16:7
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Mas como el profeta Jehú, hijo de Hanani, había pronunciado la sentencia del Señor contra Baasa y contra su casa, en castigo de todos los pecados que había hecho en presencia del Señor, irritándolo con las obras de sus manos, por cuyo motivo merecería ser tratado como la casa de Jeroboam, por esta razón le quitó él la vida, es a saber, al profeta Jehú, hijo de Hanani.
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III Rey 18:9
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Replicó Abdías: ¿En qué he pecado yo, que me entregas a mí, siervo tuyo, en manos de Acab, para que me haga morir?
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III Rey 20:6
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Mañana, pues, a esta misma hora enviaré a ti mis siervos, los cuales registrarán tu palacio y las casas de sus criados o cortesanos, y tomarán con sus propias manos cuanto les agradare, y se lo llevarán.
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III Rey 20:13
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Cuando he aquí que un profeta presentándose a Acab, rey de Israel, le dijo: Esto dice el Señor: ¿Has visto bien toda esta multitud innumerable? Pues mira, hoy la pondré yo en tus manos, para que sepas que yo soy el Señor.
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III Rey 20:42
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El cual dijo al rey: Esto dice el Señor: Por cuanto has dejado escapar de tus manos un hombre digno de muerte, tu vida pagará por la suya, y tu pueblo por el pueblo suyo.
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III Rey 22:12
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A este tenor los demás profetas profetizaban, diciendo: Sal a campaña contra Ramot de Galaad, ve en hora buena; que el Señor la entregará en manos del rey.
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III Rey 22:15
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Llegó, pues, delante del rey, el cual le preguntó: Miqueas, ¿debemos ir a hacer la guerra contra Ramot de Galaad, o estarnos quietos? Le respondió Miqueas: Anda, y ve en hora buena; que el Señor la entregará en manos del rey.
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IV Rey 3:13
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Mas Eliseo dijo al rey de Israel: ¿Qué tienes tú que ver conmigo? Anda, ve a los profetas de tu padre y de tu madre. Le dijo el rey de Israel: ¿Por qué habrá juntado el Señor estos tres reyes para entregarlos en manos de Moab?
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IV Rey 3:18
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Y esto aun es lo de menos en los ojos del Señor; porque además entregará también a Moab en vuestras manos.
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IV Rey 4:34
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Subió después sobre la cama, y se echó sobre el niño, poniendo su boca sobre la boca de él, y sus ojos sobre los ojos, y sus manos sobre las manos; y encorvado así sobre el niño, la carne del niño entró en calor.
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IV Rey 4:34
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Subió después sobre la cama, y se echó sobre el niño, poniendo su boca sobre la boca de él, y sus ojos sobre los ojos, y sus manos sobre las manos; y encorvado así sobre el niño, la carne del niño entró en calor.
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IV Rey 5:24
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Llegado que hubo, ya al anochecer, los tomó de sus dos manos, y los guardó en su casa, y despachó los hombres, los cuales se marcharon.
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IV Rey 9:35
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Y habiendo ido para darle sepultura, no hallaron sino la calavera y los pies, y las extremidades de las manos.
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IV Rey 10:24
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Entraron, pues, para ofrecer las víctimas y holocaustos. Mas Jehú tenía dispuestos afuera ochenta hombres, a quienes había dicho: Cualquiera que dejare escapar alguno de estos hombres que yo entrego en vuestras manos, pagará con su vida la vida del que escapare.
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