II Par 32:22
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De esta suerte salvó el Señor a Ezequías y a los habitantes de Jerusalén , de las manos de Sennaquerib, rey de los asirios, y de las manos de los demás enemigos, y les dio paz por todas partes.
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II Par 35:15
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Entretanto los cantores, hijos de Asaf, estaban en su coro, conforme a lo dispuesto por David, y por Asaf, y Hemán, e Iditún, profetas del rey; y los porteros estaban de guardia en cada una de las puertas sin apartarse ni por un instante de su ministerio; por eso sus hermanos los levitas les aparejaron también la comida.
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II Par 36:15
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Entretanto el Señor Dios de sus padres, les hacía hablar por medio de sus enviados los profetas, amonestándolos sin cesar de día y de noche; pues quería perdonar a su pueblo y a la mansión suya.
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I Esd 1:6
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Y todos aquellos que vivían en la comarca les ayudaron, poniendo en sus manos vasos de plata y oro, hacienda, ganados y alhajas, además de otras ofrendas voluntarias que habían hecho.
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I Esd 2:63
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Y les dijo Atersata que no comiesen de las ofrendas santificadas, hasta tanto que se presentase un sumo sacerdote docto y perfecto.
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I Esd 3:3
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Colocaron, pues, el altar de Dios sobre sus basas, a pesar del temor en que les ponían los pueblos idólatras de las religiones circunvecinas, y sobre este altar ofrecieron al Señor el holocausto de la mañana y el de la tarde.
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I Esd 4:3
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Mas Zorobabel y Josué con los demás príncipes de las familias de Israel les respondieron: No podemos unirnos con vosotros para edificar la casa de nuestro Dios, sino que nosotros solos la edificaremos al Señor Dios nuestro, como nos lo tiene mandado Ciro, rey de los persas.
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I Esd 4:5
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Además sobornaron contra ellos consejeros del rey, que les fustraron su designio durante la vida de Ciro, rey de los persas, y hasta el reinado de Darío, rey de Persia.
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I Esd 5:3
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En aquel mismo tiempo vinieron a encontrarlos Tatanai, gobernador de la otra parte del río, y Starbuzanai, con sus consejeros, y les dijeron: ¿Quién os ha aconsejado que edificaseis este templo y restauraseis sus muros?
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I Esd 5:9
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Hemos, pues, preguntado a aquellos ancianos, y les hemos dicho: ¿Quién os ha dado facultad para edificar esta casa y restaurar estos muros?
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I Esd 6:8
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Sobre lo cual tengo también mandado cómo debe procederse para con aquellos ancianos de los judíos, a fin de que sea edificada la casa de Dios; y es que del erario del rey, esto, es, de los tributos que paga el territorio del otro lado del río, se les suministren con puntualidad los caudales a dichos varones, para que no se retarde la obra;
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I Esd 6:9
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y que si fuere necesario, se les den cada día becerros y corderos, y cabritos para los holocaustos al Dios del cielo, y trigo, vino, sal y aceite, según el rito de los sacerdotes que están en Jerusalén , de modo que no haya motivo de queja,
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I Esd 7:18
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Y si a ti y tus hermanos les pareciere bien hacer alguna otra cosa del remanente de la plata y del oro, ejecutadlo conforme a la voluntad de Dios.
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I Esd 8:25
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y les entregué por peso el oro y la plata, y los vasos consagrados a la casa de nuestro Dios, ofrecidos por el rey, y sus consejeros, y magnates, y por todos los israelitas que se habían hallado allí.
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I Esd 8:28
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Y les dije: Vosotros sois santos o consagrados al Señor, y santos son los vasos, y la plata y el oro ofrecido espontáneamente al Señor Dios de nuestros padres.
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I Esd 10:10
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Entonces Esdras, sacerdote, puesto en pie les dijo: Vosotros habéis prevaricado y tomado mujeres extranjeras, añadiendo este pecado a los delitos de Israel.
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II Esd 1:2
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Y llegó Hanani, uno de mis hermanos, con otros varones de Judá; y les pregunté por los judíos que habían quedado, y vivían después del cautiverio, y acerca de la ciudad de Jerusalén .
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II Esd 2:9
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Con eso llegué a los gobernadores del territorio de la otra parte del río, y les di las cartas del rey. Había el rey enviado conmigo oficiales de guerra y gente de a caballo.
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II Esd 2:18
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Al mismo tiempo les hice ver cómo estaba a favor mío la benéfica mano de mi Dios, y les referí las palabras que el rey me había dicho, y concluí: Ea, vamos y emprendamos la obra. Con esto ellos cobraron vigor para ponerla en ejecución.
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II Esd 2:18
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Al mismo tiempo les hice ver cómo estaba a favor mío la benéfica mano de mi Dios, y les referí las palabras que el rey me había dicho, y concluí: Ea, vamos y emprendamos la obra. Con esto ellos cobraron vigor para ponerla en ejecución.
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II Esd 2:20
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Pero yo les respondí y dije: El Dios del cielo es quien nos ayuda; nosotros somos sus siervos, e iremos adelante, y proseguiremos la obra; pues vosotros no tenéis parte, ni derecho, ni se os nombra para nada en Jerusalén .
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II Esd 5:5
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Ahora, bien, nuestra carne no es mas ni menos como la carne de estos ricos que son nuestros hermanos, y nuestros hijos valen tanto como los suyos, y, con todo, nosotros les vendemos por esclavos nustros hijos e hijas; y no tendremos con qué rescatar nuestras hijas de la esclavitud, y nuestros campos y viñas están en manos de otros.
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II Esd 5:8
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y les dije: Nosotros, como sabéis, hemos rescatado según nuestra posibilidad a nuestros hermanos, los judíos, vendidos a otras naciones; ¿y vosotros habéis de vender de nuevo a nuestros hermanos, para que nosotros los rescatemos otra vez? Callaron a esto, y no supieron qué responder.
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II Esd 5:9
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Y les dije: No es bien hecho lo que hacéis. ¿Cómo no vivís en el santo temor de nuestro Dios, para que no vengamos a ser el escarnio de las gentes enemigas nuestras?
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II Esd 5:12
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A lo que respondieron: Se lo volveremos, y nada les exigiremos; y lo haremos así, como tú dices. Llamé entonces a los sacerdotes, y les tomé juramento de lo que harían conforme lo que yo había dicho.
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II Esd 5:12
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A lo que respondieron: Se lo volveremos, y nada les exigiremos; y lo haremos así, como tú dices. Llamé entonces a los sacerdotes, y les tomé juramento de lo que harían conforme lo que yo había dicho.
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II Esd 6:4
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Por cuatro veces enviaron a decirme lo mismo, y siempre les respondí como la vez primera.
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II Esd 6:8
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Pero yo les contesté: No hay nada de eso que tú dices; sino que son cosas que tú te forjas de tu propia cabeza.
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II Esd 7:3
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y les dije: No se han de abrir las puertas de Jerusalén hasta que el sol caliente. Y estando aún ellos presentes, se cerraron y atrancaron las puertas, y puse de guardia ciudadanos de Jerusalén que se relevaban por su turno, cada cual enfrente de su casa.
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II Esd 7:65
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Y les dijo Atersata, esto es, Nehemías, que no comiesen de las carnes santificadas, hasta tanto que hubiese un sumo sacerdote docto y perfecto, que decidiese el punto.
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II Esd 8:10
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Y les dijo Nehemías: Id, y comed carnes gordas y buenas, y bebed del vino dulce y exquisito, y enviad porciones a aquellos que nada tienen dispuesto; pues éste es el día santo del Señor; y no estéis tristes porque el gozo del Señor es nuestra fortaleza.
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II Esd 8:13
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Al segundo día se juntaron los príncipes de las familias de todo el pueblo, los sacerdotes y levitas, delante de Esdras escriba, para que les interpretase las palabras de la ley.
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II Esd 9:13
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Tú asimismo descendiste al monte Sinaí , y hablaste con ellos desde el cielo; y les diste preceptos de justicia y la ley de la verdad, y ceremonias, y mandamientos buenos.
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II Esd 9:14
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Y les enseñaste a consagrar a ti el sábado; y les promulgaste tus instruccio-nes, y ceremonias, y la ley por ministerio de Moisés, tu siervo.
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II Esd 9:14
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Y les enseñaste a consagrar a ti el sábado; y les promulgaste tus instruccio-nes, y ceremonias, y la ley por ministerio de Moisés, tu siervo.
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II Esd 9:15
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También le diste pan del cielo, estando hambrientos; y cuando tuvieron sed hiciste brotar agua de una peña; y les dijiste que entrasen a poseer la tierra, que alzada tu mano o con juramento habías prometido darles.
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II Esd 9:19
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Tú, no obstante, por tu misericordia no los abandonaste en el desierto; no se apartó de ellos en el día la columna de nube que les mostraba el camino, ni de noche la columna de fuego para enseñarles la senda que habían de seguir.
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II Esd 9:20
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Les diste tu espíritu bueno que los instruye por medio de Moisés, y no quitaste tu maná de la boca, y cuando sedientos, les diste agua.
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II Esd 9:21
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Por cuarenta años los alimentaste en el desierto, y nada les falto; sus vestidos no se gastaron, ni se lastimaron sus pies.
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II Esd 9:27
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Por lo cual los entregaste en poder de sus enemigos que los oprimieron. Mas en su tribulación, clamaron a ti, y tú desde el cielo los escuchaste, y por tu mucha misericordia les diste salvadores, que los libertasen del poder de sus enemigos.
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II Esd 9:35
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Al contrario, mientras reinaban y gozaban de los muchos beneficios que les hacías, y de esta espaciosa y feraz tierra que habías entregado a su disposición, ni te sirvieron, ni se apartaron de sus pésimas inclinaciones.
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II Esd 13:15
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En aquellos días observé en Judá algunos que pisaban uva en los lagares el día sábado, y que en este día traían también haces de leña, y cargaban sobre asnos vino, uvas, higos y toda suerte de cosas, y lo entraban en Jerusalén . Y les mandé expresamente que vendiesen solamente en los días en que era lícito vender.
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II Esd 13:17
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Por lo que reprendí a los magnates de Judá, y les dije: ¿Cómo hacéis una maldad como ésta, profanando el día de sábado?
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II Esd 13:21
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Pero yo les amenacé, y dije: ¿Por qué os quedáis así delante de las murallas? Si otra vez lo hiciereis, enviaré gente a prenderos. Con esto desde entonces no volvieron más en sábado.
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Tob 1:15
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Con eso salía a visitar a todos los cautivos, y les daba consejos saludables.
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Tob 3:8
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porque había tenido siete maridos, y un demonio llamado Asmodeo les había quitado la vida al tiempo de querer acercarse a ella.
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Tob 6:6
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Hecho lo cual, asó parte de la carne del pez, de que llevaron para el camino; y salaron el resto para que les sirviese hasta llegar a Ragés, ciudad de los medos.
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Tob 6:15
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Temo que también me suceda a mí lo mismo; y que siendo yo hijo único de mis padres, precipite su vejez al sepulcro con la aflicción que les ocasionaré.
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Tob 7:3
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Dicho esto, les preguntó: ¿De dónde sois, oh jóvenes hermanos nuestros? Somos, le respondieron, de la tribu de Neftalí, de los cautivos de Nínive.
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Tob 11:9
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En esto el perro que les había seguido en el viaje, echó a correr delante; y como si viniese a traer una buena nueva, se alegraba y hacía fiestas meneando la cola.
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