AY de vosotros que no pensáis sino en cosas vanas, y maquináis allá en vuestros lechos perversos designios! Los ejecutan al llegar la luz de la mañana; porque ellos se han declarado contra Dios.
Y codiciaron las heredades, y las usurparon con violencia, e invadieron las casas; y calumniaron a éste para apoderarse de su casa; y a aquel otro para alzarse con su hacienda.
Por tanto, esto dice el Señor: He aquí que yo estoy pensando en enviar calamidades sobre esta familia, de las cuales no podréis vosotros libraros; y no andaréis ya erguidos, porque será tiempo en extremo calamitoso.
En aquel día se compondrá sobre vosotros una parábola o lamentación, y se os cantará con tono lastimero esta canción: Nosotros hemos sido enteramente asolados; ha cambiado de dueño la herencia de mi pueblo; ¿cómo se retirará de mí el castigo, puesto que vuelve al asirio, el cual se ha de repartir nuestros campos?
Por esto ya no tendrás tú, ¡oh Israel!, quien reparta con la medida de cuerda las porciones de tierra en la congregación del Señor.
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No gastéis, ¡oh profetas!, tantas palabras con este pueblo; porque no las recibirán éstos; ni les causarán confusión alguna.
Pues la casa de Jacob va diciendo: Qué, ¿por ventura se ha disminuido el espíritu misericordioso del Señor, o pueden ser tales sus designios? Pero ¿acaso no hablo yo, responde Dios, con benignidad a aquellos que andan por el recto camino?
Mas el pueblo mío, por el contrario, ha alzado bandera contra mí; vosotros, ¡oh israelitas!, después de la túnica habéis robado la capa, y a aquellos que pasaban o vivían quietamente les habéis hecho la guerra.
Arrojasteis de sus casas las mujeres de mi pueblo, que vivían en ellas con sosiego; y a sus niños les cerrasteis la boca para que jamás me alabasen.
Levantaos, y marchad, porque no habéis ya de tener aquí descanso; pues esta tierra de promisión se ha hecho inmunda, y por eso está contaminada de una corrupción horrorosa.
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¡Ojalá fuera yo un hombre que no tuviese el espíritu profético, sino que fuera falso lo que digo! Yo derramaré sobre ti, dice el Señor, el vino y la embriaguez del cáliz de mi indignación; y este vino sobre este pueblo se derramará.
Pero al fin, yo te reuniré todo junto, ¡oh Jacob !, yo recogeré en uno los restos de Israel, los pondré todos juntos como rebaño en un aprisco, como las ovejas en la majada; grande será el ruido que hagan sus gentes.
E irá delante de ellas aquel buen Pastor que les abrirá el camino; forzarán la puerta, pasarán por ella, y entrarán dentro; y su rey irá delante de ellas; y estará a su frente el Señor.
Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Ilustración
Atlas