E habló después el Señor, diciéndome:
No tomarás mujer, y no tendrás hijos ni hijas en este lugar, o país de Judea.
Porque esto dice el Señor acerca de los hijos e hijas que nacerán en este lugar, y acerca de las madres que los tendrán, y acerca de los padres que los engendrarán en este país:
Morirán de varias enfermedades, y no serán llorados ni enterrados, yacerán como estiércol sobre la superficie de la tierra, y serán consumidos con la espada y el hambre, y sus cadáveres serán pasto de las aves del cielo y de las bestias de la tierra.
Porque esto dice el Señor: No entrarás tú en la casa del convite mortuorio, y no vayas a dar el pésame, ni a consolar; porque yo, dice el Señor, he desterrado de este pueblo mi paz, mi misericordia y mis piedades.
Y morirán los grandes y los pequeños en este país, y no serán enterrados ni habrá quien en señal de luto se haga cortaduras en su cuerpo, ni se corte a raíz el cabello.
Ni entre ellos habrá nadie que parta el pan, para consolar al que está llorando por su difunto; ni a los que lloran la pérdida de su padre y de su madre les darán alguna bebida para su consuelo.
Tampoco entrarás en casa en que hay banquete, para sentarte con ellos a comer y beber;
porque esto dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Sábete que yo a vuestros ojos, y en vuestros días, desterraré de este lugar la voz del gozo y la voz de la alegría, la voz del esposo y la voz o cantares de la esposa.
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Y cuando hayas anunciado a ese pueblo todas estas cosas, y ellos te digan: ¿Por qué ha pronunciado el Señor contra nosotros todos estos grandes males o calamidades? ¿Cuál es nuestra maldad? ¿Y qué pecado es el que nosotros hemos cometido contra el Señor Dios nuestro?
Tú les responderás: Porque vuestros padres me abandonaron, dice el Señor, y se fueron en pos de los dioses extraños, y les sirvieron y los adoraron, y me abandonaron a mí, y no guardaron mi ley.
Y todavía vosotros lo habéis hecho peor que vuestros padres; pues está visto que cada uno sigue la corrupción de su corazón depravado, por no obedecerme a mí.
Y así yo os arrojaré de esta tierra a otra desconocida de vosotros y de vuestros padres; donde día y noche serviréis a dioses ajenos, que nunca os dejarán en reposo.
He aquí que vendrá tiempo, dice el Señor, en que no se dirá más: Vive el Señor, que sacó a los hijos de Israel de la tierra de Egipto;
sino: Vive el Señor, que sacó a los hijos de Israel de la tierra del septentrión y de todos los países por donde los había esparcido. Y yo los volveré a traer a esta su tierra, que di a sus padres.
He aquí que yo enviaré a muchos pescadores, dice el Señor, los cuales los pescarán; y enviaré después muchos cazadores que los cazarán por todos los montes, y por todos los collados, y por las cuevas de los peñascos.
Porque mis ojos están observando todos sus pasos; no se oculta ninguno a mis miradas; como no hubo maldad suya oculta a mi vista.
Pero primero les pagaré al doble lo que merecen sus iniquidades y pecados; porque han contaminado mi tierra con las carnes mortecinas sacrificadas a sus ídolos, y llenado mi heredad de sus abominaciones.
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¡Oh Señor, fortaleza mía, y el sostén mío, y mi refugio en el tiempo de la tribulación!, a ti vendrán las gentes desde las extremidades de la tierra, y dirán: Verdaderamente que nuestros padres poseyeron la mentira y la vanidad, la cual para nada les aprovechó.
¿Acaso un hombre podrá hacerse sus dioses? No, ésos no son dioses.
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Por lo cual he aquí que yo de esta vez los he de convencer: Les mostraré mi poder y mi fortaleza, y conocerán que mi Nombre es el Señor.
Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Referencia
Ilustración
Atlas