RA Saúl cuando comenzó a reinar inocente como un niño de un año, y reinó así dos años sobre Israel.
Y escogió tres mil hombres de Israel; de los cuales dos mil estaban con Saúl frente a Macmas, y en el monte de Betel; y otros mil con Jonatás enfrente de Gabaa de Benjamín; y despidió todo el resto del pueblo, cada uno a su casa.
Y Jonatás pasó a cuchillo la guarnición de los filisteos, puesta en Gabaa; lo que supieron luego los filisteos. Y Saúl mandó a publicarlo a son de trompeta por todo el país, diciendo: Sepan esto los hebreos.
Y corrió por todo Israel la noticia de que Saúl había destrozado la guarnición de los filisteos; con lo que cobró Israel aliento contra ellos; y acudió con algazara a Saúl en Gálgala.
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También los filisteos se congregaron para pelear contra Israel, con treinta mil carros de guerra, seis mil caballos y gente de a pie, en tanto número como las arenas de las orillas del mar; y avanzando, acamparon en Macmas, al oriente de Betaven o Betel.
Viéndose los israelitas estrechados o en apuro (estando ya desalentado todo el pueblo), se ocultaron en cuevas y subterráneos, y entre peñascos, y en las grutas y cisternas.
Parte de los hebreos pasaron el Jordán, retirándose a la tierra de Gad y de Galaad. En suma, estando todavía Saúl en Gálgala, cayó todo el pueblo que le seguía en un terror grande.
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Estuvo Saúl esperando siete días según el plazo señalado por Samuel; mas Samuel no compareció en Gálgala; y poco a poco se le iba marchando toda la gente.
Dijo, pues, Saúl: Traedme el holocausto y las hostias pacíficas. Y él mismo ofreció el holocausto.
Acabado que hubo de ofrecer el holocausto, he aquí que llegaba Samuel; y Saúl le salió al encuentro para saludarle.
Y le dijo Samuel: ¿Qué has hecho? Respondió Saúl: Como vi que me iba abandonando la gente, y que tú no venías en el plazo señalado, y los filisteos por una parte se habían juntado en Macmas,
dije para mí: Ahora los filisteos bajarán contra mí en Gálgala, y yo aún no he aplacado al Señor. Forzado, pues, de la necesidad, he ofrecido el holocausto.
Dijo Samuel a Saúl: Has obrado neciamente, no cumpliendo los mandatos que te dio el Señor Dios tuyo. Que si no hubieras hecho eso, desde ahora el Señor hubiera asegurado para siempre tu reino sobre Israel.
Mas ya tu reino no durará por mucho tiempo. El Señor se ha buscado un varón, según su corazón, al cual ha llamado a ser caudillo de su pueblo, por cuanto tú no guardaste lo mandado por el Señor.
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Con esto se retiró Samuel, y subió de Gálgala a Gabaa de Benjamín. Lo restante de la gente avanzó siguiendo a Saúl contra unos enemigos que asaltaban en el cerro de Benjamín a los que iban de Gálgala a Gabaa. Saúl, hecha la revista de la gente que tenía, se halló con unos seiscientos hombres.
Estaban, pues, Saúl y Jonatás, su hijo, y su tropa en Gabaa de Benjamín; los filisteos habían puesto su campo en Macmas.
Y saliendo tres bandas de filisteos al pillaje, una tomó el camino de Efra hacia la tierra de Saúl;
otro marchó por el camino que va a Bet Horón, y la tercera se dirigió hacia el camino del collado que domina el valle del Seboim, enfrente del desierto.
En toda la tierra de Israel no se hallaba un herrero; porque los filisteos habían tomado esta precaución, para que los hebreos no forjasen espadas ni lanzas.
De manera que todo Israel tenía que acudir a los filisteos para aguzar la reja, el azadón, el hacha y el pico.
Por esto estaban embotados los filos de las rejas, y azadones, y horquilla, y hachas; y hasta para componer una aguijada había que recurrir a ellos.
Y así fue que venido el día de la batalla, no se halló entre toda la gente que tenían consigo Saúl y Jonatás quien tuviese en su mano espada o lanza, a excepción de Saúl y de su hijo Jonatás.
Y salió un cuerpo de los filisteos, y avanzó hasta más allá de Macmas.
Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Referencia
Ilustración
Atlas