OH, si soportaseis por un poco mi indiscreción! Mas, sí, soportadme, y sufridme,
ya que soy amante celoso de vosotros y celoso en nombre de Dios. Pues que os tengo desposados con este único esposo, que es Cristo , para presentaros a él como una pura y casta virgen.
Mas temo que así como la serpiente engañó a Eva con su astucia, así sean maleados vuestros espíritus, y degeneren de la sencillez propia del discípulo de Cristo .
En efecto, si el que va a predicaros, os anunciase otro Cristo que el que os hemos predicado; u os hiciese recibir otro espíritu más perfecto que el que habéis recibido; u otra buena nueva mejor que el que habéis abrazado, pudierais con razón sufrirlo, y seguirle;
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mas yo nada pienso haber hecho menos que los más grandes apóstoles.
Porque dado que yo sea tosco en el hablar, no lo soy ciertamente en la ciencia de Cristo ; en fin, vosotros nos tenéis bien conocidos en todo.
¿Acaso habré cometido una falta cuando, por ensalzaros a vosotros, me he humillado yo mismo, predicándoos gratuitamente la buena nueva de Dios?
He despojado, por decirlo así, a otras iglesias, recibiendo de ellas las asistencias de que necesitaba para serviros a vosotros.
Y estando yo en vuestra patria, y necesitado, a nadie no obstante fui gravoso, proveyéndome de lo que me faltaba los hermanos venidos de Macedonia; y en todas ocasiones me guardé de serviros de carga, y me guardaré en adelante.
Os aseguro por la verdad de Cristo que está en mí, que no tendrá mengua en mí esta gloria en las regiones de Acaya.
¿Y por qué? ¿Será porque no os amo? Dios lo sabe, y ve mi intenso amor.
Pero yo hago esto, y lo haré todavía, a fin de cortar enteramente una ocasión de gloriarse a aquellos que la buscan con hacer alarde de parecer en todo semejantes a nosotros, para encontrar en esto un motivo de gloriarse.
Pues los tales falsos apóstoles son operarios engañosos, e hipócritas, que se disfrazan de apóstoles de Cristo .
Y no es de extrañar, pues el mismo Satanás se transforma en ángel de luz.
Así no es mucho que sus ministros se transfiguren en ministros de justicia o de santidad; mas su paradero será conforme a sus obras.
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Vuelvo a repetir, (no me tenga ninguno por imprudente, o al menos sufridme como si lo fuese, y permitidme que me alabe todavía algún tanto)
lo que voy a decir para tomar de ello motivo de gloriarme, creed, si queréis, que yo no lo digo según Dios, sino que es una especie de imprudencia o jactancia mía;
mas ya que muchos se glorían según la carne, dejad, que yo también me gloriaré,
puesto que siendo como sois prudentes, aguantáis sin pena a los imprudentes.
Porque vosotros aguantáis a quien os reduce a esclavitud, a quien os devora, a quien toma vuestros bienes estafándoos, a quien os trata con altanería, a quien os hiere en el rostro, o llena de injurias.
Digo esto con confusión mía, pues en este punto pasamos por sobrado débiles, o moderados. Pero en cualquiera otra cosa de que alguno presumiere y se vanagloriare (os parecerá que hablo sin cordura) no menos presumo yo:
¿Son hebreos?, yo también lo soy. ¿Son israelitas?, también yo. ¿Son del linaje de Abrahán?, también lo soy yo:
¿Son ministros de Cristo ? (aunque me expongo a pasar por imprudente), diré que yo lo soy más que ellos, pues me he visto en muchísimos más trabajos, más en las cárceles, en azotes sin medida, en riesgos de muerte frecuentemente;
cinco veces recibí de los judíos cuarenta azotes menos uno;
tres veces fui azotado con varas; una vez apedreado; tres veces naufragué; estuve una noche y un día como hundido en alta mar, a punto de sumergirme.
Me he hallado en penosos viajes muchas veces, en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en poblado, peligros en despoblado, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos;
en toda suerte de trabajos y miserias, en muchas vigilias y desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y desnudez.
Fuera de estas cosas o males exteriores, cargan sobre mí las ocurrencias de cada día, por la solicitud y cuidado de todas las iglesias.
¿Quién enferma, que no enferme yo con él?; ¿quién es escandalizado, o cae en pecado, que yo no me requeme?
Si es preciso gloriarse de alguna cosa, me gloriaré de aquellas que son propias de mi flaqueza.
Dios que es el Padre de nuestro Señor Jesucristo, y que es para siempre bendito, sabe que no miento ni exagero.
Y aún no he dicho que estando en Damasco, el gobernador de la provincia por el rey Aretas, tenía puestas guardias a la ciudad para prenderme;
mas por una ventana fui descolgado del muro abajo en un serón, y así escapé de sus manos.
Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Referencia
Ilustración
Atlas