Concordancia

Sagrada Biblia (Torres Amat)

hijo

Salm 85:16 vuelve hacia mí tu rostro, y tenme lástima; da tu imperio a tu siervo, y pon a salvo al hijo de tu esclava.
Salm 88:23 Nada podrá adelantar contra él el enemigo, no podrá ofenderle más el hijo de la iniquidad.
Salm 115:16 Oh Señor, siervo tuyo soy, siervo tuyo e hijo de esclava tuya. Tú rompiste mis cadenas;
Salm 142:1 Salmo de David cuando le perseguia su hijo Absalon. ¡Oh Señor!, escucha benigno mi oración; presta oídos a mi súplica, según la verdad de tus promesas; óyeme por tu misericordia.
Salm 143:3 ¡Oh Señor! ¿Qué es el hombre para que te des a conocer a él?; ¿o el hijo del hombre, que así lo aprecias?
Prov 1:1 Parábolas de Salomón , hijo de David, rey de Israel,
Prov 1:8 Tú, ¡oh hijo mío!, escucha las correcciones de tu padre, y no deseches las advertencias de tu madre.
Prov 1:15 no sigas, oh hijo mío, sus pasos; guárdate de andar por sus sendas;
Prov 2:20 Anda tú, pues, hijo mío, por el buen camino, y no salgas del carril de los justos.
Prov 3:11 No rehuses, hijo mío, la corrección del Señor, ni desmayes cuando él te castigue.
Prov 4:3 Porque también yo fui un hijo querido de mi padre, y amado tiernamente, como único de mi madre,
Prov 4:10 ¡Oh hijo mío!, escucha y recibe mis documentos, para que logres muchos años de vida.
Prov 4:20 Escucha, hijo mío, mis razonamientos, y atiende mis palabras.
Prov 5:1 Atiende, hijo mío, a lo que te enseña mi sabiduría, e inclina tus oídos a los documentos de mi prudencia;
Prov 5:7 Ahora, pues, hijo mío, escúchame y no te apartes de los documentos que te doy.
Prov 5:20 ¿Por qué te dejas, hijo mío, embaucar de mujer ajena, y reposas en el regazo de la extraña?
Prov 6:3 Haz, pues, hijo mío, lo que te digo, y líbrate a ti mismo, ya que has caído en manos de tu prójimo: corre de una a otra parte, apresúrate, despierta a tu amigo,
Prov 6:20 Observa, hijo mío, los preceptos de tu padre, y no abandones la ley o los documentos de tu madre.
Prov 7:2 Observa, oh hijo mío, mis mandamientos, y vivirás; y guarda mi ley como las niñas de tus ojos.
Prov 7:24 Ahora, pues, hijo mío, escúchame, y atiende bien a lo que te digo:
Prov 10:1 El hijo sabio es la alegría del padre; así como el necio es la aflicción de su madre.
Prov 13:1 El hijo sabio atiende a la doctrina del padre; el perverso no hace caso de sus reprensiones.
Prov 13:24 Quien escasea el castigo, quiere mal a su hijo; mas quien lo ama, lo corrige continuamente.
Prov 14:15 El hombre sencillo e inexperto cree cuanto le dicen; pero el hombre cauto mira donde asienta su pie. Al hijo doloso nada le saldrá bien; pero el siervo prudente será afortunado en todo, y caminará felizmente.
Prov 15:20 Es la alegría de su padre el hijo sabio; el necio vilipendia o afrenta a su propia madre.
Prov 17:21 Nacido parece el necio para ignominia suya; ni aún el mismo padre hallará gozo en el hijo insensato.
Prov 17:25 El hijo insensato es la indignación del padre, y la amargura de la madre que lo engendró.
Prov 19:13 Dolor es del padre un hijo insensato; y la mujer rencillosa es como un tejado con continuas goteras.
Prov 19:18 Corrige a tu hijo, no pierdas las esperanzas; pero no llegue tu severidad hasta ocasionarle la muerte.
Prov 19:27 No te canses, hijo mío, de escuchar las advertencias, ni quieras ignorar las máximas juiciosas.
Prov 23:19 Escucha, ¡oh hijo mío!, y serás sabio, y enderezarás tu corazón por el camino recto.
Prov 23:24 Salta de júbilo el padre del justo; quien engendró un hijo sabio, hallará en él su consuelo.
Prov 23:26 Dame, ¡oh hijo mío!, tu corazón, y fija tus ojos en mis santos caminos;
Prov 24:13 Come, hijo mío, la miel, que es cosa buena; gusta el panal, pues será dulcísimo a tu paladar.
Prov 24:21 Teme, hijo mío, al Señor y al rey; y no te acompañes con los insolentes o revoltosos;
Prov 27:11 Aplícate, hijo mío, a la sabiduría, y alegra mi corazón; para que puedas responder con acierto al que te vituperare.
Prov 28:7 El que guarda la ley, hijo sabio es; pero el que mantiene a glotones avergüenza a su padre.
Prov 29:17 Instruye o cría bien a tu hijo y será tu consuelo y las delicias de tu alma.
Prov 29:27 Los justos abominan a los impíos, y los impíos abominan a los que siguen el buen camino. El hijo que observa esta doctrina seguro está de no perderse.
Prov 30:1 Palabras o sentencias de aquel que congrega, hijo del afluente en sabiduría. Revelación que expuso un varón con quien está Dios, y el cual habiendo sido confortado por Dios que mora en él, habló de esta manera:
Prov 30:4 ¿Quién ha subido al cielo y ha bajado de allá, para poder hablar sabiamente? ¿Quién sujetó el viento con sus manos? ¿Quién envolvió en densas nubes las aguas como en un envoltorio? ¿Quién ha dado esta habilidad a todas las partes de la tierra? ¿Cuál es el nombre de quien lo hizo?, ¿y qué nombre tiene su hijo? Dilo tú, si es que lo sabes.
Prov 31:2 ¡Qué te diré yo, oh amado mío!; ¡qué te encomendaré, oh hijo de mis entrañas!; ¡qué, oh dulce objeto de todos mis deseos!
Ecle 1:1 Palabras de Salomón , llamado el Eclesiastés, hijo de David, rey de Jerusalén .
Ecle 4:8 Un hombre solo que no tiene heredero, ni hijo ni hermano; y sin embargo no cesa de afanarse, ni se hartan de bienes sus ojos; ni le ocurre el preguntarse a sí mismo: ¿Yo para quién trabajo? ¿Y por qué me privo del uso de estos bienes? Vanidad es ésta también y aflicción grandísima del ánimo.
Ecle 5:13 pues las ve desaparecer con terrible aflicción suya. El hijo que él engendró se verá reducido a la mayor miseria;
Ecle 12:12 Tú, hijo mío, no tienes que buscar cosa mejor que las dichas verdades. Los libros se van multiplicando sin término y la continua meditación del ánimo es tormento del cuerpo.
Sab 2:13 Protesta tener la ciencia de Dios, y se llama a sí mismo hijo de Dios.
Sab 2:18 Que si es verdaderamente hijo de Dios, Dios lo tomará a su cargo, y lo librará de las manos de sus adversarios.
Sab 9:5 ya que yo soy siervo tuyo e hijo de tu esclava, hombre flaco, y de corta edad, y poco idóneo aun para entender el derecho y las leyes.
Sab 10:5 Ella igualmente cuando las gentes conspirando a una para obrar mal, distinguió al justo Abrahán, y lo conservó irreprensible delante de Dios, y lo mantuvo firme en obedecer su mandato a pesar de su natural compasión al hijo.