ALELUYA. Alabad al Señor porque es tan bueno, porque es eterna su misericordia.

2 ¿Quién podrá contar las obras del poder del Señor, y pregonar todas sus alabanzas?

3 Bienaventurados los que observan la ley, y practican en todo tiempo la virtud. 4 Acuérdate, ¡oh Señor!, de nosotros, según tu benevolencia para con tu pueblo; visítanos por medio de tu salvador , 5 a fin de que gocemos los bienes de tus escogidos, y participemos de la alegría de tu pueblo, y te gloríes en aquellos a quienes miras como herencia tuya.

6 Hemos pecado como nuestros padres, nos hemos portado injustamente, hemos cometido mil maldades.

7 Nuestros padres en Egipto no consideraron tus maravillas; no conservaron la memoria de tu misericordia. Te irritaron cuando iban a entrar en el mar, en el mar Rojo. 8 Mas el Señor los salvó por honor de su Nombre, para demostrar su poder. 9 Dio una voz contra el mar Rojo, y éste quedó seco al momento: y los condujo por medio de aquellos abismos como por un desierto.

10 Y los sacó salvos de las manos de aquellos que los aborrecían, y los rescató de la mano de sus enemigos. 11 Sepultó en el agua a sus opresores, no quedó de ellos ni siquiera uno.

12 Entonces dieron crédito a las palabras del Señor, y cantaron con aplauso sus alabanzas. 13 Mas bien pronto echaron en olvido sus obras, y no esperaron su consejo o amorosa providencia. 14 Y en el desierto desearon con ansia los manjares de Egipto; y tentaron a Dios en el secadal.

15 Les otorgó lo que pidieron, y los hartó hasta el alma.

16 Estando después en los campamentos se atrevieron contra Moisés, y contra Aarón, el consagrado al Señor. 17 Se abrió la tierra y se tragó a Datán, y sepultó la facción de Abirón.

18 Se encendió fuego en su reunión, y las llamas devoraron a los pecadores. 19 Hicieron un becerro en Horeb, y adoraron aquella estatua fundida.

20 Y trocaron su Dios, que era su gloria, por una figura de becerro que come heno.

21 Se olvidaron de Dios que los había salvado, que había obrado tan grandes cosas en Egipto, 22 tantas maravillas en la tierra de Cam, cosas tan terribles en el mar Rojo. 23 Trató, pues, de acabar con ellos; pero se interpuso Moisés, siervo suyo, al momento del estrago, a fin de aplacar su ira para que no los exterminase.

24 Ellos ningún caso hicieron de aquella tierra deliciosa. No dieron crédito a sus palabras, 25 murmuraron en sus tiendas, no quisieron escuchar la voz del Señor. 26 Y levantó el Señor su mano contra ellos, para dejarlos tendidos en el desierto,

27 y envilecer su linaje entre las gentes, y esparcirlos por varias regiones. 28 Y se consagraron a Beelfegor, y comieron de los sacrificios de los muertos. 29 Y provocaron su ira con sus invenciones idolátricas, y estalló contra ellos grandísimo estrago. 30 Pero se levantó Finees, y le aplacó, y cesó la mortandad.

31 Lo cual le fue reputado como justicia, de generación en generación eternamente. 32 Asimismo irritaron al Señor en las aguas de Contradicción; y padeció Moisés por culpa de ellos.

33 Porque habían perturbado su espíritu, como lo manifestó claramente con sus labios.

34 Tampoco exterminaron las naciones que les había mandado el Señor. 35 Antes se mezclaron con los gentiles, y aprendieron sus obras; 36 y dieron culto a sus ídolos; y fue para ellos un tropiezo. 37 E inmolaron sus hijos e hijas a los demonios. 38 Derramaron la sangre inocente, la sangre de sus hijos y de sus hijas, que sacrificaron a los ídolos de Canaán. Quedó la tierra profanada con tanta sangre, 39 y contaminada con sus obras; y se prostituyeron a los ídolos hechuras suyas. 40 Por lo que se encendió la saña del Señor contra su pueblo, y abominó su heredad. 41 Y los entregó en poder de las naciones, y cayeron bajo el dominio de aquellos que los aborrecían. 42 Fueron tratados duramente por sus enemigos, bajo cuya mano fueron humillados. 43 Muchas veces los libró Dios. Ellos lo exasperaban con sus designios; y fueron abatidos por causa de sus iniquidades. 44 Los miró el Señor cuando estaban atribulados, y oyó su oración. 45 Se acordó de su alianza, y le pesó, y los trató según su gran misericordia.

46 E hizo que fuesen objeto de compasión para con todos los que los tenían cautivos.

47 Sálvanos, ¡oh Señor Dios nuestro!, y recógenos de entre las naciones, para que confesemos tu santo Nombre, y nos gloriemos en cantar tus alabanzas. 48 Bendito sea el Señor Dios de Israel por los siglos de los siglos. Y responderá todo el pueblo: ¡Así sea! ¡Así sea!
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