dijo el Señor a Aarón: Tú y tus hijos y la casa de tu padre contigo, seréis responsables de la iniquidad que se cometa en el santuario; y tú y tus hijos ejerceréis vuestro ministerio en el Tabernáculo del Testimonio.
Además de esto, has de unir contigo a tus hermanos de la tribu de Leví y a la familia de tu padre, para que te asistan y sirvan; mas tú y tus hijos ejerceréis vuestro ministerio en el Tabernáculo del Testimonio.
Los levitas, pues, estarán atentos a tus órdenes y a todo cuanto haya que hacer con respecto al santuario; con tal que no se arrimen a los vasos del santuario y al altar, a fin de que ni mueran ellos, ni vosotros perezcáis con ellos.
Estén, sí, contigo, y velen en la guardia del Tabernáculo y en todas las cosas de su servicio. No se mezclará con vosotros persona ninguna de otra estirpe.
Velad en la custodia del santuario y en el ministerio del altar; para que no se encienda mi enojo contra los hijos de Israel.
Yo os he dado vuestros hermanos los levitas, entresacados de los hijos de Israel, y os los he entregado a vosotros como un don hecho al Señor, para que sirvan en el ministerio del Tabernáculo.
Ahora bien, tú y tus hijos conservad vuestro sacerdocio; y todas las cosas que pertenecen al servicio del altar y están del velo adentro, han de ser administradas por los sacerdotes. Si algún extraño se introdujere, será muerto.
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Dijo el Señor asimismo a Aarón: Mira que te tengo dada la custodia de mis primicias. Todas las cosas que son ofrecidas por los hijos de Israel, las he traspasado a ti y a tus hijos por razón del ministerio sacerdotal, en decreto perpetuo.
Estas, pues, son las cosas que recibirás de las quye son consagradas y ofrecidas al Señor: Toda ofrenda y sacfrificio y todo cuanto se me ofrece por pecado y por delito, como que es cosa destinada al santuario, será tuyo y de tus hijos.
En lugar santo lo comerás: solamente los varones comerán de ello, porque es cosa reservada para ti.
En cuanto a las primicias que ofrecieren los hijos de Israel, te las tengo dadas a ti y a tus hijos e hijas por derecho perpetuo; el que se halla limpio en tu casa comerá de ellas.
El aceite, vino y trigo más exquisitos, todo lo que se ofrece en primicias al Señor, a ti te lo he dado.
Todos los primeros frutos que cría la tierra y se presentan al Señor, serán para tu uso; el que se halla limpio en tu casa, los comerá.
Todo lo que dieren por voto los hijos de Israel será tuyo.
Todos los primogénitos de cualquier especie que se ofrecen al Señor, sean de hombres o sean de animales, pertenecerán a ti; con esta sola diferencia, que por el primogénito de hombre recibirás el rescate, y harás que sea redimido todo animal inmundo.
El rescate del niño se hará después de cumplido un mes, en cinco siclos de plata, según el peso del santuario. El siclo tiene veinte óbolos.
Mas no harás redimir los primerizos de vaca ni de oveja ni de cabra, porque son cosas consagradas al Señor. Solamente derramarás su sangre sobre el altar, y quemarás las grasas en olor suavísimo al Señor.
Las carnes quedarán para uso tuyo, y serán tuyas, así como lo son el pecho consagrado y la espaldilla derecha.
Todas las primicias del santuario, que ofrecen los hijos de Israel al Señor, te las he dado a ti, yu a tus hijos e hijas, por derecho perpetuo. Pacto es éste de sal o inalterable y eterno delante del Señor para ti y para tus hijos.
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Por lo que dijo el Señor Aarón: Vosotros no tendréis posesión ninguna en la tierra de vuestros hermanos, ni entraréis a la parte con ellos: Yo soy tu porción y tu herencia en medio de los hijos de Israel.
Porque en orden a los hijos de Leví, les tengo ya dados todos los diezmos de Israel en lugar de posesiones, por el ministerio con que me sirven en el Tabernáculo de la alianza;
a fin de que los hijos de Israel no se acerquen más al Tabernáculo, y no cometan una falta que les acarree la muerte;
sino que solos los hijos de Leví me han de servir en el Tabernáculo, y llevar los pecados del pueblo. Ley sempiterna será ésta para vosotros y vuestros descendientes. Los levitas ninguna otra cosa poseerán.
contentándose con la ofrenda de los diezmos que tengo separados para sus usos y necesidades.
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Sobre lo cual habló el Señor a Moisés, diciendo:
Da esta orden, y comunica lo siguiente a los levitas: Después de recibidos de los hijos de Israel los diezmos que os he dado, habéis de ofrecer de ellos las primicias al Señor, esto es, la décima parte del diezmo,
a fin de que se os cuente como ofrenda de las primicias, tanto de las eras como de los lagares;
y de todas cuantas cosas recibís, habéis de ofrecer primicias al Señor, y dárselas al sacerdote Aarón.
Todo lo que ofreciereis de los diezmos, y separareis para dones del Señor, ha de ser lo mejor y más escogido.
Y les dirás: Si ofreciereis todo lo más estimable y lo mejor de los diezmos, se os recibirá en cuenta, como si dieseis las primicias de las eras y de los lagares;
y comeréis de estos diezmos tanto vosotros como vuestras familias en todos los lugares en que habitareis, por ser una recompensa del servicio que hacéis en el Tabernáculo del Testimonio.
Mas no pequéis en esto, reservando para vosotros lo más exquisito y selecto, para que no amancilléis las ofrendas de los hijos de Israel, y no seáis castigados de muerte.
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