ALIÓ un día Dina, hija de Lía, a ver las mujeres de aquel país.
A la cual como viese Siquem, hijo de Hemor heveo, príncipe de aquella tierra, enase moró de ella, y la robó, y desfloró violentamente a la virgen.
Quedó su corazón ciego y extremadamente apasionado por esta joven, y viéndola triste procuró ganarla con caricias.
Y acudiendo a Hemor su padre: Cásame, dijo, con esta jovencita.
Jacob tuvo noticia de esta violencia, mientras sus hijos estaban ausentes y ocupados en apacentar los ganados, y no dijo nada hasta que volvieron.
Mas al ir Hemor, padre de Siquem, a hablar a Jacob ,
he aquí que sus hijos venían del campo; y oído lo que había pasado, se irritaron sobremanera por la acción tan fea, y el enorme desafuero cometido contra la casa de Israel, violando a una hija de Jacob .
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Pero Hemor les habló en estos términos: Siquem, mi hijo, está extremadamente enamorado de vuestra hija; dádsela, pues, por esposa,
y enlacémonos recíprocamente con matrimonios: dadnos vuestras hijas, y recibid las nuestras,
y habitad de asiento con nosotros: la tierra está a vuestra disposición, cultivadla, comerciad, y entrad en posesión de ella.
Sobre todo, el mismo Siquem dijo al padre y hermanos de Dina: Consiga yo esta gracia de vosotros, y daros he cuanto dispusiereis.
Aumentad la dote, y pedid donativos, que yo daré de buena gana lo que pidiereis: sólo con que me deis a esta jovencita por esposa.
Respondieron los hijos de Jacob a Siquem y a su padre con dolo, encolerizados por el estupro de la hermana:
No podemos hacer lo que pretendéis, ni dar nuestra hermana a un hombre incircunci-so, por ser cosa ilícita y abominable entre noso-tros.
Mas con esta condición podremos trabar parentesco, si quisiereis haceros semejantes a nosotros, circuncidando entre vosotros a todos los varones.
Entonces daremos y recibiremos recíprocamente vuestras hijas y las nuestras; y habitaremos en vuestra compañía, y vendremos a ser un solo pueblo.
Pero si no queréis circuncidaros, tomaremos a nuestra hija, y nos retiraremos.
Pareció bien a Hemor, y a su hijo Siquem esta oferta,
y no tardó el joven un momento en ejecutar lo que se le pedía, porque amaba en gran manera a la muchacha. Y era Siquem el más distinguido o principal de toda la familia de su padre.
Habiendo ido pues, Hemor y Siquem a la puerta o asamblea pública de la ciudad, dijeron al pueblo:
Estos hombres son una gente muy buena, y quieren habitar con nosotros. Comercien, pues, en la tierra, y cultívenla, ya que siendo tan espaciosa y extendida, necesita de brazos que la trabajen; tomaremos sus hijas por mujeres, y les daremos las nuestras.
Un solo obstáculo hay que vencer para el logro de un bien tan grande; y es el circuncidar a nuestros varones, imitando el rito de esta gente.
Entonces su hacienda, y sus ganados, y todos los bienes que poseen serán nuestros; con que nosotros condescendamos únicamente en esto, viviremos juntos, y formaremos un solo pueblo.
Asintieron todos esta propuesta, y circuncidaron a todos los varones.
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Y he aquí que al tercer día, cuando el dolor de las heridas es más acerbo, dos hijos de Jacob , Simeón y Leví, hermanos de Dina, con espada en mano, entraron audazmente y a su salvo en la ciudad, y pasaron a cuchillo a todos los varones,
mataron igualmente a Hemor y a Siquem, y se llevaron a Dina, su hermana, de la casa de Siquem.
Después que éstos hubieron salido, los otros hijos de Jacob se arrojaron sobre los muertos y saquearon la ciudad en venganza del estupro.
Robaron las ovejas, y las vacadas, y asnos de los habitantes, y todo lo que había en casas y campos.
Se llevaron también cautivos a niños y mujeres.
Ejecutadas osadamente todas estas cosas, dijo Jacob a Simeón y a Leví: Me habéis puesto en un conflicto, y hecho odioso a los cananeos y ferezeos, moradores de esta tierra. Nosotros somos pocos: ellos, reunidos, cargarán sobre mí, y seré exterminado con toda mi familia.
Respondieron los hijos: Pues qué, ¿debieron ellos abusar de nuestra hermana como de una prostituta?
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