Concordancia

Sagrada Biblia (Torres Amat)

palabra

II Ped 3:7 Así los cielos que ahora existen, y la tierra, se guardan por la misma palabra, para ser abrasados por el fuego en el día del juicio y del exterminio de los hombres malvados e impíos.
I Jn 1:10 Si dijéremos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.
I Jn 2:7 Carísimos, no voy a escribiros un mandamiento nuevo, sino un mandamiento antiguo, el cual recibisteis desde el principio ; el mandamiento antiguo es la palabra divina que oísteis;
I Jn 2:14 Os escribo a vosotros, niños, porque habéis conocido al Padre. A vosotros, hijos míos, os escribo, porque sois valerosos, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y vencisteis al maligno espíritu.
I Jn 3:18 Hijitos míos, no amemos solamente de palabra y con la lengua, sino con obras y de veras o sinceramente.
Apoc 1:2 el cual ha dado testimonio de ser palabra de Dios, y testificación de Jesucristo, todo cuanto ha visto.
Apoc 1:9 Yo Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación, y en el reino de los cielos, y en la tolerancia por Cristo Jesús , estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios y del testimonio que daba de Jesús .
Apoc 3:8 Yo conozco tus obras. He aquí que puse delante de tus ojos abierta una puerta que nadie podrá cerrar; porque aunque tú tienes poca fuerza, o virtud, con todo, has guardado mi palabra o mis mandamientos, y no negaste mi Nombre.
Apoc 6:9 Y cuando hubo abierto el quinto sello, vi debajo o al pie del altar las almas de los que fueron muertos por la palabra de Dios y por ratificar su testimonio.
Apoc 12:11 Y ellos le vencieron por los méritos de la sangre del Cordero, y en virtud de la palabra de la fe que han confesado, y por la cual desamaron sus vidas hasta perderlas por obedecer a Dios.
Apoc 20:4 Luego vi unos tronos, y varios personajes que se sentaron en ellos, y se les dio la potestad de juzgar; y vi las almas de los que habían sido degollados por la confesión de Jesús y por la palabra de Dios, y los que no adoraron la bestia, ni a su imagen, ni recibieron su marca en las frentes, ni en las manos, que vivieron y reinaron con Cristo mil años.