II Rey 21:16
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Jesbibenob, del linaje de Arafa, que llevaba una lanza, cuyo hierro pesaba trescientas onzas, y ceñía una espada flamante, intentó herir a David.
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II Rey 21:19
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Hubo después en Gob una tercera guerra contra los filisteos, en la cual Adeodato, hijo de Saltus, que tejía telas de colores en Betlehem, mató a Goliat de Get, que llevaba una lanza, cuyo astil era como un rodillo de telar.
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III Rey 16:7
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Mas como el profeta Jehú, hijo de Hanani, había pronunciado la sentencia del Señor contra Baasa y contra su casa, en castigo de todos los pecados que había hecho en presencia del Señor, irritándolo con las obras de sus manos, por cuyo motivo merecería ser tratado como la casa de Jeroboam, por esta razón le quitó él la vida, es a saber, al profeta Jehú, hijo de Hanani.
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III Rey 22:8
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Le respondió el rey de Israel: Uno ha quedado, por cuyo medio podemos consultar al Señor; mas yo lo aborrezco, porque nunca me profetiza cosa buena, sino mala: ése es Miqueas, hijo de Jemla. Replicó Josafat: Oh rey, no hables de esa manera.
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IV Rey 8:1
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Habló Eliseo a la mujer sunamita, cuyo hijo había resucitado, y le dijo: Márchate con tu familia, y vete fuera de tu país a habitar donde te parezca mejor; porque Dios ha llamado el hambre, y ella se apoderará de la tierra de Israel por siete años.
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IV Rey 8:5
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y mientras él estaba contando al rey cómo había resucitado a un muerto, compareció la mujer, a cuyo hijo había resucitado, reclamando ante el rey su casa y sus heredades. Y dijo Giezi: Esta es, oh rey mi señor, aquella mujer, y éste su hijo, a quien resucitó Eliseo.
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I Par 2:17
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Abigaíl fue madre de Amasa, cuyo padre fue Jeter, ismaelita.
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I Par 3:10
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Hijo de Salomón fue Roboam, cuyo hijo Abía engendró a Asa. De éste nació también Josafat,
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I Par 3:21
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Hijo de Hananías fue Faltías, padre de Jeseías, de quien fue hijo Rafaías; de este Rafaías fue hijo Arnán, de quien nació Obdía, cuyo hijo fue Sequenías.
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I Par 4:22
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Y Joakim, cuyo nombre significa aquel que hizo parar el Sol, y los habitantes de Cozeba, esto es, los hombres de la Mentira, y Joás y Saraf, esto es, el Desesperado y el Abrasador, que fueron príncipes en Moab y volvieron después a Lahem o Betlehem. Estas son memorias antiguas.
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I Par 5:12
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cuyo jefe era Joel, y Safán el segundo. Janai y Safat estaban mandando en Basán.
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I Par 7:26
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el cual engendró a Laadán, cuyo hijo fue Ammiud, que fue padre de Elizama,
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I Par 8:37
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Mosa engendró a Banaa, cuyo hijo fue Rafa, del cual nació Elasa, que engendró a Asel.
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I Par 9:43
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Mosa engendró a Banaa, cuyo hijo Rafaya engendró a Elasa, del cual nació Asel.
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I Par 18:8
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y también grandísima cantidad de bronce de Tebat y de Cun, ciudades de Adarecer, de cuyo metal hizo Salomón el mar o gran concha de bronce, y las columnas y demás utensilios de bronce.
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I Par 19:1
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Sucedió que murió Naas, rey de los amonitas, en cuyo lugar reinó su hijo.
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I Par 20:5
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Otra guerra hubo también contra los filisteos, en la cual Areodato, hijo de Salto, natural de Betlehem, mató a un hermano de Goliat de Get, que traía una lanza, cuyo astil era como un rodillo de tejedores.
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II Par 11:23
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pues era el más sabio y el más valeroso de todos sus hijos; a cuyo fin esparció a éstos por los términos de Judá y de Benjamín, en todas las ciudades fortificadas; donde les dio alimen-to en abundancia, y les procuró muchas muje-res.
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II Par 14:1
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Pasó, en fin, Abía a descansar con sus padres, y fue sepultado en la ciudad de David; sucediéndole en el reino su hijo Asá, en cuyo tiempo estuvo el país en paz por diez años.
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II Par 19:2
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a cuyo encuentro vino Jehú, profeta, hijo de Hanani, y le dijo: Tú das socorro a un impío, y te estrechas en amistad con gente que aborrece al Señor; por tanto merecías experimentar la ira del Señor.
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II Par 24:5
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a cuyo fin, convocando los sacerdotes y levitas, les dijo: Salid por las ciudades de Judá, y recoged de todo Israel el dinero para los reparos anuales del templo de vuestro Dios; y hacedlo pronto. Pero los levitas obraron con negligencia.
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II Par 26:8
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Los amonitas pagaban tributo a Ozías, cuyo nombre se hizo célebre a causa de sus continuas victorias, hasta la entrada de Egipto.
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II Par 29:34
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Pero los sacerdotes eran pocos, y no bastaban por sí solos para desollar las reses de los holocaustos; por cuyo motivo les ayudaron los levitas, sus hermanos, hasta que se acabó la función, y se hubieron purificado más sacerdotes; porque los levitas se purifican con menos ceremonias que los sacerdotes.
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II Par 34:25
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por cuanto me han abandonado a mí, y han ofrecido sacrificios a los dioses extranjeros, provocando mi ira con todas las obras de sus manos; por cuyo motivo lloverá mi furor sobre este lugar, y no cesará.
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II Par 35:14
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Y para sí y para los sacerdotes las hicieron cocer después; porque los sacerdotes estuvieron ocupados hasta la noche en la ofrenda de los holocaustos y de la grasa; por cuyo motivo los levitas no las prepararon para sí y para los sacerdotes hijos de Aarón, hasta después de todos.
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I Esd 1:5
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Con esto se pusieron en camino los príncipes de las familias de Judá y de Benjamín, y los sacerdotes y levitas, y todos aquellos cuyo corazón movió Dios para ir a reedificar el templo del Señor, que está Jerusalén .
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I Esd 3:13
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Y no se podían distinguir los gritos de alegría de los clamores de aquellos que lloraban; porque todo el pueblo gritaba confusamente a grandes voces, cuyo eco se oía de muy lejos.
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I Esd 7:15
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y a llevar la plata y el oro, que así el rey como sus consejeros han ofrecido espontáneamente al Dios de Israel, cuyo tabernáculo está en Jerusalén ,
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II Esd 5:18
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a cuyo fin se mataban cada día en mi casa un buey y seis carneros escogidos, sin contar las aves, y cada diez días se servían diferentes vinos, y distribuían otras muchas cosas; y añádase a esto que no cobré los estipendios de mi gobierno, por estar el pueblo reducido a la mayor miseria.
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II Esd 6:6
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Se ha divulgado entre las gentes, y Gosem lo dice públicamente, que tú y los judíos intentáis rebelaros, y que a este fin reedificas las murallas, y pretendes alzarte rey sobre ellos; por cuyo motivo
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II Esd 13:28
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Uno de los hijos de Joíada, hijo de Eliasib, sumo sacerdote, era yerno de Sanaballat horonita, por cuyo motivo lo aparté lejos de mí.
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Tob 2:21
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cuyo balido, como lo oyese su marido, dijo: Mirad que no sea acaso hurtado: restituidlo a sus dueños porque no nos es lícito comer, ni tocar cosa robada.
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Tob 9:5
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Ves asimismo cómo me ha hecho jurar Raguel, cuyo juramento no puedo yo menospreciar.
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Jud 3:15
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y ocupó sus ciudades, y se detuvo allí por espacio de treinta días, en cuyo intermedio mandó que se reuniese toda la fuerza de su ejército.
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Jud 4:8
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Los sacerdotes se vistieron de cilicio, y a los niños los postraron por tierra delante del templo del Señor, cuyo altar cubrieron también de cilicio.
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Jud 6:17
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diciendo: El Dios de nuestros padres, cuyo poder has publicado, ése mismo trocará tu suerte de tal manera que veas tú antes la ruina de los enemigos.
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Jud 9:3
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por cuyo motivo hiciste que sus mujeres fuesen robadas, y cautivadas sus hijas; y dividiste todos los despojos entre tus siervos que ardieron en celo de tu honor; socorre, te suplico, oh Señor Dios mío, a esta viuda.
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Jud 10:13
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Por cuyo motivo pensé, y dije para conmigo: Iré a presentarme al príncipe Holofernes, para descubrirle los secretos de los hebreos, y darle un medio para sorprenderlos sin perder ni un hombre siquiera del ejército.
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Est 1:13
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consultó a los sabios, que según el estilo de los reyes tenía siempre a su lado, y por cuyo consejo lo hacía todo, pues estaban instruidos de las leyes y costumbres de sus mayores.
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Est 1:18
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Con cuyo ejemplo todas las mujeres de los magnates persas y medos harán poco caso de los mandatos de sus maridos; y así la indignación del rey es muy justa.
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Est 2:15
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Pasado, pues, un cierto tiempo, se acercaba ya el día en que debía ser presentada al rey Ester, hija de Abihail, hermano de Mardoqueo, quien se la había prohijado. No pidió Ester adornos mujeriles, sino que el eunuco Egeo, a cuyo cuidado estaban las doncellas, le dio para adornarse lo que él quiso. Porque era de extremada hermosura e increíble belleza, y así parecía graciosa y amable a los ojos de todos.
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Est 16:16
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y que son hijos del Dios altísimo, máximo y siempre viviente, por cuyo beneficio fue dado el reino a nuestros padres y a nosotros y conservado hasta el día de hoy.
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Job 4:16
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Se me apareció uno cuyo semblante no pude conocer, un espectro delante de mis ojos, y percibí una voz delicada como de un airecillo suave, que me decía:
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Job 9:13
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El es el Dios verdadero, a cuyo enojo nadie puede resistir, y ante cuyo acatamiento se postran los ángeles que mueven los cielos y la tierra.
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Job 9:13
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El es el Dios verdadero, a cuyo enojo nadie puede resistir, y ante cuyo acatamiento se postran los ángeles que mueven los cielos y la tierra.
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Job 28:5
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Una tierra en cuyo suelo nacía el pan, está desolada por el fuego.
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Salm 17:1
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Para el fin. Salmo de David, siervo del Señor, a cuya gloria dirigió las palabras de este cántico, el día en que le libró el Señor de las manos de todos sus enemigos, como también del poder de Saúl, con cuyo motivo dijo:
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Salm 32:12
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Feliz la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo a quien escogió por herencia propia suya.
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Salm 138:14
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Te alabaré, Señor, a vista de tu estupenda grandeza; maravillosas son todas tus obras, de cuyo conocimiento está penetrada toda mi alma.
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Ecle 10:16
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Desdichado de ti, oh país, cuyo rey es un niño que no sabe gobernar, y cuyos príncipes comen de mañana.
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