Y habló el Señor de los ejércitos, y dijo: 2 Esto dice el Señor de los ejércitos: Yo he tenido grandes celos de Sión, y mis celos por causa de ella me irritaron sobremanera.

3 Mas esto dice el Señor de los ejércitos: Yo he vuelto ahora a Sión, y moraré en medio de Jerusalén , y Jerusalén será llamada Ciudad de la verdad, y el monte del Señor de los ejércitos monte santo. 4 Esto dice el Señor de los ejércitos: Aún se verán ancianos y ancianas en las calles de Jerusalén , y muchas personas que por su edad avanzada irán con bastón en la mano; 5 y llenas estarán las calles de la ciudad de niños y niñas, que irán a jugar en sus plazas. 6 Esto dice el Señor de los ejércitos: Si lo que anuncio para aquel tiempo parece difícil a los que han quedado de este pueblo, ¿acaso será difícil para mí?, dice el Señor de los ejércitos. 7 Esto dice el Señor de los ejércitos: He aquí que yo sacaré salvo al pueblo mío de las regiones del oriente y de las regiones del occidente. 8 Y lo volveré a traer para que habite en medio de Jerusalén ; y ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios en la verdad y en la justicia.

9 Esto dice el Señor de los ejércitos: Cobren, pues, vigor vuestros brazos, ¡oh vosotros que en estos días oís tales palabras de boca de los profetas!; ahora que se han echado ya los cimientos de la casa del Señor de los ejércitos, y va a levantarse la construcción del templo. 10 Porque antes de estos días los hombres trabajaban sin utilidad, y sin utilidad trabajaban las bestias; ni los que entraban ni los que salían gozaban de paz, a causa de la tribulación en que se hallaban; habiendo yo dejado que se hiciesen guerra unos a otros. 11 Mas ahora no haré yo, dice el Señor de los ejércitos, lo que antes con las reliquias de este pueblo; 12 sino que serán una estirpe de gente muy feliz; la viña dará su fruto, y producirá la tierra su esquilmo, y los cielos enviarán su rocío, y haré que el resto de este pueblo goce de todos estos bienes. 13 Y sucederá que así como vosotros los de la casa de Judá y los de la casa de Israel erais un objeto o fórmula de execración entre las naciones, así yo os salvaré, y seréis objeto de bendición. No temáis; cobrad aliento. 14 Pues esto dice el Señor de los ejércitos: Al modo que yo determiné castigaros, dice el Señor, por haber vuestros padres provocado mi indignación, 15 y no usé de misericordia con vosotros, así al contrario he resuelto en estos días favorecer a la casa de Judá y a Jerusalén . No tenéis que temer. 16 Esto es, pues, lo que habéis de hacer: Hable verdad con su prójimo cada uno de vosotros. Pronunciad en vuestros tribunales sentencias de verdad y juicios de paz.

17 Y nadie maquine en su corazón injusticia contra su prójimo; y detestad el juramento falso; porque todas esas son cosas que yo aborrezco, dice el Señor.

18 Y me habló el Señor de los ejércitos diciéndome: 19 Ello dice el Señor de los ejércitos: El ayuno del mes cuarto, y el ayuno del mes quinto, y el ayuno del mes séptimo, y el ayuno del mes décimo, se convertirán para la casa de Judá en días de gozo y de alegría, y en festividades solemnes; sólo con que vosotros améis la verdad y la paz. 20 Esto dice el Señor de los ejércitos: Vendrán aún los pueblos, y poblarán muchas ciudades; 21 y los moradores de una irán a decir a los de la otra: Vamos a hacer oración en la presencia del Señor, y busquemos al Señor de los ejércitos. Vamos, responderán: iremos también nosotros. 22 Y vendrán a Jerusalén muchos pueblos y naciones poderosas a buscar al Señor de los ejércitos y a orar en su presencia. 23 Así dice el Señor de los ejércitos: Esto será cuando diez hombres de cada lengua y de cada nación cogan a un judío, asiéndole de la franja de su vestido, y le digan: Iremos contigo porque hemos conocido que verdaderamente con vosotros está Dios.
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