PASADO algún tiempo, acercándose ya la siega del trigo, fue Sansón con deseo de visitar a su mujer, y le llevó un cabrito de leche. Pero al querer entrar en su aposento, como acostumbraba, el padre de ella se lo impidió, diciendo: 2 Yo creí que la habías aborrecido, y por eso la di a un amigo tuyo; pero tiene una hermana más joven y más hermosa: tómala por mujer en lugar de la otra. 3 Le respondió Sansón: De hoy en adelante no tendrán motivo de quejarse de mí los filisteos, si les pago todo el daño que me han hecho. 4 Se marchó, pues, y cogió trescientas zorras y las ató apareadas cola con cola, ligando teas en medio; 5 las cuales encendidas, soltó las zorras a fin de que corriesen por todas partes. Se metieron luego por entre las mieses de los filisteos; e incendiadas éstas, se quemaron, así las mieses ya hacinadas como las que estaban por segar; extendiéndose tanto la llama, que abrasó hasta las viñas y los olivares. 6 Y dijeron los filisteos: ¿Quién ha hecho esto? Se les respondió: Sansón, yerno del tamnateo, es el que lo ha hecho, porque su suegro le quitó su mujer y se la dio a otro. Oído esto, vinieron los filisteos y quemaron a la mujer y a su padre. 7 Les dijo Sansón: Aunque habéis ejecutado esto, no obstante he de tomar yo otra venganza de vosotros, después de la cual me daré por satisfecho. 8 Hizo, pues, gran destrozo en ellos; de manera que atónitos se quedaban sentados puesta una pierna sobre otra sin saber qué hacer. Después de lo cual, retirándose Sansón, habitó en la cueva de la peña de Etam.

9 Entretanto los filisteos entrando por la tierra de Judá, acamparon en un lugar, que después se llamó Lequí, esto es, Quijada, donde fue derrotado su ejército. 10 Y los de la tribu de Judá les preguntaron: ¿Por qué motivo venís contra nosotros? Respondieron ellos: Venimos para llevarnos atado a Sansón, y retornarle el mal que nos ha hecho. 11 Bajaron, pues, tres mil hombres de Judá a la cueva de la peña de Etam: y dijeron a Sansón: ¿No sabes que estamos sujetos a los filisteos? ¿Cómo has osado cometer tal desafuero para nuestra ruina? A los cuales respondió: Como ellos hicieron conmigo, así he hecho yo con elLos. 12 Pues sábete, le dicen, que venimos a prenderte y antregarte atado en manos de los filisteos. Les dijo Sansón: Juradme y prometedme que no me mataréis; 13 No te mataremos, respondieron: solamente te entregaremos atado. Lo ataron, pues, con dos cuerdas nuevas, y le sacaron de la peña de Etam.

14 Llegado que hubo al lugar de la Quijada, saliéndole a recibir los filisteos con grande algazara, se apoderó de él el espíritu del Señor; y como se consume el lino al sentir el fuego, así en un momento rompió y deshizo Sansón las ligaduras con que estaba atado. 15 Y hallando a mano en el suelo una quijada o mandíbula de asno, la agarró, y mató con ella mil hombres. 16 Con este motivo dijo: Con una quijada de asno los enemigos destrocé: con la mandíbula de un asno a mil hombres maté. 17 Y acabando de cantar estas palabras, arrojó de su mano la quijada y llamó aquel sitio Ramat-Lequí, que quiere decir: Elevación de la quijada. 18 Y acosado en extremo de la sed, clamó al Señor, y dijo: Tú eres quien ha salvado y concedido por medio de tu siervo tan gran victoria; pero he aquí que me muero de sed, y así vendré a caer en manos de los incircuncisos. 19 El Señor entonces abrió una fuente por entre una muela de la quijada del asno, y brotaron aguas de ella, de las que habiendo bebido, regocijó su espíritu, y recobró las fuerzas. Por eso es llamado aquel lugar hasta hoy, Fuente del que invocó a Dios en Lequí.

20 Y Sansón, elegido juez, gobernó a Israel veinte años en tiempo de las guerras de los filisteos.

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