ERDADERAMENTE, Señor, conozco que tú eres justo, aunque yo ose pedirte la razón de algunas cosas. A pesar de eso yo te diré una queja mía al parecer justa: ¿por qué motivo a los impíos todo les sale prósperamente, y lo pasan bien todos los que prevarican y obran mal?
Tú los plantaste en el mundo, y ellos echaron hondas raíces; van medrando y fructifican. Te tienen mucho en sus labios, pero muy lejos de su corazón.
En cuanto a mí, ¡oh Señor!, tú me conoces bien, me has visto, y has experimentado qué tal es mi corazón para contigo. Reúnelos como rebaño para el sacrificio, y destínalos aparte para el día de la mortandad.
¿Hasta cuándo ha de llorar la tierra y secarse la hierba en toda la región por la malicia de sus habitantes? Han perecido para ellos las bestias y las aves, porque dijeron: No verá el Señor nuestro fin.
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Si tú, responde el Señor, corriendo con gente de a pie, te fatigaste, ¿cómo podrás apostarlas con los que van a caballo? Y si no has estado sin miedo en una tierra de paz, ¿qué harás en medio de la soberbia de los moradores del Jordán?
Y pues tus mismos hermanos y la casa de tu padre te han hecho guerra, y gritado altamente contra ti, no te fíes de ellos, aun cuando te hablen con amor.
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Para castigarlos, dice el Señor, he desamparado mi casa o templo, he abandonado mi heredad, he entregado la que era las delicias de mi alma en manos de sus enemigos.
Mi heredad, mi pueblo escogido, se ha vuelto para mí como un león entre breñas; ha levantado la voz blasfemando contra mí; por eso la he aborrecido.
¿Es acaso para mí la heredad mía alguna cosa exquisita, como ave de varios colores? ¿Es ella como el ave toda matizada de colores? Venid bestias todas de la tierra, corred a devorarla.
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Muchos pastores han talado mi viña, han hollado mi heredad, han convertido mi deliciosa posesión en un puro desierto.
La asolaron, y ella vuelve hacia mí sus llorosos ojos; está horrorosamente desolada toda la tierra de Judá; porque no hay nadie que reflexione en su corazón.
Por todos los caminos del desierto han venido los salteadores; porque la espada del Señor ha de atravesar destrozando de un cabo a otro de la tierra, no habrá paz para ningún viviente.
Sembraron trigo, y segaron espinas; han adquirido una heredad, mas no les traerá provecho alguno; confundidos quedaréis, frustrada la esperanza de vuestros frutos por la tremenda ira del Señor.
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Mas esto dice el Señor contra todos mis pésimos vecinos o naciones enemigas que se entremeten y usurpan la heredad que yo distribuí a mi pueblo de Israel. Sabed que yo los arrancaré a ellos de su tierra, y sacaré de en medio de ellos la casa de Judá.
Mas después que los haya extirpado, me aplacaré, y tendré misericordia de ellos, y los restableceré a cada cual en su heredad, a cada uno en su tierra.
Y si ellos, escarmentados, aprendieren la ley del pueblo mío, de manera que sus juramentos los hagan en mi nombre, diciendo: Vive el Señor; así como enseñaron ellos a mi pueblo a jurar por Baal, entonces yo los estableceré en medio de mi pueblo.
Pero si fueren indóciles, arrancaré de raíz aquella gente, y la exterminaré, dice el Señor.
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