SALIÓ, pues, Abram de Egipto, con su esposa, y todo lo que tenía, y Lot con él, tirando hacia la región meridional. 2 Y estaba riquísimo en caudal de oro y de plata. 3 Y se volvió por el camino que había traído, del mediodía hacia Betel, hasta el lugar en donde primero tuvo asentada su tienda entre Betel y la ciudad de Hai, 4 al sitio del altar que antes había hecho, y allí invocó el nombre del Señor.

5 Pero también Lot, que andaba en compañía de Abram, tenía rebaños de ovejas, y ganados mayores, y cabañas o tiendas. 6 Ni podían caber en aquel terreno, viviendo juntos; porque su hacienda era mucha, y no les era posible habitar en un mismo lugar.

7 De donde vino a suscitarse una riña entre los pastores de los ganados de Abram y los de Lot. Y el cananeo y el ferezeo moraban a la sazón en aquella tierra. 8 Por lo que dijo Abram a Lot: Te ruego no haya disputas entre nosotros, ni entre mis pastores y los tuyos, pues somos hermanos. 9 Ahí tienes a la vista toda esta tierra; sepárate de mí, te ruego: si tú fueres a la izquierda, yo iré a la derecha; si tú escogieres la derecha, yo me iré a la izquierda. 10 Lot, pues, habiendo alzado los ojos, miró, toda la ribera del Jordán, por el camino que va a Segor, la cual era de regadío por todas partes; y, antes que asolase el Señor a Sodoma y Gomorra, fecunda como un paraíso del Señor, y como el feraz Egipto. 11 Y escogió Lot para sí la vega del Jordán, y se apartó del oriente: y se separaron entrambos hermanos uno de otro. 12 Abram se quedó en la tierra de Canaán, y Lot se quedó en los lugares adyacentes al Jordán, y fijó su morada en Sodoma. 13 Mas los sodomitas eran perversísimos, y muy grandes pecadores a los ojos de Dios.

14 Y dijo el Señor a Abram, después que Lot se separó de él: Alza tus ojos y mira, desde el sitio en que ahora estás, hacia el norte y el mediodía, hacia el oriente y el poniente.

15 Toda esa tierra, que ves, yo te la daré a ti y a tu posteridad para siempre.

16 Y multiplicaré tu descendencia como el polvo de la tierra; si hay hombre que pueda contar los granitos del polvo de la tierra, ése podrá contar tus descendientes. 17 Levántate, y ve recorriendo ese país a lo largo y a lo ancho porque a ti he de dártelo. 18 Abram, pues, removiendo su pabellón, se puso en camino y fue a morar junto al valle o encinar de Mambre, que está al pie de la ciudad de Hebrón, y edificó allí un altar al Señor.
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