ECURRIERON los príncipes de las familias de Leví a Eleazar, sumo sacerdote, y a Josué, hijo de Nun, y a los caudillos de las familias de cada tribu de los hijos de Israel;
y les hablaron en Silo en la tierra de Canaán, y dijeron: El Señor mandó por medio de Moisés que se nos diesen ciudades para habitar, y sus alrededores para alimentar nuestras bestias.
Les dieron, pues, los hijos de Israel de sus posesiones, conforme al mandamiento del Señor, ciudades y sus alrededores.
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Y salieron por suerte a la familia de Caat para los hijos del sacerdote Aarón, trece ciudades en las tribus de Judá, de Simeón y de Benjamín;
y a los demás hijos de Caat, que restaban, esto es, a los levitas, tocaron diez ciudades de las tribus de Efraín, de Dan y de la media tribu de Manasés.
A los hijos de Gersón les salió la suerte de recibir trece ciudades de las tribus de Isacar, de Aser, y de Neftalí, y de la otra media tribu de Manasés en Basán.
Y a los hijos de Merari para sus familias doce ciudades de las tribus de Rubén, de Gad y de Zabulón.
Dieron, pues, los hijos de Israel a los levitas estas ciudades con sus alrededores, como lo mandó el Señor por medio de Moisés, distribuyéndolas a cada uno por suerte.
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Estos son los nombres de las ciudades de las tribus de Judá y de Simeón que dio Josué
a los hijos de Aarón de las familias de Caat, descendientes del tronco de Leví, que lograron la primera suerte:
Cariat-Arbe, ciudad del padre de Enac, llamada Hebrón, en el monte de Judá, y sus ejidos al contorno.
Sus heredades y aldeas las tenía dadas en posesión a Caleb, hijo de Jefone.
Dio, pues, Josué a los hijos de Aarón, sumo sacerdote, la ciudad de refugio Hebrón y sus alrededores, y Lobna con los suyos,
y Jeter, y Estemo,
y Holón, y Dabir,
y Ain, y Jeta, y Betsamés con sus contornos: nueve ciudades en las dos tribus, como queda dicho.
Y de la tribu de los hijos de Benjamín, a Gabaón y Gabae,
y Anatot, y Almón con sus contornos: cuatro ciudades.
Todas las ciudades juntas de los hijos del sumo sacerdote Aarón vinieron a ser trece con sus alrededores.
A los demás hijos de Caat, de la estirpe de Leví, repartidos en sus familias se les dieron:
de la tribu de Efraín la ciudad de refugio Siquem con todos su alrededores, en el monte de Efraín, y Gazer,
y Gibsaín, y Bet-Horom con sus alrededores: cuatro ciudades.
Y de la tribu de Dan, a Elteco, y Gabaón,
y Ajalón y Getremmón con sus alrededores: cuatro ciudades.
Y de la media tribu de Manasés a Tanac y Getremmón con sus contornos: dos ciudades.
En todo se dieron diez ciudades y sus alrededores a los levitas, hijos de Caat, que eran de inferior grado al sacerdotal.
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También a los hijos de Gersón de la estirpe de Leví dio de la media tribu de Manasés dos ciudades con sus alrededores, a saber, Gaulón en Basán, y Bosra, que eran ciudades de refugio.
Y de la tribu de Isacar, a Cesión y Daberet,
y Jaramot, y Engannín con sus alrededores: cuatro ciudades.
De la tribu de Aser, a Masal, y Abdón,
y Helcat, y Rohob con sus alrededores: cuatro ciudades.
De la tribu de Neftalí las ciudades de refugio, Cedes en Galilea, y Hamot-Dor, y Cartán con sus alrededores: tres ciudades.
Todas las ciudades dadas a las familias de Gersón fueron trece con sus contornos.
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Asimismo a los hijos de Merari, levitas de inferior grado, se les dieron según sus familias, Jecnán, y Carta,
y Damna, Naalol: cuatro ciudades de la tribu de Zabulón con sus alrededores.
De la tribu de Rubén, a la otra parte del Jordán enfrente de Jericó , a Bosor en el desierto llamado Misor, y a Jaser,
y Jetsón y Mefaat: cuatro ciudades de refugio con sus alrededores.
De la tribu de Gad, las ciudades de asilo Ramot en Galaad, y Manaín,
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y Hesebón, y Jaser, cuatro ciudades con sus alrededores.
Todas las ciudades de los hijos de Merari para sus familias y casas fueron doce.
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Así las ciudades de los levitas en medio de la posesión de los hijos de Israel fueron en todas cuarenta y ocho,
con sus alrededores, distribuidas a proporción de las familias.
De este modo dio el Señor Dios de Israel toda la tierra que había prometido con juramento a sus padres que se la daría; y en efecto los israelitas la poseyeron y habitaron.
Y les dio paz con todas las naciones del contorno, y ninguno de los enemigos osó resistirles, sino que todos se sujetaron a su dominio.
Ni una sola palabra de todo lo que prometió darles quedó sin efecto; sino que todo se verificó puntualmente.
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