ARA el fin: Salmo de David.
Escucha oh Dios mío, mi oración, cuando a ti clamo; libra mi alma del temor que me causa el enemigo.
Tú me has defendido de la conspiración de los malignos, del tropel de los que obran la iniquidad.
Ellos aguzaron sus lenguas como espada; asestaron su arco emponzoñado,
para asaetear desde una emboscada al inocente.
De repente le harán el tiro, sin temor alguno; obstinados en su infame designio, trataron de armar ocultos lazos, y dijeron: ¿Quién los podrá descubrir?
Discurrieron mil invenciones para hacer el mal; se cansaron de escudriñar ardides. Se envalentonará el hombre meditando grandes proyectos.
Mas Dios será ensalzado. Las heridas que ellos hagan son como las que hacen las flechas que disparan los niños.
Y sus lenguas han flaqueado contra ellos mismos. Quedaron asombrados cuantos los veían,
y no hubo quien se atemorizase. Con lo cual publicaron todos las obras de Dios y meditaron sobre sus hechos.
Se alegrará el justo en el Señor, y esperará en él; y serán aplaudidos todos los de recto corazón.
الأب
ابن
الروح القدس
الملائكة
الشيطان
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