ODA sabiduría viene del Señor Dios, y con él estuvo siempre y existe antes de los siglos.
¿Quién ha contado las arenas del mar, y las gotas de la lluvia, y los días de los siglos que durará el mundo? ¿La altura del cielo, y la extensión de la tierra, y la profundidad del abismo quién la ha medido?
Pues y la sabiduría de Dios, la cual precede a todas las cosas, ¿quién es el que la ha comprendido?
La sabiduría fue creada o engendrada ante todas las cosas y la luz de la inteligencia existe desde la eternidad.
El Verbo de Dios en las alturas es la fuente de la sabiduría, y sus corrientes los mandamientos eternos.
¿El origen de la sabiduría a quién ha sido revelado?; ¿y quién conoce sus secretos?
¿El arte con que obra la sabiduría, a quién ha sido jamás descubierto y manifestado?; ¿y quién pudo entender la multiplicidad de sus designios?
Sólo el Creador, Altísimo, Omnipotente, y Rey grande, y sumamente terrible que está sentado sobre su trono, y es el Señor Dios,
éste es el que le dio el ser en el Espíritu Santo, y la comprendió, y numeró y midió.
Y la derramó sobre todas sus obras y sobre toda carne según su libertad y bondad, y la comunicó a los que le aman.
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El temor del Señor es gloria y justo motivo de gloriarse; y es alegría y corona de triunfo.
El temor del Señor recreará el corazón y dará contento, y gozo, y larga vida.
Al que teme al Señor le irá felizmente en sus postrimerías, y será bendito el día de su muerte.
El amor de Dios es gloriosa sabiduría.
Aquellos a quienes ella se manifiesta, la aman luego que la ven y que reconocen sus grandes obras.
El principio de la sabiduría es el temor del Señor, el cual es creado con los fieles en el seno materno, y acompaña siempre a las santas y escogidas mujeres, y se da a conocer en la conducta de los justos y fieles.
El temor del Señor es la santificación de la ciencia.
La religión guarda y justifica el corazón, ella da gozo y alegría al alma.
Quien teme al Señor será feliz, y bendito será el día de su fallecimiento.
El colmo de la sabiduría consiste en temer a Dios, y sus frutos sacian al hombre.
Llenará toda su casa de bienes, y de sus tesoros todas las recámaras.
Corona de la sabiduría es el temor del Señor, el cual da paz cumplida y frutos de salud.
El conoce la sabiduría, y la calcula; mas lo uno y lo otro son dones de Dios.
La sabiduría reparte la ciencia y la prudente inteligencia, y acrecienta la gloria de aquellos que la poseen.
La raíz de la sabiduría es el temor del Señor, y sus ramos son de larga vida.
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En los tesoros de la sabiduría se halla la inteligencia y la ciencia religiosa; mas para los pecadores la sabiduría es abominación.
El temor del Señor destierra el pecado.
Quien no tiene este temor no podrá ser justo; porque su cólera exaltada es su ruina.
Por algún tiempo tendrá que sufrir el que padece tribulaciones; mas después será consolado.
El hombre sensato retendrá en el pecho, hasta cierto tiempo, sus palabras; y los labios de muchos celebrarán su prudencia.
En los tesoros de la sabiduría están las máximas de la buena conducta de vida;
pero el pecador detesta la piedad o servicio de Dios.
Hijo, si deseas la sabiduría guarda los mandamientos y Dios te la concederá.
Pues la sabiduría y la disciplina vienen del temor del Señor, y lo que le agrada
es la fe o confianza en él, y la mansedumbre; al que tiene estas virtudes lo colmará de tesoros.
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No seas rebelde al temor del Señor; ni acudas a él con corazón doble.
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No seas hipócrita delante de los hombres, ni ocasiones con tus labios tu propia ruina.
Ten cuidado de ellos, a fin de que no caigas, y acarrees sobre ti la infamia,
descubriendo Dios tus secretos, y abatiéndote en medio de la comunidad,
por haberte acercado al Señor con malignidad, estando tu corazón lleno de doblez y engaño.
الأب
ابن
الروح القدس
الملائكة
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