N el año undécimo, el día primero del duodécimo mes, me habló el Señor, diciendo:
Hijo de hombre, entona una lamentación sobre el faraón, rey de Egipto, y le dirás así: A un león entre las gentes, y al dragón o monstruo que está en el mar entre los peces , te hiciste semejante; con tu gran poder todo lo revolvías en tus ríos, y enturbiabas con tus pies las aguas, y hollabas sus corrientes.
Por tanto, esto dice el Señor Dios: Con una turba inmensa de pueblos tenderé yo sobre ti mis redes, y con mi anzuelo o esparavel te sacaré fuera.
Y te arrojaré en tierra, te dejaré en medio del campo, y haré bajar sobre ti todas las aves del cielo, y que se ceben en ti todas las bestias de la tierra.
Pondré tus carnes sobre los montes, y henchiré los collados de tu sangre podrida.
Y regaré la tierra de las montañas con tu fétida sangre, y se henchirán de ella los valles.
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Y cuando te maten oscureceré el cielo, y ennegreceré sus estrellas; cubriré de nubes el sol, y la luna no despedirá su luz.
Haré que todas las lumbreras del cielo se vistan de luto por ti, y esparciré tinieblas sobre tu país, dice el Señor Dios, cuando los tuyos caigan muertos en medio del campo, dice el Señor Dios.
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Y llenaré de terror el corazón de muchos pueblos cuando haga llegar la nueva de su calamidad a las gentes de países que tú no conoces.
Y haré que queden atónitas de tu desgracia muchas naciones; y que sus reyes tiemblen por causa de ti, poseídos de sumo espanto, cuando mi espada comience a relumbrar delante de sus ojos; y todos de repente se pondrán a temblar por su vida en el día de tu ruina.
Porque esto dice el Señor Dios: Vendrá sobre ti la espada del rey de Babilonia.
Con las espadas de aquellos valientes abatiré tus numerosos escuadrones; invencibles son todas aquellas gentes, y ellas humillarán la soberbia de Egipto, y sus ejércitos quedarán deshechos.
Y haré perecer todas sus bestias, que pacen a la orilla de sus abundantes aguas; no las enturbiará jamás el pie del hombre, ni pezuña de bestia las enlodará.
Entonces yo volveré limpísimas sus aguas, y haré que sus ríos corran suavemente como aceite, dice el Señor Dios,
cuando yo haya asolado la tierra de Egipto. Despojado quedará este país de cuantos bienes contiene, cuando yo haya herido a todos sus moradores; y conocerán que yo soy el Señor.
Esta es la canción lúgubre con que se lamentarán, la entonarán las hijas de las naciones, la cantarán sobre Egipto y sobre su pueblo, dice el Señor Dios.
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Y en el año duodécimo, a los quince días del mes, me dirigió el Señor su palabra, diciendo:
Hijo de hombre, canta una lamentación sobre el pueblo de Egipto; y, vaticinando, arrójale a él y a las hijas de las naciones poderosas al hondo de la tierra, donde están los que descienden al sepulcro.
¿En qué eres tú, ¡oh pueblo de Egipto!, más respetable que los demás? Desciende abajo y yace entre los incircuncisos.
Perecerán ellos en medio de todos los demás, pasados a cuchillo; la espada ha sido entregada por Dios a los caldeos, y han aterrado a Egipto y a todos sus pueblos.
Desde en medio del infierno le dirigirán la palabra los campeones más poderosos que descendieron allí con sus auxiliares, y perecieron incircuncisos al filo de la espada.
Allí está Asur y todo su pueblo, sepultado alrededor de él; todos estos fueron muertos, al filo de la espada perecieron.
Los cuales fueron sepultados en lo más profundo de la fosa; y toda su gente yace alrededor de su sepulcro; murieron todos pasados a cuchillo, éstos que en otro tiempo llenaban de espanto la tierra de los vivos.
Allí está Elam y todo su pueblo alrededor de su sepulcro; todos éstos murieron pasados a cuchillo, y descendieron incircuncisos a lo más profundo de la tierra, éstos que antes fueron el terror de todos en la tierra de los vivos, y llevaron sobre sí su ingominia, como los que bajan a la fosa.
En medio de los que fueron muertos, fue colocado el lecho para él y para todos sus pueblos que están sepultados alrededor suyo, todos ellos incircuncisos y pasados a cuchillo. Porque pusieron el terror en la tierra de los vivos, y llevaron su ignominia como los que descienden a la fosa, por eso fueron colocados en medio de los que fueron muertos.
Allí está Mosoc, y Tubal y toda su gente, cuyos sepulcros están alrededor de él, todos ellos incircuncisos y pasados a cuchillo por haber sido el terror de la tierra de los vivos.
Mas no morirán con la muerte gloriosa de los valientes incircuncisos que perecieron y bajaron al infierno o sepulcro adornados con sus armas, y debajo de cuyas cabezas se les pusieron sus espadas, donde yacen con sus huesos los instrumentos de sus iniquidades, con que fueron el terror de los fuertes en la tierra de los vivos.
Pues tú también serás hollado en medio de los incircuncisos, y dormirás con aquellos que perecieron al filo de la espada.
Allí está la Idumea, y sus reyes y todos sus caudillos, los cuales con sus ejércitos han sido puestos entre los que murieron pasados a cuchillo; y duermen entre los incircuncisos y entre los que bajaron a la fosa.
Allí están los príncipes todos del septentrión y todos los tiranos, los cuales, junto a los que perecieron al filo de la espada, han sido llevados allí despavoridos y humillados a pesar de toda su valentía; quienes durmieron incircuncisos entre aquellos que fueron pasados a cuchillo, y llevaron su propia ignominia como los que bajaron a la fosa.
Vio a todos éstos el faraón, y se consoló en la mucha gente suya pasada a cuchillo, los vio el faraón y también todo su ejército, dice el Señor Dios.
Porque yo derramaré mi terror sobre la tierra de los vivos; y en medio de los incircuncisos, con aquellos que perecieron al filo de la espada, allí fue el faraón a dormir con todo su pueblo, dice el Señor Dios.
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