me habló el Señor, diciendo:
Hijo de hombre, tú habitas en medio de un pueblo rebelde, que tiene ojos para ver y no mira, y oídos para oír y no escucha; porque es ella una gente contumaz.
Tú, pues, ¡oh hijo de hombre!, vete preparando los avíos necesarios para cambiar de país, y los sacarás fuera de día, a la vista de ellos, y partirás del lugar en que habitas a otro lugar, viéndolo ellos, por si tal vez paran en eso su atención, porque es ésa una familia contumaz.
De día, pues, y a vista de ellos sacarás fuera tu equipaje, como quien se muda a otro país; pero tú partirás al caer la tarde, a la vista de ellos, como uno que va a vivir a otra tierra.
Harás, viéndolo ellos, una abertura en la pared de tu casa, y saldrás por ella.
Luego, a la vista de ellos, te harás llevar en hombros de otros, y serás conducido fuera siendo ya casi de noche; cubrirás tu rostro, y no verás la tierra, porque yo te he puesto para anunciar portentos a la casa de Israel.
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Hice, pues, yo lo que el Señor me mandara; saqué fuera mi equipaje siendo de día, como quien va a mudar de país, y por la tarde horadé yo mismo la pared, partí siendo ya de noche, llevado en hombros de otros, a la vista de todos ellos.
Y me habló el Señor por la mañana, diciéndome:
Hijo de hombre, ¿por ventura los de la familia de Israel, familia contumaz, dejarán de preguntarte qué significa lo que haces?
Les dirás, pues: Así habla el Señor Dios: Este duro vaticinio descargará sobre toda la familia de Israel que habita en su recinto.
Diles: Yo soy para vosotros un portento, o señal maravillosa; como lo que yo he hecho, así se les hará a ellos; serán transportados a otro país, y hechos cautivos.
Y el jefe que está en medio de ellos, llevado será en hombros, saldrá de noche; horadarán la pared para sacarlo fuera; su cara será cubierta para que no vea la tierra.
Y yo extenderé mis redes sobre él, y quedará cogido en ellas; y lo llevaré a Babilonia, a la tierra de los caldeos; mas él no la verá, y morirá en ella.
Y a todos los que están alrededor suyo, a su guardia y a sus tropas los dispersaré por los cuatro ángulos de la tierra, y haré que la espada del enemigo los vaya persiguiendo.
Y conocerán que yo soy el Señor cuando los haya esparcido por entre las naciones y diseminado por toda la tierra.
Y preservaré de la espada, y del hambre, y de la peste a algunos pocos de ellos, para que cuenten entre las naciones a donde irán todas sus maldades, y conocerán que yo soy el Señor.
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Y me habló el Señor y me dijo:
Hijo de hombre, come tu pan con azoramiento, y bebe el agua con agitación y con tristeza.
Y dirás al pueblo de Israel que está en esta tierra: Así habla el Señor Dios a aquellos que aún habitan en Jerusalén , en la tierra de Israel: Comerán su pan llenos de sobresalto, y beberán su agua poseídos de congoja; porque quedará el país desolado de su mucha gente, por causa de las maldades de sus habitantes.
De suerte que las ciudades hoy día pobladas quedarán desiertas y el país hecho un páramo, y conoceréis que yo soy el Señor.
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Me habló el Señor otra vez, y me dijo:
Hijo de hombre, ¿qué refrán es ese que tenéis vosotros en tierra de Israel, según el cual dicen: Irán corriendo los días, y en nada pararán todas las visiones?
Por lo mismo diles: Esto dice el Señor Dios: Yo haré que cese ese refrán, y que nunca jamás se repita por el pueblo de Israel; y diles que están para llegar los días en que se cumplirán los sucesos anunciados en todas las visiones.
Porque no quedará más sin efecto ninguna visión, ni habrá predicción ambigua entre los hijos de Israel;
pues yo, que soy el Señor, hablaré, y sucederá cuando lo dijere, y no se diferirá para más adelante; sino que en vuestros días, ¡oh familia contumaz!, yo hablaré, y obraré, dice el Señor Dios.
Me habló de nuevo el Señor, y me dijo:
Hijo de hombre, mira lo que dicen los de la casa de Israel: La visión que éste ha tenido es para de aquí a muchos años, y él vaticina para tiempos lejanos.
Por tanto tú les dirás a ellos: Así habla el Señor Dios: Todas mis palabras en lo sucesivo no se diferirán más, lo que yo dijere se ejecutará, dice el Señor Dios.
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