AL pasar vio Jesús a un hombre ciego de nacimiento : 2 Y sus díscipulos le preguntaron: Maestro, ¿qué pecados son la causa de que éste haya nacido ciego, los suyos, o los de sus padres?

3 Respondió Jesús : No es por culpa de éste, ni de sus padres; sino para que las obras de Dios resplandezcan en él.

4 Conviene que yo haga las obras de aquel que me ha enviado, mientras dura el día, viene la noche, cuando nadie puede trabajar.

5 Mientras estoy en el mundo, yo soy la luz del mundo.

6 Así que hubo dicho esto, escupió en tierra, y formó lodo con la saliva, y lo aplicó sobre los ojos del ciego,

7 y le dijo: Anda, y lávate en la piscina de Siloé (palabra que significa el Enviado). Se fue, pues, y se lavó allí, y volvió con vista.

8 Por lo cual los vecinos, y los que antes le habían visto pedir limosna, decían: ¿No es éste aquel que sentado allá, pedía limosna? Este es, respondían algunos. 9 Y otros decían: No es él, sino alguno que se le parece. Pero él decía: Sí, que soy yo. 10 Le preguntaban, pues: ¿Cómo se te han abierto los ojos? 11 Respondió: Aquel hombre que se llama Jesús , hizo un poquito de lodo, y lo aplicó a mis ojos, y me dijo: Ve a la piscina de Siloé, y lávate allí. Yo fui, me lavé, y veo. 12 Le preguntaron: ¿Dónde está ése? Respondió: No lo sé.

13 Llevaron, pues a los fariseos al que antes estaba ciego. 14 Es de advertir que cuando Jesús formó el lodo y le abrió los ojos era día de sábado. 15 Nuevamente, pues, los fariseos le preguntaban también cómo había logrado la vista. El les respondió: Puso lodo sobre mis ojos, me lavé, y veo. 16 Sobre lo que decían algunos de los fariseos: No es enviado de Dios este hombre, pues no guarda el sábado. Otros, decían: ¿Cómo un hombre pecador puede hacer tales milagros? Y había desacuerdo entre ellos.

17 Dicen, pues, otra vez al ciego: Y tú ¿qué dices del que te ha abierto los ojos? Respondió: Que es un profeta. 18 Pero por lo mismo no creyeron los judíos que hubiese sido ciego, y recibido la vista, hasta que llamaron a sus padres; 19 y les preguntaron: ¿Es éste vuestro hijo, de quien vosotros decís que nació ciego? Pues ¿cómo ve ahora? 20 Sus padres les respondieron, diciendo: Sabemos que éste es hijo nuestro, y que nació ciego; 21 pero cómo ahora ve, no lo sabemos; ni tampoco sabemos quién le ha abierto los ojos; preguntádselo a él, edad tiene, él dara razón de sí. 22 Esto dijeron sus padres por temor de los judíos; porque ya éstos habían decretado echar de la sinagoga a cualquiera que reconociese a Jesús por el Cristo , o Mesías.

23 Por eso sus padres dijeron: Edad tiene, preguntádselo á él.

24 Llamaron, pues, otra vez al hombre que había sido ciego, y le dijeron: Da gloria a Dios; nosotros sabemos que ese hombre es un pecador. 25 Mas él les respondió: Si es pecador, yo no lo sé; sólo sé que yo antes era ciego, y ahora veo. 26 Le replicaron: ¿Qué hizo él contigo? ¿Cómo te abrió los ojos? 27 Les respondió: Os lo he dicho ya, y lo habéis oído, ¿a qué fin queréis oírlo de nuevo? ¿Acaso será que también vosotros queréis haceros discípulos suyos? 28 Entonces le llenaron de maldiciones, y por fin le dijeron: Tú seas su discípulo, que nosotros somos discípulos de Moisés.

29 Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios; mas éste no sabemos de dónde es. 30 Respondió aquel hombre, y les dijo: Aquí está la maravilla, que vosotros no sabéis de dónde es éste, y con todo ha abierto mis ojos, 31 Lo que sabemos es que Dios no oye a los pecadores; sino que aquel que honra a Dios y hace su voluntad, éste es a quien Dios oye. 32 Desde que el mundo es mundo no se ha oído jamás que alguno haya abierto los ojos de un ciego de nacimiento . 33 Si este hombre no fuese enviado de Dios, no podría hacer nada de lo que hace. 34 Le dijeron en respuesta: Saliste del vientre de tu madre envuelto en pecado, ¿y tú nos das lecciones? Y le arrojaron fuera.

35 Oyó Jesús que le habían echado fuera; y encontrándose con él, le dijo: ¿Crees tú en el Hijo de Dios? 36 Respondió él y dijo: ¿Quién es, Señor, para que yo crea en él? 37 Le dijo Jesús : Le viste ya, y es el mismo que está hablando contigo. 38 Entonces dijo él: Creo, Señor. Y postrándose a sus pies, le adoró.

39 Y añadió Jesús : Yo vine a este mundo a ejercer un justo juicio, para que los que no ven, vean, y los que ven queden ciegos.

40 Oyeron esto algunos de los fariseos, que estaban con él, y le dijeron: Pues, ¿nosotros somos también ciegos? 41 Les respondió Jesús : Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; pero por lo mismo que decís: Nosotros vemos, y os juzgáis muy instruidos, por eso vuestro pecado persevera en vosotros.

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