LABANZA y cántico de David. El que se acoge al asilo del Altísimo, descansará siempre bajo la protección del Dios del cielo.
El dirá al Señor: Tú eres mi amparo y refugio; el Dios mío en quien esperaré.
Porque él me ha librado del lazo de los cazadores y de terribles adversidades.
Con sus alas te hará sombra, y debajo de sus plumas estarás confiado.
Su verdad te cercará como escudo; no temerás terrores nocturnos,
ni la saeta disparada de día, ni al enemigo que anda en tinieblas, ni los asaltos del demonio en medio del día.
Caerán muertos a tu siniestra mil y diez mil a tu diestra; mas nada te pasará a ti.
Tú lo estarás contemplando con tus propios ojos, y verás el pago que se da a los pecadores, y exclamarás:
•
¡Oh! y cómo eres tú, ¡oh Señor, mi esperanza! Tú ¡oh justo! has escogido al Altísimo para asilo tuyo.
No llegará a ti el mal, ni el azote se acercará a tu morada.
Porque él mandó a sus ángeles que cuidasen de ti; los cuales te guardarán en cuantos pasos dieres.
Te llevarán en las palmas de sus manos; no sea que tropiece tu pie en alguna piedra.
Andarás sobre áspides y víboras, y hollarás los leones y dragones.
•
Ya que ha esperado en mí, yo le libraré; yo lo protegeré, pues ha conocido o adorado mi Nombre.
Clamará a mí, y lo oiré benigno. Con él estoy en la tribulación; lo pondré a salvo, y lo llenaré de gloria.
Lo sacaré con una vida muy larga, y le haré ver el salvador que enviaré.
Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
Comentario
Referencia
Ilustración
Atlas