L fin: para los lagares: Salmo de David.
Oh Señor, soberano dueño nuestro, ¡cuán admirable es tu santo Nombre en toda la tierra! Porque tu majestad se ve ensalzada sobre los cielos.
De la boca de los niños y de los que están aún pendientes del pecho de sus madres, hiciste tú salir perfecta alabanza, por razón de tus enemigos, para destruir al enemigo y al vengativo.
Yo contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú creaste, y exclamo:
¿Qué es el hombre, para que tú te acuerdes de él? ¿O que es el hijo del hombre, para que vengas a visitarlo?
Lo hiciste un poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y de honor,
y le has dado el mando sobre las obras de tus manos.
Todas ellas las pusiste a sus pies; todas las ovejas y bueyes, y aun las bestias del campo;
las aves del cielo, y los peces del mar que hienden sus ondas.
¡Oh Señor, soberano dueño nuestro, ¡y cuán admirable es tu Nombre en toda la redondez de la tierra!
Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Ilustración
Atlas