E aquí que yo envío mi ángel, el cual preparará el camino delante de mí. Y luego vendrá a su templo el Dominador a quien buscáis vosotros, y el ángel del Testamento de vosotros tan deseado. Vedle ahí que viene, dice el Señor de los ejércitos.
¿Y quién podrá pensar en lo que sucederá el día de su venida? ¿Y quién podrá pararse a mirarle? Porque él será como un fuego que derrite, y como la hierba jabonera de los bataneros.
Y se sentará ha como para derretir y limpiar la plata; y de este modo purificará a los hijos de Leví y los acrisolará como al oro y la plata, y así ellos ofrecerán al Señor con justicia o santidad los sacrificios.
Y entonces será grato al Señor el sacrificio de Judá y de Jerusalén , como en los siglos primeros y tiempos antiguos.
Y me acercaré a vosotros para juzgaros, y yo seré pronto testigo contra los hechiceros, y adúlteros, y perjuros, y contra los que defraudan al jornalero su salario, y oprimen las viudas y pupilos, y los extranjeros, sin temor alguno de mí, dice el Señor de los ejércitos.
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Porque yo soy el Señor, y soy inmutable; y por eso vosotros, ¡oh hijos de Jacob !, no habéis sido consumidos.
Aunque desde los tiempos de vuestros padres os apartasteis de mis leyes, y no las observasteis. Volveos ya a mí, y yo me volveré a vosotros, dice el Señor de los ejércitos. Pero vosotros decís: ¿Qué es lo que haremos para convertirnos a ti?
¿Debe un hombre ultrajar a su Dios? Mas vosotros me habéis ultrajado. Y decís: ¿Cómo te hemos ultrajado? En lo tocante a los diezmos y primicias.
Y por eso tenéis la maldición de la carestía; y vosotros, la nación toda, me ultrajáis.
Traed todo el diezmo al granero, para que tengan que comer los de mi casa o templo; y después de esto veréis, dice el Señor, si yo no os abriré las cataratas del cielo, y si no derramaré sobre vosotros bendiciones con abundancia.
Por vosotros ahuyentaré el gusano roedor, y no consumirá los frutos de vuestra tierra, ni habrá en las campiñas viña que sea estéril, dice el Señor de los ejércitos.
Y todas las naciones os llamarán bienaventurados, pues será el vuestro un país envidiable, dice el Señor de los ejércitos.
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Tomaron cuerpo vuestros blasfemos discursos contra mí, dice el Señor.
Y vosotros decís: ¿Qué es lo que hemos hablado contra ti? Habéis dicho: En vano se sirve a Dios, ¿y qué provecho hemos sacado nosotros de haber guardado sus mandamientos, y haber seguido tristes o penitentes la senda del Señor de los ejércitos?
Por eso ahora llamamos bienaventurados a los soberbios, pues viviendo impíamente hacen fortuna y provocan a Dios, y con todo quedan salvos.
Entonces aquellos que temen a Dios estuvieron hablando unos con otros. Y Dios estuvo atento, y escuchó y fue escrito ante él un libro de memoria a favor de los que temen al Señor, y tienen en el corazón su santo Nombre.
Y ellos, dice el Señor de los ejércitos, en aquel día en que yo pondré en ejecución mis designios, serán el pueblo mío; y yo los atenderé benigno, como atiende el hombre a un hijo suyo que le sirve.
Y vosotros cambiaréis entonces de parecer, y conoceréis la diferencia que hay entre el justo y el impío, y entre el que sirve a Dios y el que no le sirve.
Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Ilustración
Atlas