PROSIGUIÓ todavía Job su parábola, y dijo: 2 Vive Dios, el cual parece que ha abandonado mi causa, y el Todopoderoso que ha sumergido mi alma en la aflicción, 3 que mientras haya aliento en mí, y me conserve Dios la respiración, 4 no han de pronunciar mis labios cosa injusta, ni saldrá de mi boca mentira. 5 Lejos de mí teneros por justos; hasta que fallezca no desistiré de defender mi inocencia. 6 No abandonaré la justificación que he comenzado a hacer de mi conducta; puesto que nada me remuerde mi conciencia en todo el discurso de mi vida. 7 Sea tenido por un impío mi enemigo, y por un injusto mi adversario.

8 Porque, ¿qué esperanza queda al hipócrita después de sus avarientas rapiñas, si Dios no salva su alma? 9 ¿Es acaso que Dios ha de escuchar sus clamores, cuando le sobrevenga la tribulación? 10 ¿O podrá hallar consuelo en el Todopoderoso, e invocar a Dios en todo tiempo? No, por cierto. 11 Yo con el favor de Dios os enseñaré las disposiciones del Omnipotente; no os ocultaré nada. 12 Bien veo que todos vosotros las sabéis; mas, ¿por qué gastáis el tiempo inútilmente en vanos discursos?

13 Oíd cuál será la suerte que Dios destina al impío, y la herencia que los hombres violentos recibirán del Todopoderoso. 14 Si se multiplicaren los hijos, caerán al filo de la espada, y sus nietos nunca se verán hartos de pan. 15 Los que quedaren de su linaje serán sepultados luego de muertos, y no harán duelo las viudas. 16 Aunque haya amontonado plata como la tierra, y preparado vestidos tan fácilmente como se hace el barro, 17 él en efecto los tendrá de prevención, mas el que se vestirá de ellos será el justo, y el inocente disfrutará y distribuirá la plata. 18 Edificó su casa como hace la polilla, y como la cabaña que suele formar él guarda. 19 Muriendo el rico nada llevará consigo; abrirá los ojos de su alma, y se hallará sin nada.

20 Le sorprenderá alguna avenida de miserias; quedará oprimido por la tempestad nocturna. 21 Un viento abrasador lo arrebatará y arrancará de cuajo; y a manera de huracán lo llevará lejos de su sitio. 22 Y Dios descargará su ira sobre él, y no le perdonará; tentará mil remedios para escaparse de sus manos. 23 Quien se pusiera a mirar el sitio en que el impío estaba, dará palmadas sobre su suerte, y le silbará.
Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Ilustración
Atlas