LEVÁNTATE, levántate, ¡oh Sión!, ármate de tu fortaleza; vístete de tus ropas de gala, ¡oh Jerusalén , ciudad del Dios Santo!, porque ya no volverá en adelante a pasar por medio de ti incircunciso, ni inmundo. 2 Alzate del polvo, levántate, toma asiento, ¡oh Jerusalén !, sacude de tu cuello el yugo, oh esclava hija de Sión. 3 Porque esto dice el Señor: De balde fuisteis vendidos, y sin dinero o graciosamente seréis rescatados. 4 Dice más el Señor Dios: Mi pueblo bajó al principio a Egipto, para morar allí como forastero; pero Asur lo maltrató sin ningún motivo.

5 Y ahora, ¿qué debo hacer yo aquí, dice el Señor, después que mi pueblo ha sido llevado esclavo por nada? Sus amos hacen tiranos, dice el Señor; y todo el día sin cesar está blasfemándose mi Nombre.

6 Por esto vendrá día en que mi pueblo conocerá la grandeza de mi Nombre, porque yo el mismo que le hablaba, he aquí que estoy ya presente.

7 ¡Oh cuán hermosos son los pies de aquel que sobre los montes de Israel anuncia y predica la paz!, de aquel que anuncia la buena nueva, de aquel que pregona la salud, y dice ya a Sión: Reinará luego el Dios tuyo, y tú con él!

8 Entonces se oirá la voz de tus centinelas; a un tiempo alzarán el grito, y cantarán cánticos de alabanza, porque verán con sus mismos ojos cómo el Señor hace volver del cautiverio a Sión. 9 Regocijaos y a una cantad alabanzas al Señor, oh desiertos de Jerusalén , pues ha consolado el Señor a su pueblo, ha rescatado a Jerusalén . 10 Ha revelado el Señor a la vista de todas las naciones la gloria de su santo brazo, y toda las regiones del mundo verán al Salvador que envía nuestro Dios.

11 Marchad luego, marchaos, salid de ahí, no toquéis cosa inmunda, salid de en medio de ella, purificaos vosotros los que traéis los vasos del Señor.

12 Que no partiréis tumultuariamente, ni en precipitada fuga; pues el Señor irá delante de vosotros, y el Dios de Israel os congregará.

13 Sabed que mi siervo estará lleno de inteligencia y sabiduría; será ensalzado y engrandecido, y llegará a la cumbre misma de la gloria. 14 Al modo que tú, ¡oh Jerusalén !, fuiste en tu ruina el asombro de muchos; así también su aspecto parecerá sin gloria delante de los hombres, y en una forma despreciable entre los hijos de los hombres. 15 El rociará o purificará a muchas naciones; en su presencia estarán los reyes escuchando con silencio, porque aquellos a quienes nada se había anunciado de él por sus profetas, lo verán, y los que no habían oído hablar de él, lo contemplarán.

Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Ilustración
Atlas