ÍD estas cosas los de la casa de Jacob , vosotros que os apellidáis con el nombre de Israel y venís de la estirpe de Judá; vosotros que juráis en el nombre del Señor, y hacéis mención del Dios de Israel, mas no con verdad ni con justicia;
y que os llamáis ciudadanos de la ciudad santa y estáis apoyados en el Dios de Israel, el cual tiene por nombre Señor de los ejércitos.
Yo anuncié mucho antes las cosas pasadas, y las predije e hice oír de mi propia boca; de repente las puse en ejecución, y se efectuaron.
Porque sabía yo que tú eres un pueblo duro y tu frente de bronce.
Te las predije muy de antemano; antes que sucedieran te las hice saber, a fin de que nunca dijeses: Mis ídolos han hecho estas cosas, y lo han ordenado así mis estatuas de escultura y de fundición.
Mira ejecutado todo lo que oíste: ¿Y acaso no lo habéis vosotros mismos pregonado? Hasta ahora te he revelado cosas nuevas, y tengo reservadas otras que tú no sabes.
Ahora es cuando estas predicciones te son hechas, y no antes, pues hasta aquí tú no oíste hablar de ellas, a fin de que no puedas decir: Yo ya me las sabía.
Ni las habías oído ni las sabías; ni entonces tenías abiertas tus orejas; que bien sé que tú has de proseguir siempre prevaricando; y prevaricador te llamé desde el seno de tu madre.
Con todo, por amor de mi nombre contendré mi furor; y con la gloria mía te tiraré del freno para que no te despeñes.
Mira, yo te he acrisolado con el fuego de las tribulaciones; mas no como la plata, sino que he hecho prueba de ti en la fragua de la pobreza.
Por mi respeto, por respeto mío haré esto, a fin de que no sea yo blasfemado de vuestros enemigos, porque no daré yo jamás a otro mi gloria.
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Escúchame, ¡oh Jacob , y tú, oh Israel!, a quien yo doy nombre: Yo mismo, yo el primero y yo el último.
Mi mano fue la que fundó la tierra, y mi diestra la que midió los cielos; a una voz que yo les dé, al momento se presentarán todos.
Reuníos todos vosotros, pueblos, y escuchadme, ¿cuál de esos ídolos anunció tales cosas? El Señor amó a este hombre; y éste ejecutará la voluntad del Señor en Babilonia, y será su brazo contra los caldeos.
Yo, yo soy el que le ha hablado, y yo el que lo he llamado: yo lo he guiado, y le he allanado el camino.
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Acercaos a mí y escuchad esto. Yo desde el principio jamás he hablado a escondidas; ya tiempo antes que esto sucediese, estaba yo allí, y ahora me ha enviado el Señor, y su espíritu.
Esto dice el Señor tu redentor, el Santo de Israel: Yo el Señor Dios tuyo que te enseño lo que te importa, y te dirijo por el camino que sigues.
¡Ojalá hubieras atendido a mis mandamientos; hubieras sido tú paz o felicidad como un río, y tu justicia o santidad tan copiosa como los abismos del mar,
y como sus arenas la descendencia tuya, y como sus granitos o piedrecitas los hijos de tus entrañas; no hubiera perecido, ni quedado borrado su nombre delante de mis ojos.
Salid, pues, ahora de Babilonia, huid de los caldeos, anunciad con voces de júbilo, haced saber esta alegre nueva, y llevadla hasta las últimas extremidades del mundo, decid en todas partes: Redimió el Señor a los hijos de su siervo Jacob .
Cuando los guió por el desierto, no padecieron sed; de una roca les hizo salir agua; rompió la peña y brotaron aguas en abundancia.
Pero para los impíos no hay paz, dice el Señor.
Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Ilustración
Atlas