URO anuncio contra el valle de la Visión, o Jerusalén . ¿Qué es lo que tú también tienes, que tu gente toda se sube a los terrados?
Ciudad llena de tumulto, populosa en extremo, ciudad de regocijo: Tus muertos no perecieron al filo de la espada, ni fallecieron en batalla.
Todos tus magnates de común acuerdo huyeron y fueron atados cruelmente; todos los que han sido encontrados han sido encadenados juntos, y desterrados lejos.
Por eso dije: Apartaos de mí; yo lloraré amargamente; no os empeñéis en consolarme en la desolación de la hija de mi pueblo;
porque día es este de mortandad, y de devastación, y de gemidos, prefijado por el Señor Dios de los ejércitos para el valle de la Visión; él va socavando en busca de los cimientos de la muralla, y hace ostensión de su gloria sobre el monte.
Y el elamita ha tomado consigo la aljaba y el carro de guerra para el caballero, y ha descolgado de la pared el escudo.
Y tus hermosos valles estarán cubiertos de carros de guerra, y la caballería acampará en la puerta.
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Y se correrá el velo de Judá, y se acudirá aquel día a la armería del palacio del Bosque.
Y observaréis las brechas de la ciudad de David, que son en gran número; y para repararlas habéis ya recogido las aguas de la piscina o presa inferior.
Y habéis contado las casas de Jerusalén , y habéis demolido algunas para fortificar las murallas,
y habéis hecho un foso entre los dos muros para recoger el agua de la piscina vieja; y no habéis alzado los ojos al Creador de ella, ni siquiera de lejos habéis mirado al que la hizo.
Y el Señor Dios de los ejércitos os llamará aquel día a llanto y a gemidos, y a raer la cabeza, y a vestiros de saco.
Mas he aquí que vosotros no pensaréis sino en danzas y alegría, en matar terneras, degollar carneros, y en comer sus carnes y beber vino, diciendo: Comamos y bebamos, porque mañana moriremos.
Y ha sido revelada a mis oídos esta voz del Señor de los ejércitos: No, no se os perdonará esa iniquidad hasta que muráis, dice el Señor Dios de los ejércitos.
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El Señor Dios de los ejércitos dice también: Ve a encontrar a aquel que habita en el Tabernáculo, a Sobna, digo, prefecto del templo y le dirás:
¿Qué haces aquí tú?, ¿o a quién representas tú aquí?; tú, que te has preparado aquí un sepulcro, que has hecho celebrar con gran esmero un monumento en lugar alto, un Tabernáculo en la peña.
Pues sábete que el Señor hará que te lleven de aquí, como es llevado atado el gallo de un gallinero, y como se lleva a un hombre criminal con la cara cubierta.
Te coronará con corona de abrojos, te arrojará como pelota en plaza ancha y espaciosa; allí morirás tú, que eres la deshonra de la casa del Señor, y allí parará la carroza de tu gloria.
Yo te echaré de tu puesto, y te depondré de tu ministerio.
Y aquel día llamaré a mi siervo Eliacim, hijo de Helcías.
Y lo revestiré de tu túnica, y lo adornaré con tu cinturón, y en sus manos pondré tu autoridad, y él será como padre para los moradores de Jerusalén y para la casa de Judá.
Y pondré sobre sus hombros la llave de la casa de David; y abrirá, y no habrá quien pueda cerrar; y cerrará, y no habrá quien pueda abrir.
Y lo colocaré como clavo hincado en lugar firme; y él será como trono de gloria para la casa de su padre.
De él colgará toda la gloria de la casa de su padre, alhajas de varias clases, vasos pequeños de toda especie, desde las tasas finas hasta todo instrumento de música.
Aquel día, pues, dice el Señor de los ejércitos, será arrancado el clavo que fue hincado en lugar firme, y será quebrado; y andará rodando por el suelo, y perecerá todo lo que de él estaba colgado: Porque así lo ha dicho el Señor.
Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Ilustración
Atlas