N consecuencia Roboam partió a Siquem; porque había concurrido allí todo Israel para reconocerle por rey.
Lo que oído por Jeroboam, hijo de Nabat, que se hallaba en Egipto (a donde se había refugiado huyendo de Salomón ), al punto dio la vuelta.
Y lo enviaron a llamar; y uniéndose con todo Israel, fueron y hablaron a Roboam en estos términos:
Tu padre nos oprimió con un yugo durísimo; sea tu gobierno más suave que el de tu padre, el cual impuso una pesada esclavitud; alívianos un poco la carga, si quieres que te sirvamos.
Respondió Roboam: Volved a mí de aquí a tres días. Retirado el pueblo,
tuvo consejo con los ancianos que habían estado alrededor de su padre Salomón mientras vivía, y les dijo: ¿Qué me aconsejáis que responda al pueblo?
Los ancianos le contestaron: Si acaricias a este pueblo, y lo aplacas con palabras dulces, ellos serán tus vasallos perpetuamente.
Mas Roboam no hizo caso del consejo de los ancianos; y comenzó a tratar la cosa con los jóvenes que se habían criado con él, y le hacían la corte;
y les dijo: ¿Qué os parece? ¿Y qué debo yo responder a este pueblo, que me ha venido a decir: Aligéranos el yugo que nos impuso tu padre?
Pero ellos, como mozos, y criados con él entre delicias, le respondieron, diciendo: A este pueblo que te ha dicho: Tu padre agravó nuestro yugo, aligeránosle tú; le has de hablar así y darle esta respuesta: Mi dedo meñique es mucho más grueso que los lomos de mi padre.
Mi padre cargó sobre vosotros un yugo pesado; pues yo os añadiré mayor peso; mi padre os azotó con varas, y yo os azotaré con escorpiones.
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Volvió, pues, Jeroboam con todo el pueblo al tercer día a Roboam, como éste se lo había mandado.
Y el rey, desechado el consejo de los ancianos, les respondió con dureza;
y les dijo, conforme al parecer de los jóvenes: Mi padre cargó sobre vosotros un yugo pesado, y yo lo agravaré más; mi padre os azotó con varas, mas yo he de azotaros con escorpiones.
Y no quiso condescender con los ruegos del pueblo; por ser voluntad de Dios que se cumpliese su palabra, anunciada por boca de Ahías silonita a Jeroboam, hijo de Nabat.
Entonces todo el pueblo, al oír la respuesta tan dura del rey, le habló así: Nosotros nada tenemos que ver con la casa de David; ni nada que esperar del hijo de Isaí. Retírate, oh Israel, a tus habitaciones; y tú Roboam, hijo de David, rige tu casa. Y se retiró Israel a sus habitaciones.
Y Roboam quedó reinando sobre los hijos de Israel que moraban en las ciudades de la tribu de Judá.
Envió después el rey Roboam a Aduram, superintendente de los tributos. Mas los hijos de Israel lo apedrearon y fue muerto. En vista de lo cual el rey Roboam montó apresuradamente en su carroza, y huyó a Jerusalén .
Desde entonces se separó Israel de la casa de David como lo está en el día de hoy.
Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Referencia
Ilustración
Atlas