Gen 8:17
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Saca también fuera contigo todos los animales que tienes dentro, de toda casta, tanto de aves como de bestias y de todos los reptiles que andan arrastrando sobre la tierra, y salid a tierra; propagaos y multiplicaos sobre ella.
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Gen 12:19
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¿Por qué motivo dijiste ser hermana tuya, poniéndome en ocasión de casarme con ella? Ahora, pues, ahí tienes a tu mujer, tómala, y anda enhorabuena.
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Gen 13:9
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Ahí tienes a la vista toda esta tierra; sepárate de mí, te ruego: si tú fueres a la izquierda, yo iré a la derecha; si tú escogieres la derecha, yo me iré a la izquierda.
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Gen 16:6
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A lo que, respondiendo Abram, le dijo: Ahí tienes tu esclava a tu disposición, haz con ella como te pareciere. Y como Sarai la maltratase, ella se huyó.
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Gen 19:15
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Y al apuntar el alba, le metían prisa los ángeles, diciendo: Apresúrate, toma a tu mujer, y las dos hijas que tienes: no sea que tú también perezcas en la ruina de esta ciudad malvada.
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Gen 22:11
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Cuando he aquí que de repente el ángel del Señor gritó del cielo, diciendo: Abrahán, Abrahán. Aquí me tienes, respondió él.
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Gen 24:14
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La doncella, pues, a quien yo dijere: Baja tu cántaro para que yo beba, y ella respondiere: Bebe, y aun a tus camellos daré también de beber: ésa es la que tú tienes preparada para tu siervo Isaac: y en eso conoceré que has sido propicio a mi amo.
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Gen 24:51
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Ahí tienes a Rebeca, tómala, llévala contigo, y sea muy enhorabuena esposa del hijo de tu amo, conforme lo ha manifestado el Señor.
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Gen 26:24
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donde se le apareció el Señor aquella misma noche, diciéndole: Yo soy el Dios de tu padre Abrahán, no tienes que temer, pues estoy yo contigo, yo te colmaré de bendiciones, y multiplicaré tu descendencia por amor de mi siervo Abrahán.
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Gen 27:38
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Al cual replicó Esaú: ¿Por ventura no tienes, padre mío, sino una sola bendición? Te ruego que también me bendigas a mí. Y como llorase con grandes alaridos,
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Gen 38:18
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A lo cual dijo Judá: ¿Qué prenda quieres? Ese anillo o sello tuyo, respondió, y el brazalete, y el bastón que tienes en la mano. Quedó, pues, entonces mismo, embarazada la mujer,
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Gen 41:15
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Le dijo Faraón: He tenido unos sueños, y no hay quien acierte a explicarlos: he oído de ti que tienes gran luz para interpretarlos.
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Gen 46:2
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oyó en una visión de noche a Dios, que le llamaba, y decía: ¡Jacob , Jacob ! Al cual respondió: Aquí me tienes.
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Gen 46:3
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Le dijo Dios: Yo soy el fortísimo Dios de tu padre; no tienes que temer. Desciende a Egipto, que allí te haré cabeza de una nación grande.
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Gen 47:6
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La tierra de Egipto a tu vista y disposición la tienes; dales para habitar el mejor sitio, y sea enhorabuena la tierra de Gesén. Y si conoces que hay entre ellos sujetos capaces, ponlos por mayorales de mis ganados.
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Gen 50:18
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Y vinieron a él sus hermanos, y adorándole postrados en tierra, le dijeron: Esclavos tuyos somos; aquí nos tienes.
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Ex 3:4
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Pero viendo el Señor que se acercaba ya para ver lo que era, le llamó desde entre la zarza, y dijo: Moisés, Moisés. Aquí me tienes, respondió él.
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Ex 4:2
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¿Qué es eso, le preguntó Dios, que tienes en tu mano? Una vara, respondió él.
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Ex 9:19
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Por eso desde ahora envía y recoge tus bestias, y todo cuanto tienes en el campo; porque hombres y bestias, y todo lo que se hallare al descubierto y no se hubiere retirado de los campos, cayendo sobre ellos el pedrisco, todo perecerá.
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Ex 32:32
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o si no lo haces, bórrame del libro tuyo en que me tienes escrito.
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Núm 11:29
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Pero él le respondió: ¿A qué fin tienes celos por amor de mí? ¡Ah! ¡Quién me diera que todo el pueblo profetizase y que el Señor concediese a todos su espíritu!
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Núm 22:9
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¿Qué quieren esos hombres que tienes en tu casa?
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Núm 22:29
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Respondió Balaam : Porque lo tienes merecido, y has hecho burla de mí. ¡Ojalá tuviera yo una espada para envasarte!
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Núm 22:38
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Al cual respondió él: Aquí me tienes. Mas, ¿podré yo hablar otra cosa, sino lo que Dios pusiere en mi boca?
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Deut 1:21
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Mira, ¡oh Israel! la tierra que te da tu Señor Dios: sube y ocúpala como Dios nuestro Señor lo prometió a tus padres; no tienes que temer ni alarmarte por nada.
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Deut 7:21
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No tienes que temerlos; porque tu Señor Dios está en medio de ti, Dios grande y terrible.
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Deut 15:3
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Del forastero y advenedizo podrás exigir la deuda; pero no tienes facultad de obligar al vecino y hermano tuyo a la paga.
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Deut 17:8
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Si estando pendiente ante ti una causa, hallares ser difícil y dudoso el discernimiento entre sangre y sangre, entre pleito y pleito, entre lepra y lepra, y vieres que son varios los pareceres de los jueces que tienes en tu ciudad, marcha y acude al lugar que habrá escogido el Señor Dios tuyo,
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Deut 26:13
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Y dirás en presencia del Señor Dios tuyo: Yo he tomado de mi casa lo que fue consagrado al Señor, y dádolo al levita y al forastero, y al huérfano y a la viuda, como me tienes mandado: no he traspasado tus mandamientos, ni olvidádome de tus preceptos.
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Jos 8:18
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dijo el Señor a Josué: Levanta el broquel que tienes en tu mano contra la ciudad de Hai, porque voy a entregártela.
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Jos 13:1
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Era Josué anciano y de edad avanzada, cuando el Señor le dijo: Tú estás viejo, y tienes ya muchos años; y queda por conquistar y dividir en suertes una tierra dilatadísima.
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Jos 15:18
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A la cual caminando juntos, aconsejó el marido que pidiera a su padre una heredad. Axa pues, yendo sentada en su asno, dio un suspiro, y Caleb le dijo: ¿Qué tienes?
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Juec 1:13
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a la cual, estando de camino, sugirió su esposo que pidiese a su padre una heredad. Y como ella, yendo sentada sobre un asno, comenzase a suspirar, le dijo Caleb: ¿Qué tienes?
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Juec 7:2
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Dijo entonces el Señor a Gedeón: Mucha gente tienes contigo: no será Madián entregado en manos de ella, porque no se gloríe contra mí Israel, y diga: Mi valor me ha libertado.
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Juec 8:6
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Respondieron los príncipes de Soccot: Pues qué, ¿tienes en tu poder maniatados a Zebee y a Salmana, para pedirnos que demos pan a este su ejército?
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Juec 8:15
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Con esto, entró en Soccot, y les dijo: Aquí tenéis a Zebee y a Salmana, sobre los cuales me zaheristeis diciendo: ¿Acaso tienes ya en tu poder maniatados a Zebee y a Salmana para que nos pidas que demos de comer a tus soldados desfallecidos de hambre y cansancio?
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Juec 9:32
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Sal, pues, de noche con la tropa que tienes contigo, y estate escondido en los campos;
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Juec 18:24
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¿Es bueno, respondió él, que me habéis robado los dioses que yo hice para mí, y al sacerdote y todo cuanto tengo, y decís: ¿Qué es lo que tienes?
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I Rey 9:12
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Respondieron diciendo: Aquí está, no lo tienes muy lejos de ti; date prisa, porque ha venido hoy a la ciudad, por ser día en que el pueblo ofrecerá sacrificio en el lugar excelso.
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I Rey 9:19
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Y Samuel le respondió, diciendo: Yo soy el profeta. Sube delante de mí al lugar excelso; porque hoy comerás conmigo, y mañana te despacharé, después de haberte manifestado todo lo que tienes en tu corazón.
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I Rey 14:43
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Dijo, pues, Saúl a Jonatás: Declárame qué es lo que has hecho. Jonatás lo confesó todo, diciendo: Gusté ansiosamente con la punta del bastón que traía en la mano, un poquito de miel, y he aquí que voy a morir por eso. Aquí me tienes, yo moriré.
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I Rey 16:11
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Y añadió Samuel a Isaí: ¿No tienes ya más hijos? A lo que contestó: Aún tengo otro pequeño, que está apacentando ovejas. Dijo Samuel a Isaí: Envía por él, y tráelo aquí, que no nos pondremos a la mesa, hasta que él venga.
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I Rey 16:16
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Si tú, Señor nuestro, lo mandas, tus siervos que tienes aquí delante, buscarán un hombre hábil en tocar el arpa, para que cuando el Señor permita que te agite el mal espíritu, la toque y sientas algún alivio.
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I Rey 17:33
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Mas Saúl dijo a David: No tienes tú fuerza para resistir a ese filisteo, ni para pelear contra él; pues tú eres muchacho todavía, y él es un varón aguerrido desde su mocedad.
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I Rey 20:30
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Saúl, indignado contra Jonatás, le dijo: ¡Hijo de prostituta, hijo desamorado y perverso!, ¿piensas que yo ignoro el amor que tienes al hijo de Isaí, para confusión tuya e ignominia de tu envilecida madre?
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I Rey 21:4
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Ahora, pues, si tienes a mano aunque no sea más que cinco panes, dámelos, o cualquier cosa que hallares pues tenemos gran necesidad.
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I Rey 21:10
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Le dijo el sumo sacerdote: Aquí tienes la espada del filisteo Goliat a quien tú mataste en el valle del Terebinto; envuelta está en su paño detrás del efod; si quieres llevarla, tómala, pues aquí no hay sino ésta. Le dijo David: No hay otra comparable a ella; dámela.
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I Rey 23:21
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Ahora, pues, si deseas dar con él, no tienes más que venir, que corre de nuestra cuenta el entregarlo en tus manos.
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I Rey 25:6
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y decidle: La paz o felicidad sea con mis hermanos y contigo, y paz a tu casa, y paz a todas cuantas cosas tienes.
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II Rey 5:1
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Después de esto se presentaron todas las tribus de Israel a David en Hebrón, diciendo: Aquí nos tienes; hueso tuyo y carne tuya somos.
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