II Rey 9:6
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Llegado que fue Mifiboset, hijo de Jonatás, hijo de Saúl, a la presencia de David, se postró sobre su rostro, haciéndole una profunda reverencia. Le dijo entonces David: ¡Mifiboset! Aquí tienes, señor, respondió él, a tu siervo.
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II Rey 9:7
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Y David: No tienes que temer, le dijo, pues yo pienso colmarte de mercedes por amor de Jonatás, tu padre, y restituirte todas las heredades de tu abuelo Saúl; y tú comerás siempre a mi mesa.
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II Rey 14:5
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Le dijo el rey: ¿Qué es lo que tienes? ¡Ay de mí!, respondió ella, soy una mujer viuda; pues se me ha muerto mi marido.
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II Rey 15:35
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Allí tienes contigo a Sadoc y Abiatar, sumos sacerdotes; todo cuanto oyeres decir en la casa del rey, se lo comunicarás a ellos.
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II Rey 19:37
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y te suplico que dejes volver a este tu siervo a morir en su patria, y a que sea sepultado junto a su padre y a su madre. Aquí tienes a mi hijo Camaán, tu siervo; éste puede ir contigo, mi rey y señor; y haz con él lo que bien te parezca.
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II Rey 24:22
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Mas Areúna replicó a David: Tómela el rey, mi señor, y conságrela como bien le parezca; ahí tienes los bueyes para el holocausto, y el carro y los yugos de los bueyes para que sirvan de leña.
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III Rey 2:26
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Dijo asimismo el rey a Abiatar, sumo sacerdote: Retírate a la posesión que tienes en Anatot. Tú, a la verdad, mereces la muerte, pero yo no te quito hoy la vida, por cuanto llevaste el arca del Señor Dios delante de mi padre David, y acompañaste a mi padre en todos los trabajos que padeció.
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III Rey 8:43
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tú le oirás desde el cielo, desde aquel firmamento en que tienes tu habitación, y otorgarás todo cuanto te suplicare el extranjero; para que así todos los pueblos del mundo aprendan a temer tu Nombre, como tu pueblo de Israel; y sepan por experiencia que tu Nombre es invocado en esta casa que yo he edificado.
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III Rey 8:49
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tú, Señor, oirás desde el cielo, desde esa firmísima morada en que tienes puesto tu solio, sus oraciones y sus plegarias, y saldrás a su defensa;
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III Rey 15:19
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Ya sabes que hay alianza entre los dos, como la hubo entre mi padre y el tuyo; por tanto, te remito esos presentes de plata y oro, y te pido que vengas y rompas la alianza que tienes con Baasa, rey de Israel, para que éste se retire de mis dominios.
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III Rey 17:23
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Entonces Elías tomó el niño y lo bajó de su aposento al cuarto bajo de la casa, y se lo entregó a su madre diciéndole: Aquí tienes vivo a tu hijo.
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III Rey 21:5
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Entró a verle Jezabel, su mujer, y le dijo: ¿Qué es esto? ¿Qué motivo tienes para estar triste? ¿Y por qué no quieres comer?
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III Rey 21:20
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Le dijo Acab: ¿Por ventura me tienes por enemigo tuyo, para que así vaticines contra mí? Sí te tengo por tal, respondió Elías; porque te has prostituido a hacer la maldad delante del Señor.
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IV Rey 3:13
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Mas Eliseo dijo al rey de Israel: ¿Qué tienes tú que ver conmigo? Anda, ve a los profetas de tu padre y de tu madre. Le dijo el rey de Israel: ¿Por qué habrá juntado el Señor estos tres reyes para entregarlos en manos de Moab?
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IV Rey 4:2
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Le dijo Eliseo: ¿Qué quieres que yo haga por ti? Dime: ¿qué tienes en tu casa? Ella respondió: No tiene tu esclava otra cosa en su casa sino un poco de aceite para ungirse.
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IV Rey 6:16
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Mas él respondió: No tienes que temer, porque tenemos mucha más gente nosotros que ellos.
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IV Rey 19:6
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Y les dijo Isaías: Esto diréis a vuestro amo: Así habla el Señor: No tienes que intimidarte por las palabras que has oído, con las cuales han blasfemado contra mí los criados del rey de los asirios.
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I Par 17:23
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Ahora, pues, oh Señor, confirmada para siempre la promesa que has hecho a tu siervo, y en orden a su casa, haz lo que tienes dicho,
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I Par 28:21
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Aquí tienes los sacerdotes y levitas distribuidos en sus clases, y dispuestos y prontos a todo lo que conviene al ministerio de la casa del Señor; y así los príncipes o jefes como el pueblo sabrán ejecutar todas tus órdenes.
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II Par 16:3
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Hay alianza entre yo y tú; al modo que la hubo entre mi padre y el tuyo; por tanto te remito ese oro y plata, para que, rompiendo el tratado que tienes hecho con Baasa, rey de Israel, le obligues a retirarse de mi país.
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II Esd 6:7
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tienes destinados profetas que ensalcen tu nombre en Jerusalén , y digan: El es el rey de Judea. Estas cosas llegarán a oídos del rey; por lo mismo ven pronto, para que consultemos juntos sobre el asunto.
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Jud 6:5
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Ahora bien, si tú tienes por cierta tu profecía, no mudes el color del rostro, y esa palidez que cubre tu semblante échala lejos de ti, si crees que no tendrán efecto estas palabras mías.
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Jud 9:4
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Puesto que tú eres el que obraste antiguamente aquellas cosas estupendas, y tienes resuelto ejecutar otras después a su tiempo; habiéndose hecho siempre lo que has querido.
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Jud 9:10
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y no saben que tú eres nuestro Dios, que de tiempo antiguo desbaratas los ejércitos, y tienes por nombre el Señor, esto es, Yahvé.
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Jud 13:7
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dijo: Dame valor, oh Señor Dios de Israel, y favorece en este trance la empresa de mis manos, para que sea por ti ensalzada, como lo tienes prometido, tu ciudad de Jerusalén ; y ejecute yo el designio que he formado, contando con tu asistencia para llevarlo a cabo.
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Est 15:12
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¿Qué tienes Ester? Yo soy tu hermano, no temas.
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Job 1:10
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¿No lo tienes tú a cubierto de todo mal por todas partes, así a él como a su casa y a toda su hacienda? ¿No has echado la bendición sobre todas las obras de sus manos, con lo que se han multiplicado sus bienes en la tierra?
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Job 10:13
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Aunque encubras estas cosas en tu corazón, yo sé bien que todas las tienes presentes.
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Job 14:5
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Breves son los días del hombre; tú tienes contado el número de sus meses; señalaste los términos de su vida, más allá de los cuales no podrá pasar.
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Job 14:16
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Es verdad que tú tienes contados todos mis pasos; mas perdóname, Señor, mis pecados.
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Job 14:17
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Tú tienes sellados y guardados como en una arquilla mis delitos; pero has curado ya mi iniquidad.
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Job 15:12
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¿Por qué se engríe tu corazón, y como hombre que atónito medita grandes cosas tienes fijos los ojos?
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Job 18:3
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Pero, ¿por qué nos tienes por bestias, y somos como basura a vuestros ojos?
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Job 33:32
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que si tienes algo que replicar, propónmelo, dilo libremente; pues yo deseo que aparezcas justo.
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Job 33:33
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Mas si nada tienes que responder, escúchame, guarda silencio, y aprenderás de mí la sabiduría.
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Job 34:16
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Ahora bien, si tú tienes entendimiento, atiende a lo que se dice, y escucha mis palabras.
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Job 39:1
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¿Por ventura, oh Job, tienes noticias del tiempo en que las cabras monteses dan a luz entre las breñas, o has observado las ciervas al tiempo de su parto?
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Job 40:9
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Si tienes, pues, un brazo fuerte como el de Dios, y si el tono de tu voz es semejante a su trueno,
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Salm 15:2
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Yo dije al Señor: Tú eres mi Dios, que no tienes necesidad de mis bienes.
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Salm 30:20
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¡Oh, cuán grande es, Señor, la dulzura que tienes reservada para los que te temen! Tú la has comunicado abundantemente, a vista de los hijos de los hombres, a aquellos que tienen puesta en ti su esperanza.
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Salm 41:6
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¿Por qué estás triste, oh alma mía?; y ¿por qué me tienes en esta agitación? Espera en Dios; porque aún cantaré sus alabanzas, como que es el salvador que tengo siempre delante de mí,
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Salm 55:9
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¡Oh Dios!, te he expuesto cuál es la situación de mi vida; tú tienes presentes ante tus ojos mis lágrimas, conforme a tu promesa.
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Salm 88:10
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Tú tienes señorío sobre la bravura del mar; y el alboroto de sus olas tú le sosiegas.
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Salm 113:5
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¿Qué tienes tú, ¡oh mar!, que así has huido?; y tú, ¡oh Jordán!, ¿por qué has vuelto atrás?
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Salm 138:1
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Para el fin: Salmo de David. ¡Oh Señor!, tú has hecho prueba de mí, y me tienes bien conocido.
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Prov 22:27
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Porque si no tienes con qué pagar, ¿a qué fin exponerte a que te lleven la cubierta de tu cama?
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Ecle 12:12
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Tú, hijo mío, no tienes que buscar cosa mejor que las dichas verdades. Los libros se van multiplicando sin término y la continua meditación del ánimo es tormento del cuerpo.
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Cant 1:6
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¡Oh tú, el querido de mi alma!, dime dónde tienes los pastos, dónde el sesteadero al llegar el mediodía, para que no tenga yo que ir vagueando tras de los rebaños de tus compañeros.
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Cant 4:11
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Son tus labios, ¡oh esposa mía!, un panal que destila miel; miel y leche tienes debajo de la lengua; y es el olor de tus vestidos como olor de suavísimo incienso.
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Sab 11:22
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porque tú solo tienes siempre a la mano el sumo poder; y ¿quién puede resistir a la fuerza de tu brazo?
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