Concordancia

Sagrada Biblia (Torres Amat)

hermanos

I Cor 1:26 Considerad si no, hermanos, quiénes son los que han sido llamados a la fe de entre vosotros, cómo no sois muchos los sabios, según la carne, ni muchos los poderosos, ni muchos los nobles;
I Cor 2:1 Yo, pues, hermanos míos, cuando fui a vosotros a predicaros el testimonio de la buena nueva de Cristo , no fui con sublimes discursos, ni sabiduría humana;
I Cor 3:1 Y así es, hermanos, que yo no he podido hablaros como a hombres espirituales, sino como a personas aún carnales. Y por eso, como a niños en Cristo ,
I Cor 4:6 Por lo demás, hermanos míos, todo esto que acabo de decir, lo he presentado en persona mía y en la de Apolo por amor vuestro, a fin de que, sin nombrar a nadie, aprendáis por medio de nosotros a no entonaros uno contra otro a favor de un tercero, más allá de lo que va escri-to.
I Cor 5:11 Cuando os escribí que no trataseis con tales sujetos, quise decir que si aquel que es del número de vuestros hermanos, es deshonesto o avariento, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o vive de rapiña, con este tal, ni tomar bocado.
I Cor 6:5 Lo digo para confusión vuestra. ¿Es posible que no ha de haber entre vosotros algún hombre inteligente, que pueda ser juez o árbitro entre los hermanos;
I Cor 6:8 Mas algunos de vosotros sois los que agraviáis y defraudáis, y eso a vuestros propios hermanos.
I Cor 6:9 ¿No sabéis que los injustos no poseerán el reino de Dios? No queráis cegaros, hermanos míos, ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros,
I Cor 7:24 Cada uno, hermanos míos, permanezca para con Dios en el estado civil en que fue llamado.
I Cor 7:29 Y lo que digo, hermanos míos, es, que el tiempo es corto; y que así lo que importa es que los que tienen mujer vivan como si no la tuviesen;
I Cor 8:12 Así sucede que, pecando contra los hermanos, y llagando su conciencia poco firme, venís a pecar contra Cristo .
I Cor 9:5 ¿Por ventura no tenemos también facultad de llevar en los viajes alguna mujer hermana en Jesucristo, para que nos asista, como hacen los demás apóstoles, y los hermanos o parientes del Señor, y el mismo Cefas, o Pedro?
I Cor 9:24 ¿No sabéis que los que corren en el estadio, si bien todos corren, uno solo se lleva el premio? Corred, pues, hermanos míos, de tal manera que lo ganéis.
I Cor 10:1 Porque no debéis de ignorar, hermanos míos, que nuestros padres estuvieron todos a la sombra de aquella misteriosa nube; que todos pasaron el mar;
I Cor 11:2 Yo por mi parte os alabo, hermanos míos, de que en todas cosas os acordéis de mí, y de que guardéis mis instrucciones, conforme os lo tengo enseñado.
I Cor 11:33 Por lo cual, hermanos míos, cuando os reunís para esas comidas de caridad, esperaos unos a otros.
I Cor 12:1 Mas en orden a los dones espirituales no quiero, hermanos míos, que estéis ignorantes.
I Cor 14:6 En efecto, hermanos, si yo fuere a vosotros hablando lenguas, ¿qué os aprovecharé, si no os hablo instruyéndoos o con la revelación, o con la ciencia, o con la profecía, o con la doctrina?
I Cor 14:26 Pues ¿qué es lo que se ha de hacer, hermanos míos? Vedlo aquí: Si cuando os congregáis, uno de vosotros se halla inspirado de Dios para hacer un himno, otro para instruir, éste para revelar alguna cosa de Dios, aquél para hablar lenguas, otro para interpretarlas, hágase todo para edificación de los fieles.
I Cor 14:39 En suma, hermanos, codiciad o preferid el don de la profecía, y no estorbéis el de hablar lenguas.
I Cor 15:1 Quiero ahora, hermanos míos, renovaros la memoria de la buena nueva que os he predicado, que vosotros recibisteis, en el cual estáis firmes,
I Cor 15:6 Posteriormente se dejó ver en una sola vez de más de quinientos hermanos juntos, de los cuales, aunque han muerto algunos, la mayor parte viven todavía.
I Cor 15:20 Pero Cristo , hermanos míos, ha resucitado de entre los muertos, y ha venido a ser como las primicias de los difuntos.
I Cor 15:31 No hay día, tenedlo por cierto, hermanos, en que yo no muera por asegurar la gloria vuestra y también mía, que está en Jesucristo nuestro Señor.
I Cor 15:50 Digo esto, hermanos míos, porque la carne y sangre, o los hombres carnales, no pueden poseer el reino de Dios, ni la corrupción poseerá esta herencia incorruptible.
I Cor 15:51 Ved aquí, hermanos, un misterio que voy a declararos: Todos a la verdad resucitaremos; mas no todos seremos cambiados en hombres celestiales.
I Cor 15:58 Así que, amados hermanos míos, estad firmes y constantes, trabajando siempre más y más en la obra del Señor, que sabéis que vuestro trabajo no quedará sin recompensa delante del Señor.
I Cor 16:11 Por tanto ninguno le tenga en poco; y despachadle en paz, para que venga a verse conmigo, pues le estoy aguardando con los hermanos.
I Cor 16:12 En cuanto a nuestro hermano Apolo os hago saber que le he instado mucho para que fuese a visitaros con alguno de nuestros hermanos; pero no ha creído conveniente hacerlo ahora, mas él irá cuando tuviere oportunidad.
I Cor 16:15 Ya conocéis, hermanos míos, la familia de Estéfanas, y de Fortunato, y de Acaico; ya sabéis que son las primicias de la Acaya, y que se consagraron al servicio de los santos.
I Cor 16:20 Todos los hermanos os saludan. Saludaos vosotros unos a otros con el ósculo santo de la caridad.
II Cor 1:8 Pues no quiero, hermanos, que ignoréis la tribulación que padecimos en el Asia, los males de que nos vimos abrumados, tan excesivos y tan superiores a nuestras fuerzas, que nos hacían pesada la misma vida.
II Cor 2:6 Le basta a él esa corrección, hecha por muchos de los hermanos, esto es, por vuestra Iglesia.
II Cor 4:2 antes bien desechamos lejos de nosotros las ocultas infamias o disimulos vergonzosos de los falsos hermanos, no procediendo con artificio, ni alterando la palabra de Dios, sino alegando únicamente en abono nuestro para con todos aquellos que juzguen de nosotros según su conciencia, la sinceridad con que predicamos la verdad delante de Dios.
II Cor 7:1 Teniendo, pues, carísimos hermanos míos, tales promesas, purifiquémonos de cuanto mancha la carne y el espíritu, perfeccionando nuestra santificación con el temor de Dios.
II Cor 8:1 Ahora os hago saber, hermanos míos, la gracia que Dios ha hecho a los fieles de las iglesias de Macedonia.
II Cor 8:19 y el cual, además de eso, ha sido escogido por las iglesias para acompañarnos en nuestros viajes, y tomar parte en el cuidado que tenemos de procurar este socorro a nuestros hermanos por la gloria del Señor, y para mostrar nuestra pronta voluntad,
II Cor 8:23 lo mismo que a Tito, mi socio y coadjutor entre vosotros, y a los demás hermanos que le acompañan y son los apóstoles o enviados de las iglesias y la gloria de Cristo .
II Cor 9:3 Sin embargo, he enviado ahí a esos hermanos, a fin de que no en vano me haya gloriado de vosotros en esta parte, y para que estéis prevenidos, como yo he dicho que estabais;
II Cor 9:5 Por tanto he juzgado necesario rogar a dichos hermanos que se adelanten, y den orden para que esa limosna, de antemano prometida, esté a punto, de modo que sea ése un don ofrecido por la caridad, y no como arrancado a la avaricia.
II Cor 11:9 Y estando yo en vuestra patria, y necesitado, a nadie no obstante fui gravoso, proveyéndome de lo que me faltaba los hermanos venidos de Macedonia; y en todas ocasiones me guardé de serviros de carga, y me guardaré en adelante.
II Cor 11:26 Me he hallado en penosos viajes muchas veces, en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en poblado, peligros en despoblado, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos;
II Cor 13:11 Por lo demás, hermanos, estad alegres, sed perfectos, exhortaos los unos a los otros, reuníos en un mismo espíritu y corazón, vivid en paz, y el Dios de la paz y de la caridad será con vosotros.
Gál 1:2 y todos los hermanos que conmigo están, a las iglesias de Galacia,
Gál 1:11 Porque os hago saber, hermanos, que el evangelio que yo os he predicado, no es una cosa humana;
Gál 2:4 Ni aun por miramiento a aquellos falsos hermanos, que furtivamente se metieron a espiar la libertad con que procedemos en Cristo Jesús , a fin de reducirnos a la servidumbre de la ley antigua.
Gál 4:12 Sed como yo, ya que yo he sido como vosotros, ¡oh hermanos míos!; os lo ruego encarecidamente. A mí en nada me habéis agraviado;
Gál 4:28 Nosotros, pues, hermanos, somos los hijos de la promesa, figurados en Isaac.
Gál 4:31 Según esto, hermanos, nosotros no somos hijos de la esclava, sino de la libre; y Cristo es el que nos ha adquirido esta libertad.
Gál 5:11 En cuanto a mí, hermanos, si yo predico aún la circuncisión, ¿por qué soy todavía perseguido? Según eso, se acabó el escándalo de la cruz que causo a los judíos.