Concordancia

Sagrada Biblia (Torres Amat)

cuya

Dan 4:8 Un árbol grande y robusto, cuya copa tocaba al cielo, y se alcanzaba a ver desde los últimos términos de toda la tierra.
Dan 4:17 El árbol que has visto elevadísimo y robusto, cuya altura llega hasta el cielo, y se ve de toda la tierra;
Dan 4:18 cuyas ramas son hermosísimas y abundantísimos sus frutos, y que da alimento para todos; y debajo de cuya sombra habitan las bestias del campo, y en cuyas ramas anidan las aves del cielo:
Dan 5:11 Hay en tu reino un varón el cual tiene dentro de sí el espíritu de los santos dioses, y en tiempo de tu padre se manifestaron en él la ciencia y la sabiduría, por cuya causa el mismo rey Nabucodonosor tu padre lo constituyó jefe de los magos, de los encantadores, caldeos y agoreros; tu padre, digo, ¡oh rey!
Os 4:3 por cuya causa se cubrirá de luto o desolación la tierra, y desfallecerán todos sus moradores; y aun las bestias del campo, y las aves del cielo, y hasta los peces del mar perecerán.
I Mac 9:11 A este tiempo salió de sus campamentos el ejército enemigo, y vino a su encuentro: La caballería iba dividida en dos cuerpos; los honderos y los arqueros ocupaban el frente del ejército, cuya vanguardia componían los soldados más valientes.
I Mac 11:44 Entonces Jonatás le envió a Antioquía tres mil hombres de los más valientes, por cuya llegada recibió el rey gran contento."
II Mac 4:16 por cuya adquisición se excitaba entre ellos una peligrosa emulación; de suerte que hacían alarde de imitar los usos de los griegos, y de parecer semejantes a aquellos mismos que poco antes habían sido sus mortales enemigos.
Mt 24:30 Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre, a cuya vista todos los pueblos de la tierra prorrumpirán en llantos; y verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes resplandecientes del cielo con gran poder y majestad;
Mc 7:25 porque luego que lo supo una mujer, cuya hija estaba poseída del espíritu inmundo, entró, y se arrojó a sus pies.
Mc 10:7 por cuya razón, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se juntará con su mujer;
Mc 12:17 Entonces replicó Jesús , y les dijo: Pagad, pues, a César lo que es de César; y a Dios lo que es de Dios. Con cuya respuesta los dejó maravillados.
Lc 1:5 Siendo Herodes rey de Judea, hubo un sacerdote llamado Zacarías, de la familia sacerdotal de Abía, una de aquellas que servían por turno en el templo, cuya mujer, llamada Isabel, era igualmente del linaje de Aarón.
Lc 1:12 con cuya vista se estremeció Zacarías, y quedó sobrecogido de espanto.
Lc 1:50 y cuya misericordia se derrama de generación en generación sobre los que le temen.
Lc 7:7 Por cuya razón, tampoco me tuve por digno de salir en persona a buscarte; pero di tan solo una palabra, y sanará mi criado.
Lc 13:1 En este mismo tiempo vinieron algunos, y contaron a Jesús lo que había sucedido a unos galileos, cuya sangre mezcló Pilatos con la de los sacrificios que ellos ofrecían.
Jn 6:42 Y decían: ¿No es éste aquel Jesús , hijo de José, cuyo padre y cuya madre nosotros conocemos? Pues, ¿cómo dice él: Yo he bajado del cielo?
Jn 17:4 Yo por mí te he glorificado en la tierra; tengo acabada la obra, cuya ejecución me encomendaste.
Jn 18:26 Le dijo uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel cuya oreja había cortado Pedro: Pues, ¿no te vi yo en el huerto con él?
Hech 1:15 Por aquellos días levantándose Pedro en medio de los hermanos (cuya junta era como de unas ciento veinte personas) les dijo:
Hech 10:6 el cual está hospedado en casa de otro Simón curtidor, cuya casa está cerca del mar: éste te dirá lo que te conviene hacer.
Hech 11:26 en cuya Iglesia estuvieron empleados todo un año; e instruyeron a tanta multitud de gentes, que aquí en Antioquía fue donde los discípulos empezaron a llamarse cristianos.
Hech 11:29 por cuya causa los discípulos determinaron contribuir cada uno, según sus facultades, con alguna limosna, para socorrer a los hermanos habitantes en Judea.
Hech 12:7 Cuando de repente apareció un ángel del Señor, cuya luz llenó de resplandor toda la pieza, y tocando a Pedro en el lado, le despertó diciendo: Levántate presto. Y al punto se le cayeron las cadenas de las manos.
Hech 17:29 Siendo, pues, nosotros del linaje de Dios, no debemos imaginar que el ser divino sea semejante al oro, a la plata, o al mármol, de cuya materia ha hecho las figuras el arte e industria humana.
Hech 18:7 En efecto, saliendo de allí, entró a hospedarse en casa de uno llamado Tito Justo, temeroso de Dios, cuya casa estaba contigua a la sinagoga.
Hech 21:16 Vinieron también con nosotros algunos de los discípulos de Cesarea, trayendo consigo un antiguo discípulo llamado Mnasón, oriundo de Chipre, en cuya casa habíamos de hospedarnos.
Hech 21:18 Al día siguiente fuimos con Pablo a visitar a Santiago, a cuya casa concurrieron todos los ancianos, o presbíteros.
II Cor 1:6 Porque si somos atribulados, lo somos para vuestra edificación y salud; si somos consolados, lo somos para vuestra consolación; si somos confortados, lo somos para confortación y salvación vuestra, cuya obra se perfecciona con la paciencia con que sufrís las mismas penas que igualmente sufrimos nosotros.
II Cor 1:13 Yo no os escribo sino cosas cuya verdad conocéis al leerlas. Y espero que la reconoceréis hasta el fin,
II Cor 12:10 Por cuya causa yo siento satisfacción y alegría en mis enfermedades, en los ultrajes, en las necesidades, en las persecuciones, en las angustias, en que me veo por amor de Cristo . Pues cuando estoy débil, entonces con la gracia soy más fuerte.
Gál 1:5 cuya es la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Ef 2:5 aun cuando estábamos muertos por los pecados, y éramos objetos de su cólera, nos dio vida en Cristo (por cuya gracia vosotros habéis sido salvados)
Ef 3:4 por cuya lectura podéis conocer la inteligencia mía en el misterio de Cristo ,
Col 1:14 por cuya sangre hemos sido nosotros rescatados y recibido la remisión de los pecados,
Col 4:3 orando por nosotros, para que Dios nos abra la puerta de la predicación a fin de anunciar el misterio de la redención de los hombres por Cristo , (por cuya causa estoy todavía preso).
Heb 12:26 cuya voz hizo entonces temblar la tierra; pero ahora promete más, diciendo: Una vez todavía os hablaré en público; y yo conmoveré no tan sólo la tierra, sino también el cielo.
Heb 13:7 Acordaos de vuestros prelados los cuales os han predicado la palabra de Dios, cuya fe habéis de imitar, considerando el fin dichoso de su vida.
Heb 13:11 Porque los cuerpos de aquellos animales cuya sangre por el pecado ofrece el sumo sacerdote en el santuario, son quemados enteramente fuera de los alojamientos o de la población;
I Ped 4:11 El que habla o predica la palabra divina, hágalo de modo que parezca que habla Dios por su boca; quien tiene algún ministerio eclesiástico, ejercítelo como una virtud que Dios le ha comunicado, a fin de que en todo cuanto hagáis sea Dios glorificado por Jesucristo, cuya es la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.
II Ped 2:2 Y muchas gentes los seguirán en sus disoluciones; por cuya causa el camino de la verdad será infamado;
Apoc 13:12 Y ejercitaba todo el poder de la primera bestia en su presencia; e hizo que la tierra y sus moradores adorasen la bestia primera, cuya herida mortal quedó curada.
Apoc 20:11 Después vi un gran solio reluciente, y a uno, esto es, a Jesucristo, sentado en él, a cuya vista desapareció la tierra, y el cielo, y no quedó nada de ellos.
Apoc 21:11 la cual tenía la claridad de Dios; cuya luz era semejante a una piedra preciosa, a piedra de jaspe, transparente como cristal.