I Esd 9:11
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ordenados por medio de tus siervos los profetas, diciéndonos: La tierra en cuya posesión vais a entrar, es una tierra inmunda (como son inmundos los otros pueblos y demás países), por causa de los ídolos, que la han inundado de un cabo a otro;
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II Esd 9:29
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Y los exhortaste vivamente a volver a tu ley; pero ellos procedieron con altivez, y no obedecieron tus mandamientos, y pecaron contra tus leyes, en cuya observancia halla el hombre la vida, y rezongones sacudieron la carga del hombro, y endurecieron su cerviz, y no hicieron caso.
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II Esd 13:13
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cuya superintendencia dimos a Selemías sacerdote, y a Sadoc escriba, y a Fadaías, del número de los levitas; y por su ayudante a Hanán, hijo de Zacur, hijo de Matanías; por cuanto se tenían experimentados por fieles, y por lo mismo se confió a éstos repartir las porciones entre sus hermanos.
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Tob 6:3
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a cuya vista Tobías, despavorido, dio un gran grito, diciendo: ¡Señor, que me ataca!
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Jud 8:19
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por cuya maldad fueron entregados a la espada, y al saqueo, y al oprobio de sus enemigos; nosotros, no conocemos otro Dios distinto a él.
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Jud 16:5
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Vino de los montes el asirio, por el lado del Aquilón, con sus numerosas fuerzas; cuya muchedumbre secó los arroyos, y su caballería cubrió los valles.
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Est 1:4
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(Todo para ostentar las riquezas y magnificencias de su reino, y la grandeza y pompa de su poderío). Convite cuya celebración duró mucho tiempo, a saber, ciento ochenta días.
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Est 7:4
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Porque así yo como mi nación estamos condenados a la ruina, al degüello, al exterminio. Ojalá que al menos fuésemos vendidos por esclavos y esclavas; el mal sería tolerable, y me contentaría con gemir en silencio; mas ahora tenemos por enemigo un hombre, cuya crueldad redunda contra el rey.
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Est 16:13
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Puesto que con nuevos y nunca oídos artificios, tramó la muerte de Mardoqueo, a cuya lealtad y buenos servicios debemos la vida, y de Ester, esposa nuestra y compañera en nuestro reino, y de toda su nación;
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Est 16:18
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Por cuya maldad, así, el, que la fraguó, como toda su parentela, están colgados en patíbulos ante las puertas de esta ciudad de Susán, no siendo nosotros, sino Dios, el que le ha dado su merecido.
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Job 15:33
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Le sucederá lo que a la vid, cuyos racimos se pierden estando en cierne; y como al olivo, cuya flor cae en tierra.
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Job 30:2
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cuya fuerza y trabajo de sus manos estimaba yo en nada, y eran considerados por indignos aun de la misma vida;
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Salm 1:3
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El será como el árbol plantado junto a las corrientes de las aguas, el cual dará su fruto en el debido tiempo, y cuya hoja no caerá nunca; y cuanto él hiciere tendrá próspero efecto.
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Salm 17:1
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Para el fin. Salmo de David, siervo del Señor, a cuya gloria dirigió las palabras de este cántico, el día en que le libró el Señor de las manos de todos sus enemigos, como también del poder de Saúl, con cuyo motivo dijo:
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Salm 25:10
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en cuyas manos no se ve más que iniquidad, y cuya diestra está toda llena de sobornos.
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Salm 31:2
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Dichoso el hombre a quien el Señor no arguye de pecado; y cuya alma se halla exenta de dolo.
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Salm 39:5
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Bienaventurado el hombre cuya esperanza toda es el nombre del Señor, y que no volvió sus ojos hacia la vanidad y a las necedades engañosas.
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Salm 105:42
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Fueron tratados duramente por sus enemigos, bajo cuya mano fueron humillados.
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Salm 139:8
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¡Señor, Señor!, de cuya fortaleza depende mi salvación, tú pusiste a cubierto mi cabeza el día del combate.
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Salm 143:8
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cuya boca no habla sino vanidad o mentira, y cuyas manos están llenas de iniquidad.
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Salm 143:11
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sálvame ahora, y sácame de las garras de estos extranjeros; de cuya boca no sale sino vanidad y mentira, y cuyas manos están llenas de iniquidad.
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Prov 3:14
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cuya adquisición vale más que la de la plata; y sus frutos son más preciosos que el oro acendrado.
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Prov 24:14
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Tal será también para tu alma la doctrina de la sabiduría, con cuya adquisición tendrás esperanza en los últimos días, y esperanza que no será frustrada.
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Sab 10:7
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cuya tierra, en testimonio de las maldades de ella, persevera desierta, humeando, y los árboles dando frutos sin sazón, y fija la estatua de sal, por padrón de un alma incrédula.
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Sab 15:5
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cuya vista excita la concupiscencia en el insensato, que ama la compostura de un retrato muerto e inanimado.
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Ecli 4:17
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Si en ella pone su confianza, la tendrá por herencia, cuya posesión está confirmada en sus hijos.
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Ecli 23:3
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ni se acrecienten mis ignorancias, ni se multipliquen mis faltas y aumenten mis pecados, por cuya causa ande yo por el suelo delante de mis contrarios y se ría de mí el enemigo mío?
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Ecli 37:16
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y cuya alma sea conforme a la tuya; y el cual si tú vacilases alguna vez entre tinieblas, tenga compasión de ti.
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Ecli 45:1
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Así fue Moisés, amado de Dios y de los hombres; cuya memoria se conserva en bendición entre su pueblo.
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Isa 5:30
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Y su estruendo será para Israel aquel día como el bramido del mar. Miraremos la tierra, y he aquí por todas partes tinieblas de tribulación, cuya lobreguez oscurecerá la luz del día.
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Isa 18:2
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la cual envía embajadores por mar en barcos de papiro, o de juncos, que corren sobre las aguas! Id, mensajeros veloces a la nación conmovida y despedazada, a aquel pueblo formidable más que otro alguno, a la nación que espera, y entretanto es hollada, cuya tierra se van comiendo los ríos.
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Isa 18:7
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En aquel tiempo, el pueblo dividido y despedazado, el pueblo formidable más que cualquier otro, la nación que espera y más espera y es entretanto hollada (cuya tierra está desmoronada por los ríos) llevará ofrendas al Señor de los ejércitos que reside en el lugar donde se invoca el Nombre del mismo Señor de los ejércitos, en el monte de Sión.
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Isa 30:28
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Es su respiración como un torrente impetuoso (cuya agua llega hasta la garganta) para aniquilar las naciones impías, y destrozar el freno del error, o el poder infernal, que sujetaba las quijadas de los pueblos.
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Isa 33:19
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No verás ya, ¡oh príncipe! un pueblo descarado, un pueblo de un hablar oscuro, cuya algarabía de lenguaje no puedas entender, el cual carece de toda sabiduría.
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Isa 34:5
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Porque mi espada se ha embriagado de sangre en las criaturas del cielo; he aquí que va a descargar ahora sobre la Idumea, sobre el pueblo en cuya mortandad señalaré yo mi justicia.
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Isa 37:14
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En esto tomó Ezequías la carta de manos de los embajadores, la leyó y subió al templo del Señor, ante cuya presencia la extendió;
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Jer 5:15
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Yo voy a traer sobre vosotros, ¡oh familia de Israel!, dice el Señor, una nación lejana, nación robusta, nación antigua, nación cuya lengua tú no sabrás, ni entenderás lo que habla.
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Jer 17:7
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Al contrario, bienaventurado el varón que tiene puesta en el Señor su confianza, y cuya esperanza es el Señor.
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Jer 23:40
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Y haré de vosotros un padrón de oprobio sempiterno y de ignominia perdurable, cuya memoria jamás se borrará.
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Jer 28:3
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Dentro de dos años cumplidos yo haré restituir a este lugar todos los vasos del templo del Señor, que quitó de acá Nabucodonosor, rey de Babilonia, a cuya ciudad los transportó.
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Jer 33:9
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Lo cual hará que las naciones todas de la tierra, a cuya noticia lleguen todos los beneficios que les haya hecho, celebrarán con gozo mi santo Nombre, y me alabarán con voces de júbilo; y quedarán llenas de asombro y de un saludable temor, a vista de tantos bienes y de la suma paz que yo les concederé.
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Jer 50:5
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Preguntarán cuál es el camino que va a Sión; a ella dirigirán sus ojos. Volverán del cautiverio, y se unirán al Señor con una alianza eterna, cuya memoria no se borrará jamás.
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Bar 3:18
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¿Aquellos que atesoraban plata y oro, en que ponen los hombres su confianza, y en cuya adquisición jamás acaban de saciarse; aquellos que hacían labrar muebles de plata, y andaban afanados, sin poner término a sus empresas?
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Ezeq 13:9
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Y mi mano descargará sobre los profetas forjadores de visiones vanas y de mentirosas adivinaciones: no serán ya admitidos en la reunión de mi pueblo, ni escritos en el censo de la familia de Israel, en cuya tierra no volverán a entrar; y conoceréis que yo soy el Señor Dios.
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Ezeq 17:6
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Y cuando hubo brotado, creció y se hizo una cepa muy lozana, pero de poca elevación; cuyos vástagos se dirigían hacia aquella águila, y debajo de cuya sombra estaban sus raíces; llegó, pues, a ser una parra, y echó mugrones y sarmientos.
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Ezeq 20:11
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Les di en seguida mis mandamientos, y les enseñé mis leyes, en cuya observancia el hombre hallará la vida.
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Ezeq 38:8
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Pues al cabo de muchos días serás tú visitado y castigado; al fin de los años irás tú a una tierra, que fue librada de la espada, y cuya población ha sido recogida de entre muchas naciones en los montes de Israel, que estuvieron por mucho tiempo desiertos; esta gente ha sido sacada de entre las naciones, y morará toda en dicha tierra tranquilamente.
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Ezeq 40:5
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Y vi afuera un muro que rodeaba la casa, y el varón en cuya mano estaba la caña de medir de seis codos y un palmo, midió la anchura del edificio, la cual era de una caña, y de una caña también la altura.
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Ezeq 40:6
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Y fue al portal que miraba al camino de oriente, y subió sus gradas, y midió el umbral de la puerta, cuya anchura era de una caña, esto es, cada uno de los umbrales tenía una caña de ancho.
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Ezeq 41:25
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Y en las dichas puertas del templo había entallados querubines y palmas; así como se veían también de relieve en las paredes; por cuya razón eran más gruesas las vigas en la frente del vestíbulo de afuera,
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