STO dice el Señor: Después de tres, cuatro y más maldades de Moab, ya no la convertiré: porque vengativo quemó los huesos del rey de Idumea, reduciéndolos a cenizas.
Yo enviaré, pues, fuego contra Moab, que devorará los edificios de Cariot; y Moab perecerá en medio del estruendo y del sonido de las trompetas de guerra.
Y quitaré de en medio a su juez o monarca, y junto a él mataré a todos sus príncipes, dice el Señor.
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Esto dice el Señor: Después de tres, cuatro y más maldades de Judá, ya no la convertiré, por cuanto ha desechado la ley del Señor, y no ha observado sus mandamientos; pues le han seducido sus ídolos, en pos de los cuales anduvieron sus padres.
Yo enviaré fuego contra Judá, que devorará los edificios de Jerusalén .
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Esto dice el Señor: Después de tres, cuatro y más maldades de Israel, ya no lo convertiré; por cuanto ha vendido por dinero al justo, y por un par de sandalias al pobre.
Abaten hasta el suelo las cabezas de los pobres, y se esquivan del trato con los humildes. El hijo y el padre durmieron con la misma joven, deshonrando mi santo Nombre.
Y se recostaban sobre las ropas y vestidos tomados en prenda al pobre, celebrando convites junto a cualquier altar, y en la casa de su Dios bebían el vino de aquellos que habían condenado.
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Pero yo fui el que exterminó delante de ellos a los amorreos, los cuales eran altos como los cedros, y fuertes como la encina; yo destruí sus frutos que salen sobre la tierra, y hasta las raíces que están debajo de ella.
Yo soy aquel que os sacó de la tierra de Egipto, y os conduje por el desierto cuarenta años, para poneros en posesión de la tierra de los amorreos.
E hice salir profetas de entre vuestros hijos, y nazareos de entre vuestros jóvenes. ¿No es esto así, oh hijos de Israel, dice el Señor?
Y vosotros hicisteis que los nazareos bebiesen vino; y a los profetas les dijisteis: No tenéis que profetizar.
Y he aquí que os haré crujir, como hace un carro muy cargado de gavillas en todo lugar por donde pasa.
Ni el hombre más ligero podrá escapar, y en vano hará esfuerzos el fuerte, y no podrá el valiente salvarse.
No podrá resistir el que dispara el arco, no se salvará el ligero de pies, ni podrá el de a caballo ponerse a salvo.
El de corazón más valiente entre los campeones huirá desnudo en aquel día, dice el Señor.
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