AS luego que Jacob entendió los discursos de los hijos de Labán que decían: Se ha apoderado Jacob de todos los bienes que eran de nuestro padre, y enriquecido con su hacienda, se ha hecho un Señor poderoso;
y advirtió asimismo que Labán no le miraba con el mismo semblante que antes,
y sobre todo, diciéndole el Señor: Vuélvete a la tierra de tus padres, y a tu familia, que yo seré contigo;
envió llamar a Raquel y a Lía, y haciéndolas venir a las dehesas, en que apacentaba los ganados,
les dijo: Veo el semblante de vuestro padre, que no se muestra para conmigo como solía; pero el Dios de mi padre ha sido mi protector.
Vosotras sabéis bien que yo he servido a vuestro padre con todas mis fuerzas.
Sin embargo, vuestro mismo padre me ha engañado y trocado por diez veces la paga o recompensa de mis servicios; aunque Dios no le ha permitido que me perjudicase.
Cuando decía: Las reses de varios colores serán tu paga; todas las ovejas parían crías de colores varios. Cuando por el contrario decía: Llevarás en paga las blancas; entonces todas las ovejas dieron crías blancas.
Por manera que Dios ha tomado la hacienda de vuestro padre, y me la ha dado a mí.
Porque llegado el tiempo en que debían concebir las ovejas, alcé los ojos, y vi entre sueños que los machos que cubrían a las hembras, eran pintados y manchados, y de diversos colores.
Y el ángel de Dios me dijo en sueños: ¡Jacob ! Yo respondí: Aquí estoy.
Y me dijo: Alza tus ojos, y mira los machos cubriendo las hembras, todos de varios colores, manchados, y moteados. Porque yo he visto todas cuantas cosas ha hecho Labán contigo.
Yo soy el Dios de Betel, en donde tú ungiste la piedra, y me hiciste aquel voto. Ahora, pues, levántate y sal de esta tierra, y vuélvete a la de tu nacimiento .
A esto respondieron Raquel y Lía: ¿Tenemos acaso que esperar algún residuo en los bienes y herencia de la casa de nuestro padre?
¿Por ventura no nos ha mirado él como extrañas, y nos ha vendido, y comido el precio de nuestra venta?
Pero Dios ha tomado las riquezas de nuestro padre, y nos las ha dado a nosotras, y a nuestros hijos; y así haz todo lo que Dios te ha ordenado.
•
Se apercibió, pues, Jacob , y montados sus hijos y mujeres sobre los camellos, se puso en camino,
conduciendo consigo toda su hacienda, y los ganados, y cuanto había adquirido en Mesopotamia, encaminándose hacia su padre Isaac a la tierra de Canaán.
A esta sazón había ido Labán al esquileo de sus ovejas, y Raquel robó los ídolos de su padre.
No quiso Jacob manifestarle a su suegro su partida.
Y como se hubiese ya marchado con todo lo que le pertenecía, y vadeado el río Eufrates, se encaminase hacia el monte de Galaad,
tuvo noticia Labán al tercer día de que Jacob iba huyendo.
Tomando al punto consigo a sus hermanos, le fue persiguiendo por espacio de siete días, hasta que le alcanzó en el monte de Galaad.
Pero vio entre sueños a Dios, que le decía: Guárdate de hablar a Jacob cosa que le ofenda.
Jacob había ya armado en el monte su tienda de campaña; y Labán que con sus hermanos le había ya alcanzado, fijó la suya en el mismo monte de Galaad.
Y dijo a Jacob : ¿Por qué te has portado de esa manera, arrebatándome mis hijas sin darme parte, como si fuesen prisioneras de guerra?
¿Por qué has querido huir sin saberlo yo y sin avisarme, para que yo te acompañase con regocijos y cantares, y con panderas y vihuelas?
No me has permitido el dar siquiera un beso de despedida a mis hijos e hijas. Has obrado neciamente.
Bien es verdad que ahora está en mi mano darte el castigo merecido; pero el Dios de vuestro padre me dijo ayer: Guárdate de hablar a Jacob cosa que le ofenda.
Está bien que deseases ir a los tuyos, y te tirase la bienquerencia de la casa de tu padre; mas ¿a qué propósito robarme mis dioses?
Respondió Jacob : El haberme marchado sin darte parte, ha sido porque temí que me quitases por fuerza tus hijas.
En cuanto al robo de que me reconvienes, cualquiera en cuyo poder hallares tus dioses, sea muerto a presencia de nuestros hermanos. Haz tus pesquisas; y todo lo que hallares de tus cosas en mi poder, llévatelo. Cuando esto decía, ignoraba que Raquel hubiese robado los ídolos.
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Habiendo entrado, pues, Labán en las tiendas de Jacob y de Lía, y de las dos esclavas, no encontró nada. Mas como pasase a la tienda de Raquel,
ella a toda prisa escondió los ídolos bajo los aparejos del camello, y se sentó encima; y a Labán, que registró toda la estancia sin hallar nada,
le dijo: No lleve a mal mi señor que no pueda levantarme a su presencia, porque me ha sobrecogido ahora la incomodidad que suelen padecer las mujeres. Así quedó burlada la solicitud del pesquisador.
Entonces Jacob montando en cólera, dijo con acrimonia: ¿Por qué culpa mía, o por qué pecado mío te has enardecido tanto en perseguirme,
hasta escudriñar todo mi equipaje? ¿Y qué es lo que has hallado de todos los haberes de tu casa?; ponlo aquí a la vista de mis hermanos y de los tuyos, y sean ellos jueces entre nosotros dos.
¿Para esto he vivido veinte años contigo? Tus ovejas y tus cabras en verdad que no fueron estériles; no me he comido los carneros de tu grey,
ni jamás te mostré lo que las fieras habían arrebatado; yo resarcía todo el daño y todo lo que faltaba por algún hurto, tú me lo exigías con rigor.
Día y noche andaba quemado del calor, y del hielo, y el sueño huía de mis ojos.
De esta suerte por espacio de veinte años te he servido en tu casa, catorce por tus hijas, y seis por tus rebaños: después de esto tú por diez veces me mudaste mi paga.
Y si el Dios de mi padre Abrahán, si aquel Señor a quien teme y adora Isaac no me hubiese asistido, tú quizá ahora me hubieras despachado desnudo. Dios ha mirado mi tribulación, y el trabajo de mis manos, y por eso ayer te reprendió.
Le respondió Labán: Mis hijas e hijos, los rebaños tuyos, y todo cuanto miras en tu poder, son cosa mía: ¿Qué puedo hacer yo contra mis hijas y nietos?
Ea, pues; hagamos una alianza que sirva de testimonio de la armonía entre los dos.
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Tomó entonces Jacob una piedra, y la erigió en testimonio,
y dijo a sus hermanos: Traed piedras; y habiéndolas recogido, formaron un majano, y comieron encima de él;
al cual llamó Labán Majano del Testigo, y Jacob Majano del Testimonio, cada uno según la propiedad de su lengua.
Y dijo Labán: Este majano será desde hoy testigo entre mí y entre ti; y en atención a esto se le dio nombre de Galaad, esto es, Majano del Testigo.
El Señor vele y sea juez entre nosotros, cuando nos hubiéremos separado.
Si tú maltratares mis hijas, y tomares otras mujeres además de ellas, ningún testigo hay de nuestra conferencia si no es Dios, que presente nos mira.
Y dijo de nuevo a Jacob : Mira: este majano, y la piedra que he levantado entre los dos,
servirán de testigos; este majano, digo, y la piedra darán testimonio, si o yo pasare de él para ir contra ti, o tú le pasares maquinando mal contra mí,
el Dios de Abrahán, y el Dios de Nacor, el Dios de sus padres sea nuestro juez. Juró, pues, Jacob por el Dios temido y reverenciado de su padre Isaac;
e inmoladas víctimas en el monte, convidó a comer a sus hermanos o parientes, los cuales, después de haber comido se quedaron allí aquella noche.
Pero Labán levantándose antes de amanecer, besó a sus hijos y a sus hijas, y echóles la bendición, y se volvió a su país.
الأب
ابن
الروح القدس
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