IJO, pues, Aquitofel a Absalón: Escogeré doce mil hombres, y partiré esta noche a perseguir a David;
y echándome sobre él (mientras estén todos cansados y desmayados), le derrotaré; y luego que huyere toda la gente que tiene consigo, quedará el rey desamparado y acabaré con él.
Con lo cual conduciré otra vez a toda aquella gente, como se hace volver a un hombre solo; por cuanto tú no buscas sino una sola persona; y muerta ésta, todo el pueblo quedará en paz.
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Pareció bien a Absalón y a todos los ancianos de Israel este pensamiento de Aquitofel.
No obstante dijo Absalón: Llamad a Cusai y Araqui, y oigamos también su dictamen.
Venido que fue Cusai a la presencia de Absalón, le dijo éste: Tal es el parecer que ha dado Aquitofel; ¿debemos seguirlo o no? ¿Qué consejo das tú?
Respondió Cusai a Absalón: Por esta vez no me parece bueno el consejo de Aquitofel.
Y añadió Cusai: No ignoras que tu padre y la gente que te sigue son varones muy esforzados, y en la actualidad de ánimo exasperado, como una osa embravecida en un bosque cuando le han robado sus cachorillos. Sobre todo, tu padre es un hombre aguerrido, y así no se detendrá con su gente.
A esta hora estará tal vez escondido en las cavernas, u otro lugar que habrá escogido, y si al primer choque cayere alguno de los nuestros, se publicará luego por todas partes que el ejército que sigue a Absalón ha sido derrotado.
Y al oír esto, los más valientes de tu ejército, cuyo corazón es como de leones, desmayarán de temor; pues sabe todo el pueblo de Israel que tu padre es un varón esforzado, y que es gente valerosa la que lo sigue.
Por donde me parece será mejor consejo este: Reúnanse contigo todo el pueblo de Israel, desde Dan hasta Bersabee, imnumerable que es como las arenas del mar; y tú te pondrás en medio de todos.
Y nos echaremos sobre David en cualquier lugar en que se hallare; y siendo nosotros tantos, lo cubriremos como el rocío que suele cubrir la tierra, no dejando con vida ni uno siquiera de los que lo siguen.
Y si se metiere dentro de alguna ciudad, ceñirá todo Israel con maromas aquella ciudad, y lo arrastraremos hasta el torrente; de suerte que no quede de ella ni una piedrecita.
Dijo entonces Absalón, con todos los ancianos de Israel: Mejor es el consejo de Cusai, araquita que el de Aquitofel. Así por disposición del Señor fue disipado el consejo de Aquitofel; que era para ellos el más acertado; porque el Señor quería descargar todo el mal sobre Absalón.
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En seguida dijo Cusai a los sumos sacerdotes Sadoc y Abiatar: Esto y esto ha aconsejado Aquitofel a Absalón y a los ancianos de Israel; y yo le he aconsejado esto otro.
Ahora, pues, enviad cuanto antes a decir a David: No pares esta noche en las campiñas del desierto; antes bien pasa sin dilación a la otra parte del Jordán. No suceda que sea arrollado el rey con toda su gente.
Entretanto Jonatás y Aquímaas estaban a la mira junto a la fuente de Rogel. Fue allí una criada, y les dio el aviso, y marcharon a llevar al rey la noticia; pues ellos no podían entrar en la ciudad, para no ser vistos.
Con todo, los vio un muchacho, y los delató a Absalón; mas ellos a toda prisa se metieron en la casa de cierto vecino de Bahurim, la cual tenía un pozo en su patio y se escondieron en él.
La mujer de la casa tomó una cubierta y la extendió sobre la boca del pozo, como para secar la cebada mondada; y así quedó oculta la cosa.
Y habiendo llegado los criados de Absalón a la casa, preguntaron a la mujer: ¿Dónde están Aquímaas y Jonatás? Les respondió: Pasaron de corrida, sin hacer más que beber un poco de agua. Con eso los que buscaban, no encontrándolos, se volvieron a Jerusalén .
Así que se fueron, subieron los otros del pozo, y prosiguiendo su camino dieron aviso al rey David diciendo: Levantad el campo, y pasad prontamente el río, pues esto ha aconsejado Aquitofel contra vosotros.
Marchó, pues, David con toda su gente, y pasó el Jordán antes del amanecer, sin que quedase a la otra parte ni siquiera uno.
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Mientras tanto Aquitofel, viendo que no se había seguido su consejo aparejó su asno, montó, y se fue a su casa de Gilo, su patria; y dispuestos los negocios de su familia, se ahorcó; y fue sepultado en el sepulcro de su padre.
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David llegó a los campamentos; y Absalón pasó después el Jordán, seguido de todo Israel.
Dio Absalón el mando del ejército a Amasa, en lugar de Joab, que seguía el partido de David. Era Amasa hijo de un varón natural de Jezrael, llamado Jetra, el cual había casado con Abigaíl, hija de Naas, padre de David, y hermano de Sarvia, madre de Joab.
Acampó Israel con Absalón en tierra de Galaad.
Luego que David volvió a los campamentos, Sobi, hijo de Naas, de Rabat, ciudad de amonitas, y Maquir, hijo de Ammiel, de la ciudad de Lodabar, y Berzellai de Rogelim en Galaad,
le ofrecieron camas, y alfombras, y vasijas de barro, y trigo, y cebada, y harina, y polenta, y habas, y lentejas, y garbanzos tostados,
y miel, y manteca de vacas, ovejas y terneros gordos; y lo dieron todo a David y a la gente que lo acompañaba, para que comiesen, persuadidos de que estarían todos acosados del hambre y la sed, hallándose en un desierto.
الأب
ابن
الروح القدس
الملائكة
الشيطان
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