ERO el noveno año del reinado de Sedecías, el mes décimo, a los diez días del mes, vino el mismo Nabucodonosor, rey de Babilonia, con todo su ejército sobre Jerusalén , y le puso sitio, y levantó trincheras alrededor de ella.
Con lo que la ciudad quedó cerrada y circunvalada hasta el año undécimo del reinado de Sedecías,
y día nueve del mes cuarto; y fue creciendo el hambre en la ciudad, de modo que faltó el pan o alimento a la gente del pueblo.
Al cabo quedó abierta una brecha en la ciudad; y toda la gente de guerra huyó de noche por el camino de la puerta, que está entre los dos muros, junto al jardín del rey, mientras los caldeos estrechaban el cerco de la ciudad. Huyó, pues, Sedecías por el camino que va a las llanuras del desierto.
Mas el ejército de los caldeos fue persiguiéndolo, y lo alcanzó en la llanura de Jericó , y todos los soldados que lo acompañaban fueron dispersados, y lo abandonaron.
Hecho prisionero el rey, lo condujeron a Reblata al rey de Babilonia; el cual pronunció sentencia contra él.
E hizo matar a los hijos de Sedecías a la presencia de éste, y después sacarle los ojos, y atado con cadenas lo llevó consigo a Babilonia.
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El mes quinto, a los siete del mes, corriendo el año diez y nueve del rey de Babilonia, Nabuzardán, vasallo de este rey y general de su ejército, entró en Jerusalén .
Y puso fuego al templo del Señor, y al palacio del rey, y a las casas de Jerusalén , y entregó a las llamas todos los edificios.
Y todo el ejército de los caldeos que seguía a su general, arrasó por todos lados los muros de Jerusalén .
Al resto del pueblo que había quedado en la ciudad, y a los desertores que se habían pasado al rey de Babilonia, y a la gente más pobre, los transportó Nabuzardán, general del ejército, a otra parte;
dejando solamente a gentes pobres del país para cultivar las viñas y los campos.
Mas los caldeos haciendo trozos las columnas de bronce que había en el templo del Señor, las basas y el mar de bronce colocado en la casa del Señor, trasladaron todo este metal a Babilonia.
Asimismo se llevaron las ollas de cobre, y las jarras, y los tridentes, y las copas, y los morterillos, y todas las vasijas de cobre que se usaban en el ministerio.
Se llevó también el general del ejército los incensarios y las ampollas, tanto los vasos de oro como los de plata,
con las dos columnas, el mar o la concha y las bases que había hecho Salomón para el templo del Señor; el peso del bronce de todos los vasos era inmenso.
Cada una de las columnas tenía dieciocho codos de altura y un capitel de bronce encima, de tres codos de alto; y en torno del capitel de la columna una como red, con granadas, todo de bronce: el adorno de las demás columnas era el mismo.
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Además, se llevó el general del ejército a Saraías, primer sacerdote, y a Sofonías, segundo sacerdote y a tres porteros.
Y también a un eunuco de la ciudad, bajo cuya inspección estaba la gente de guerra, y cinco señores del servicio doméstico del rey, hallados en la ciudad; y a Sofer, inspector del ejército, que amaestraba a los soldados bisoños del país, y a sesenta varones del pueblo que se hallaron en la ciudad.
Todos los cuales condujo consigo Nabuzardán, general del ejército, a Reblata, a presencia del rey de Babilonia;
el cual en la misma Reblata, territorio de Emat, les hizo quitar la vida. Y la tribu de Judá fue transportada fuera de su tierra.
Para gobernar la gente que había quedado en el país de Judá por disposición de Nabucodonosor, rey de Babilonia, nombró a Godolías, hijo de Ahicam, hijo de Safán.
Lo que sabido por todos los oficiales del ejército y la gente que estaba con ellos, esto es, que el rey de Babilonia había dado el gobierno a Godolías, acudieron luego a éste en Masfa, Ismael, hijo de Natanías, y Johanán, hijo de Caree, y Saraías, hijo de Tanehumet, netofatita, y Jezonías, hijo de Maacati, así ellos como sus compañeros.
Y Godolías les aseguró con juramento a ellos y a sus compañeros, diciendo: No temáis a estar sujetos a los caldeos; quedaos en el país, y obedeced al rey de Babilonia, y lo pasaréis bien.
Pero al séptimo mes sobrevino Ismael, hijo de Natanías y nieto de Elisama, de la estirpe real, acompañado de diez hombres; los cuales hirieron a Godolías, que murió de las heridas, con los judíos y caldeos que estaban con él en Masfa.
De resultas de esto, todo el pueblo, pequeños y grandes, y los oficiales del ejército huyeron a Egipto por temor de los caldeos.
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A los treinta y siete años de la salida de Joaquín, rey de Judá, al día veintisiete del mes duodécimo, sucedió que Evilmerodac, rey de Babilonia, el mismo año en que comenzó a reinar, levantó a Joaquín del estado de abatimiento en que yacía, y lo sacó de la cárcel;
y le habló con amor, y le puso un trono o asiento superior al de los demás reyes subyugados que tenía consigo en Babilonia,
y le hizo mudar los vestidos que había usado en su prisión, y comía siempre a su mesa todo el tiempo que vivió.
Le señaló asimismo alimentos de ahí en adelante; los cuales le daba el rey diariamente todos los días de su vida.
الأب
ابن
الروح القدس
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