Y pasada la fiesta del sábado, María Magdalena, y María madre de Santiago, y Salomé, compraron aromas para ir a embalsamar a Jesús .

2 Y partiendo muy de madrugada el domingo o primer día de la semana, llegaron al sepulcro, salido ya el sol.

3 Y se decían una a otra: ¿Quién nos quitará la piedra de la entrada del sepulcro? 4 La cual realmente era muy grande, mas echando la vista, repararon que la piedra estaba apartada. 5 Y entrando en el sepulcro se hallaron con un joven sentado al lado derecho, vestido de un blanco ropaje, y se quedaron pasmadas.

6 Pero él les dijo: No tenéis que asustaros; vosotros venís a buscar a Jesús Nazareno, que fue crucificado; ya resucitó, no está aquí: Mirad el lugar donde le pusieron.

7 Pero id, y decid a sus discípulos, y a Pedro que irá delante de vosotros a Galilea, donde le veréis, según que os tiene dicho.

8 Ellas, saliendo del sepulcro, echaron a huir, como sobrecogidas que estaban de pavor y espanto, y a nadie dijeron nada, tal era su pasmo. 9 Jesús habiendo resucitado de mañana, el domingo o primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de la cual había lanzado siete demonios.

10 Y Magdalena fue luego a dar las nuevas a los que habían andado con él, que no cesaban de gemir y llorar. 11 Los cuales al oírle decir que vivía, y que ella le había visto, no le creyeron. 12 Después de estos se apareció bajo otro aspecto a dos de ellos, que iban de camino a una casa de campo.

13 Los que vinieron luego, trajeron a los demás la nueva; pero tampoco los creyeron.

14 En fin, apareció a los once cuando estaban a la mesa; y les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón; porque no habían creído a los que le habían visto resucitado.

15 Por último, les dijo: Id por todo el mundo; predicad el mensaje de salvación a todas las criaturas;

16 el que creyere y se bautizare se salvará; pero el que no creyere será condenado. 17 A los que creyeren, acompañarán estos milagros: En mi nombre lanzarán los demonios, hablarán nuevas lenguas,

18 manosearán las serpientes; y si algún licor venenoso bebieren, no les hará daño; pondrán las manos sobre los enfermos, y quedarán éstos curados.

19 Así el Señor Jesús , después de haberles hablado varias veces, fue elevado al cielo, y está sentado a la diestra de Dios.

20 Y sus discípulos fueron, y predicaron en todas partes, cooperando el Señor, y confirmando su doctrina con los milagros que la acompañaban.

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