URO anuncio contra Babilonia, revelado a Isaías, hijo de Amós.
Sobre el monte cubierto de tinieblas plantad el estandarte, alzad la voz, tended la mano, y entren los caudillos por las puertas.
Yo he dado mis órdenes a los guerreros que tengo prevenidos, he llamado en mi ira a mis campeones llenos de alborozo para defender mi gloria.
Algazara de mucho gentío sobre las montañas, como de pueblos numerosos; voces de alarma de príncipes y de naciones reunidas. El Señor de los ejércitos ha dado sus órdenes o pasado revista a la belicosa milicia,
la cual viene de países remotos desde el cabo del mundo; el Señor y los instrumentos de su ira vienen para dejar desierta toda la tierra.
Esforzad los aullidos, porque cercano está el día del Señor; la desolación será como de la terrible mano del Señor.
Por esto todos los brazos perderán su vigor y energía, y todos los corazones de los hombres desfallecerán,
y serán quebrantados. Se verán agitados de tormentos y dolores, y gemirán como mujer que está de parto; cada uno quedará atónito mirando a su vecino; sus rostros se pondrán secos.
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Mirad que va a llegar el día del Señor, día horroroso y lleno de indignación, y de ira, y de furor, para convertir en un desierto la tierra, y borrar de ella a los pecadores.
Porque las más resplandecientes estrellas del cielo no despedirán la luz acostumbrada; se obscurecerá el sol al nacer, y la luna no alumbrará con su luz.
Y castigaré la tierra por sus maldades, y a los impíos por su iniquidad; y pondré fin a la soberbia de los infieles, y abatiré la arrogancia de los fuertes.
El hombre será más apreciado que el oro, y más que el oro acendrado.
Desconcertaré a más de esto el cielo, y se moverá de sus quicios la tierra; por cuanto está airado el Señor de los ejércitos, y porque es el día de su ira y de su furor.
Y echarán a huir como gacelas; y serán como ovejas que no hay quien las recoja; se volverá cada uno a su pueblo, y cada uno huirá a su tierra.
Todo el que se encuentre en la ciudad será muerto; y cuantos acudan a su socorro, perecerán al filo de la espada.
Sus niños serán estrellados delante de sus ojos, saqueadas sus casas, y forzadas sus mujeres.
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He aquí que yo levantaré contra ellos a los medos, los cuales no buscarán plata, ni querrán oro,
sino que matarán a saetazos a los niños, y no tendrán compasión de las mujeres embarazadas, ni perdonarán a sus hijitos.
Y aquella famosa Babilonia, gloriosa entre los demás reinos, de la que tanto se vanagloriaban los caldeos, será, como Sodoma y Gomorra, arruinada por el Señor.
Nunca jamás será habitada ni reedificada por los siglos de los siglos; ni aun el árabe plantará allí sus tiendas, ni harán en ella majada los pastores.
Sino que se guarecerán allí las fieras, y sus casas estarán llenas de dragones, y allí habitarán los avestruces, y allí retozarán los sátiros peludos.
Y entre las ruinas de sus palacios resonarán los ecos de los búhos, y cantarán las sirenas en aquellos lugares que fueron consagrados al deleite.
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