L año séptimo del reinado de Jehú en Israel entró a reinar Joás, y reinó cuarenta años en Jerusalén . Se llamaba su madre Sebia, y era de Bersabee.
Procedió Joás rectamente delante del Señor todo el tiempo que tuvo por director al sumo sacerdote Joíada.
Verdad es que no quitó el sacrificar a Dios en los lugares altos; porque todavía el pueblo sacrificaba y ofrecía incienso en las alturas.
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Y Joás había dicho a los sacerdotes: Todo el dinero de cosas consagradas que fuere presentado en el templo del Señor por los forasteros que pasaren, y el que se ofrece por rescate de la persona, y el que voluntariamente y al arbitrio de su corazón trae cada cual al templo del Señor,
lo han de recibir los sacerdotes según su turno para reparar las quiebras de la casa del Señor, según vieren que necesite repararse alguna cosa.
Sin embargo, los sacerdotes no habían cuidado hasta el año veintitrés del reinado de Joás de hacer los reparos del templo.
Entonces llamó el rey Joás al sumo sacerdote Joíada y a los sacerdotes, y les dijo: ¿Por qué no habéis hecho los reparos en la construcción del templo? No tenéis, pues, que recibir de aquí en adelante el dinero en vuestros turnos o semanas, sino dejadlo para reparar el templo.
Y así se prohibió a los sacerdotes continuar recibiendo del pueblo el dinero, y cuidar de la construcción y reparos de la casa.
Entonces el sumo sacerdote Joíada mandó hacer una arca , y abrir encima de ella un agujero; y la colocó cerca del altar, a mano derecha de los que entraban en la Casa del Señor. Y los sacerdotes que estaban de guardia en las puertas echaban en ella todo el dinero que se ofrecía al templo del Señor.
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Y cuando veían que había mucho dinero en el arca , venía un secretario del rey, y con el sumo sacerdote sacaban y contaban el dinero, que se hallaba en la casa del Señor,
y lo entregaban con su cuenta y razón en mano de los sobrestantes de los obreros de la casa del Señor; quienes pagaban con él a los carpinteros y albañiles que trabajaban en la casa del Señor,
y hacían los reparos, y a los que labraban las piedras; y asimismo compraban con él la madera y piedra que se labraba; a fin de que fuese perfectamente restaurada la casa del Señor en todas partes que necesitaban de algún gasto para repararla.
Pero de este dinero, que se ofrecía al templo del Señor, no se hacían los cántaros o vasijas, ni los tridentes o arrejaques, ni los incensarios, ni las trompetas, ni vaso alguno de oro y plata;
porque todo era empleado en los que trabajaban en restaurar el templo del Señor;
y no se tomaban cuentas a aquellos hombres que recibían el dinero para distribuirlo a los obreros, sino que lo manejaban sobre su buena fe.
Es de advertir que no se metía en el templo del Señor el dinero ofrecido por los delitos, o por los pecados, pues éste era propio de los sacerdotes.
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En aquel tiempo Hazael, rey de Siria, salió a campaña, y poniendo sitio a Get, la tomó, y enderezó su mira contra Jerusalén .
Por cuya razón Joás, rey de Judá, tomó todas las ofrendas sagradas que habían ofrecido Josafat, y Joram, y Ocozías, reyes de Judá sus mayores, y las que él mismo había ofrecido, y toda la plata que se pudo hallar en los tesoros del templo del Señor, y en el palacio real, y lo envió al rey de Siria Hazael, que con eso se retiró de Jerusalén .
Las demás cosas de Joás y todos sus hechos, ¿no es así que están escritos en el Libro de los Anales de los Reyes de Judá?
Por último se sublevaron unos criados u oficiales de Joás, y formando entre sí una conjuración, le mataron en la casa o palacio de Mello, a la bajada de Sella.
Los criados que le quitaron la vida fueron Josacar, hijo de Semaat, y Jozabad, hijo de Somer y muerto que fue, lo sepultaron con sus padres en la ciudad de David, sucediéndole en el reino su hijo Amasías.
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