VENID todos, reuníos, ¡oh pueblos no amables!, 2 antes que el mandamiento del Señor produzca aquel día como torbellino que esparce el polvo; antes que venga sobre vosotros la ira furibunda del Señor; antes que llegue el día de su indignación. 3 Buscad al Señor, todos vosotros, humildes de la tierra, vosotros que habéis guardado sus preceptos: Id en busca de la justicia o santidad, buscad la mansedumbre, por si podéis poneros a cubierto en el día de la ira del Señor.

4 Porque destruida será Gaza, quedará yerma Ascalón, Azoto será asolada en medio del día, y arrasada quedará Accarón. 5 ¡Ay de vosotros que habitáis la cuerda, o costa, del mar, pueblo de perdición!, contra ti se dirige lo que dice el Señor, ¡oh Canaán, tierra de filisteos!; yo te asolaré de tal modo que no quede morador alguno. 6 Y la costa del mar será morada de pastores y aprisco de ganados. 7 Y la dicha costa será de aquellos que quedaren de la casa de Judá, allí tendrán sus pastos, y descansarán por la noche en las casas de Ascalón; porque el Señor su Dios los visitará, y los hará volver del cautiverio.

8 Yo he oído los denuestos de Moab y las blasfemias que han vomitado contra el pueblo mío los hijos de Amón los cuales se han engrandecido invadiendo sus términos. 9 Por lo cual juro yo, dice el Señor Dios de los ejércitos, el Dios de Israel, que Moab será como Sodoma, y los hijos de Amón como Gomorra; lugar de espinos secos, y montones de sal, y un desierto sempiterno, los saquearán las reliquias de mi pueblo, y se enseñorearán de ellos los restos de mi gente. 10 Esto les sucederá por causa de su soberbia; porque blasfemaron y se engrieron contra el pueblo del Señor de los ejércitos. 11 Terrible se mostrará contra ellos el Señor, y aniquilará a todos los dioses o ídolos de la tierra; y lo adorarán todos los hombres, cada uno en su país, y todas las islas de las gentes.

12 Vosotros, oh etíopes, caeréis también bajo el filo de mi espada.

13 Pues el caldeo extenderá su mano contra el Aquilón, y exterminará a los asirios, y convertirá la hermosa ciudad de Nínive en una soledad, y en un país despoblado y desierto. 14 De suerte que sestearán en medio de ella los rebaños y todos los ganados de las gentes vecinas; y se guarecerán dentro de sus casas el pelícano y el erizo; se oirá el canto de las aves campesinas en sus ventanas, y los cuervos anidarán sobre sus dinteles o arquitrabes; pues yo acabaré con todo su poder.

15 Esta es aquella ciudad gloriosa que nada temía, y que decía en su corazón: Yo soy, y fuera de mí no hay otra ninguna. ¡Cómo ha venido a quedar hecha un desierto y una guarida de fieras! Todo el que transite por ella la silbará y mofándose batirá una mano contra otra.
Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Ilustración
Atlas