ORQUE en aquellos días y en aquel tiempo, cuando yo haya libertado a Judá, y a Jerusalén del cautiverio,
he aquí que reuniré todas las gentes y las conduciré al valle de Josafat, y allí disputaré con ellas a favor de mi pueblo, y a favor de Israel, heredad mía, que ellas dispersaron por estas y otras regiones, habiéndose repartido entre sí mi tierra.
Y se dividieron por suertes el pueblo mío, y pusieron a los muchachos en el lugar de la prostitución, y vendieron las doncellas por una porción de vino para beber.
Pero ¿qué es lo que yo he de hacer con vosotros, oh tirios, y sidonios, y filisteos de todos los confines? ¿Por ventura queréis vengaros de mí? Y si os vengáis de mí, luego muy en breve yo haré recaer la paga o castigo sobre vuestras cabezas.
Porque vosotros habéis robado mi plata y mi oro; y habéis transportado a vuestros templos mis cosas más bellas y apreciables.
Y habéis vendido a los hijos de los griegos o gentiles los hijos de Judá y de Jerusalén , para tenerlos distantes de su patria.
Sabed que yo los sacaré del país en que los vendisteis; y haré que recaiga la paga sobre vuestra cabeza.
Y entregaré vuestros hijos y vuestras hijas en poder de los hijos de Judá, quienes los venderán a los sabeos, nación remota, porque así lo ha dicho el Señor.
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Bien podéis pregonar en alta voz entre las naciones: Aparejaos para la guerra, animad a los valientes; vengan, pónganse en marcha los guerreros todos;
transformad vuestros arados en espadas, y en lanzas vuestros azadones; diga aun el débil: Fuerza tengo yo.
Salid fuera y venid, y congregaos, ¡oh naciones todas cuantas seáis!; allí derribará el Señor por el suelo a todos vuestros campeones.
Levántense las gentes y vengan al valle de Josafat; porque allí me sentaré yo a juzgar a todas las naciones puestas a la redonda.
Echad la hoz, porque están ya maduras la mieses; venid y bajad, porque el lagar está lleno; rebosan los lagares, es decir, ha llegado ya a su colmo la malicia de ellos.
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Pueblos, pueblos innumerables, compareced en el valle de la mortandad, porque cercano está el día del Señor, venid al valle de la matanza.
Se oscurecerán el sol y la luna, y las estrellas retirarán su resplandor.
Y el Señor rugirá desde Sión y hará oír su voz desde Jerusalén , y se estremecerán los cielos y la tierra. Mas el Señor es la esperanza de su pueblo y la fortaleza de los hijos de Israel.
Y conoceréis que yo soy el Señor Dios vuestro, que habito en mi monte santo de Sión; y Jerusalén será entonces santa, y no pondrán más el pie dentro de ella los extraños o profanos.
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En aquel día sucederá que los montes destilarán miel, y manarán leche los collados, y correrán llenos de aguas saludables todos los arroyos de Judá; y del templo del Señor brotará una fuente maravillosa que regará el valle de las espinas.
Egipto será abandonado a la desolación, y la Idumea será convertida en un hórrido desierto; porque trataron inicuamente a los hijos de Judá, y derramaron en sus regiones la sangre inocente.
Pero la Judea será habitada eternamente; para siempre será poblada Jerusalén .
Y vengaré la sangre de aquellos justos, de la cual no había yo tomado venganza; y el Señor habitará en Sión con ellos eternamente.
Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Referencia
Ilustración
Atlas