ORQUE todo sumo sacerdote entresacado de los hombres, es puesto para beneficio de los hombres, en lo que mira al culto de Dios, a fin de que ofrezca dones y sacrificios por los pecados,
el cual sepa sobrellevar y condolerse de aquellos que ignoran y yerran, como quien se halla igualmente rodeado de miserias.
Y por esta razón debe ofrecer sacrificio en descuento de los pecados, no menos por los suyos propios que por los del pueblo.
Ni nadie se apropie esta dignidad, si no es llamado de Dios, como Aarón.
Así también, Cristo no se arrogó la gloria de hacerse sumo sacerdote, sino que se la dio el que le dijo: Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy.
Al modo que también en otro lugar dice: Tú eres sacerdote eternamente, según el orden de Melquisedec.
El cual en los días de su carne mortal, ofreciendo plegarias y súplicas con gran clamor y lágrimas a aquel que podía salvarse de la muerte, fue oído en vista de su reverencia.
Y cierto que aunque era Hijo de Dios, aprendió como hombre, por las cosas que padeció, a obedecer.
Y así consumado o sacrificado en la cruz, vino a ser causa de salvación eterna para todos los que le obedecen,
siendo nombrado por Dios sumo sacerdote según el orden de Melquisedec.
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Sobre lo cual podríamos deciros muchas y grandes cosas, pero son cosas difíciles de explicar, a causa de vuestra flojedad y poca aplicación para entenderlas.
El caso es que debiendo ser maestros si atendemos al tiempo que ha pasado ya, de nuevo necesitáis que os enseñen a vosotros cuáles son los primeros rudimentos de la palabra de Dios, o doctrina cristiana, y habéis llegado a tal estado, que no se os puede dar sino leche, mas no alimento sólido.
Pero quien se cría con leche, no es capaz de entender el lenguaje de perfecta y consumada justicia, por ser un niño en la doctrina de Dios.
Mientras que el manjar sólido es de varones perfectos; de aquellos que con el largo uso tienen ejercitados los sentidos espirituales en discernir el bien y el mal.
Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Referencia
Ilustración
Atlas