MOS, tratad a los siervos según lo que dictan la justicia y la equidad, sabiendo que también vosotros tenéis un amo en el cielo.
Perseverad en la oración, velando en ella y acompañándola con acciones de gracias,
orando por nosotros, para que Dios nos abra la puerta de la predicación a fin de anunciar el misterio de la redención de los hombres por Cristo , (por cuya causa estoy todavía preso).
y para que yo le manifieste de la manera firme con que debo hablar de él.
Portaos sabiamente y con prudencia con aquellos que están fuera de la Iglesia, resarciendo el tiempo perdido.
Vuestra conversación sea siempre con agrado, sazonada con la sal de la discreción, de suerte que acertéis a responder a cada uno como conviene.
De todas mis cosas os informará Tíquico, mi carísimo hermano, y fiel ministro, y consiervo en el Señor,
al cual he enviado a vosotros expresamente para que se informe de vuestras cosas y consuele vuestros corazones,
junto con Onésimo, mi muy amado y fiel hermano, el cual es vuestro compatriota. Estos os contarán todo lo que aquí pasa.
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Os saluda Aristarco, mi compañero en la prisión, y Marcos, primo de Barnabé, acerca del cual os tengo ya hechos mis encargos, si fuere a vosotros, recibidle bien.
Os saluda también Jesús , por sobrenombre Justo, éstos son de los circuncisos, o de los hebreos convertidos; y ellos solos son los que me ayudan a anunciar el reino de Dios, y me han servid de consuelo.
Os saluda Epafras, el cual es de los vuestros, o vuestro paisano, siervo fiel de Jesucristo, siempre solícito en rogar por vosotros en sus oraciones, para que seáis perfectos, y conozcáis bien todo lo que Dios quiere de vosotros.
Pues yo soy testigo de lo mucho que se afana por vosotros, y por los de Laodicea, y de Hierápolis.
Os saluda el muy amado Lucas, médico, y también Demas.
Saludad vosotros a los hermanos de Laodicea, y a Ninfas, y a la Iglesia que tiene en su casa.
Leída que sea esta carta entre vosotros, haced que se lea también en la iglesia de Laodicea, como el que vosotros asimismo leáis la de los laodicenses.
Finalmente, decid de mi parte a Arquipo: Considera bien el ministerio, que has recibido en nombre del Señor, a fin de desempeñar todos sus cargos.
El saludo va de mi propia mano, Pablo. Acordaos de mis cadenas. La gracia sea con vosotros. Amén.
Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Referencia
Ilustración
Atlas