III Rey 18:13
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¿Por ventura, señor mío, no ha llegado a tu noticia lo que hice yo cuando Jezabel mataba a los profetas del Señor; cómo escondí a cien de estos profetas, cincuenta en una cueva y cincuenta en otra, proveyéndoles de pan y de agua?
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III Rey 20:9
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Y así contestó a los enviados de Benadad: Decid a mi señor el rey: Todo cuanto me pediste al principio a mí, siervo tuyo, lo haré; mas esto que ahora pides no puedo hacerlo.
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IV Rey 2:19
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Por este tiempo dijeron también a Eliseo los vecinos de la ciudad: Bien ves que la situación de esta ciudad es bellísima, como tú mismo, señor, lo estás conociendo; pero las aguas son muy malas y la tierra estéril.
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IV Rey 4:16
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le dijo Eliseo: El año que viene, en este tiempo y en esta misma hora, dándote Dios vida, llevarás un hijo en tus entrañas. A lo que respondió ella: No quieras, señor mío, no quieras por tu vida, oh varón de Dios, engañar a tu sierva.
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IV Rey 4:28
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Dijo entonces ella: ¿Por ventura, oh señor mío, te pedí yo un hijo? ¿No te dije que no me engañaras?
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IV Rey 5:4
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Oído que hubo esto Naamán, entró a ver a su señor, y le dio parte, diciendo: Esto ha dicho una doncella de tierra de Israel.
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IV Rey 6:5
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Y acaeció que mientras uno derribaba un árbol, se le cayó en el agua el hierro del hacha, y exclamó diciendo a Eliseo: ¡Ay!, ¡ay de mí, señor mío!; ¡ay!, ¡que esta hacha la había tomado prestada!
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IV Rey 6:12
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A lo que uno de sus criados u oficiales, respondió: No es nada de eso, oh rey y señor mío, sino que el profeta Eliseo, que está en Israel, manifiesta al rey de Israel todo cuanto secreto hablas en lo más retirado de tu gabinete.
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IV Rey 6:15
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Y al apuntar el día, habiéndose levantado el criado del varón de Dios, y salido fuera, vio el ejército alrededor de la ciudad con los caballos y carros y fue a dar aviso a su amo, diciendo: ¡Ay!, ¡ay, señor mío!; ¡ay!, ¿qué es lo que haremos?
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IV Rey 6:22
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Mas él respondió: No, de ningún modo les quitarás la vida; pues no los has hecho prisioneros con tu espada, ni con tu arco, para poder privarlos de la vida; antes bien, preséntales pan y agua, para que coman y beban, y se vuelvan a su señor.
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IV Rey 6:23
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Les pusieron, pues, comida en abundancia, y comieron y bebieron, y les dio el rey libertad, y volvieron a su señor. Desde entonces no volvieron más las guerrillas o partidas ligeras de Siria a hacer correrías en la ciudad de Israel.
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IV Rey 6:26
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Y pasando el rey de Israel por la muralla, clamó a él una mujer, diciendo: Sálvame, socórreme, oh rey mi señor.
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IV Rey 6:32
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Estaba a la sazón Eliseo sentado en su casa, y estaban con él los ancianos o senadores. Despachó, pues, el rey un hombre para que fuera a cortarle la cabeza; y antes que llegase este enviado, dijo Eliseo a los ancianos: ¿No sabéis que ese hijo del homicida Acab ha enviado a cortarme la cabeza? Tened, pues, cuidado cuando llegare el enviado o ejecutor de tener cerrada la puerta y de no dejarlo entrar; porque ya estoy oyendo las pisadas de su señor que viene tras de él.
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IV Rey 8:5
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y mientras él estaba contando al rey cómo había resucitado a un muerto, compareció la mujer, a cuyo hijo había resucitado, reclamando ante el rey su casa y sus heredades. Y dijo Giezi: Esta es, oh rey mi señor, aquella mujer, y éste su hijo, a quien resucitó Eliseo.
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IV Rey 8:12
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Le dijo entonces Hazael: ¿Por qué llora mi señor? Porque sé, respondió, los males que has de hacer a los hijos de Israel. Tú entregarás a las llamas sus ciudades fuertes, y pasarás a cuchillo sus jóvenes, y estrellarás contra el suelo sus niños, y abrirás el vientre a las mujeres preñadas.
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IV Rey 9:7
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Y exterminarás la casa de Acab, tu señor, y yo tomaré venganza de la sangre de mis siervos, los profetas, y de la sangre de todos los siervos del Señor, derramada por Jezabel.
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IV Rey 9:11
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Mas Jehú salió a donde estaban los oficiales de su señor; los cuales le preguntaron: ¿Todo va bien? ¿A qué ha venido a ti ese mentecato? Les respondió Jehú: Vosotros conocéis a ese hombre, y lo que puede haber dicho.
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IV Rey 9:31
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cómo entraba Jehú por la puerta de la ciudad, y dijo: ¿Es posible que pueda tener paz o prosperidad éste, que como Zambri ha muerto a su señor?
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IV Rey 10:2
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Luego que recibáis esta carta los que tenéis a vuestra disposición los hijos de vuestro señor, y los carros de guerra, y los caballos y las ciudades, fuertes, y las armas,
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IV Rey 10:3
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elegid el mejor y que más os agradare entre los hijos de vuestro señor, y colocadlo sobre el trono de su padre, y combatid por la casa de vuestro señor.
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IV Rey 10:3
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elegid el mejor y que más os agradare entre los hijos de vuestro señor, y colocadlo sobre el trono de su padre, y combatid por la casa de vuestro señor.
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IV Rey 10:6
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Mas él les volvió a escribir una segunda carta, en la cual les decía: Si sois de los míos, y me prestáis obediencia, tomad las cabezas de los hijos de vuestro señor, y venid a veros conmigo mañana a estas horas en Jezrael. Eran los hijos del rey en número de setenta: los cuales se criaban en las casas de los magnates de aquella ciudad.
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IV Rey 10:9
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Y luego que amaneció, salió él, y puesto de pie dijo a todo el pueblo: Vosotros que sois justos, decidme: Si yo he conspirado contra mi señor, y le he quitado la vida, ¿quien ha degollado a todos éstos?
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IV Rey 18:23
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Ahora, pues, venid adonde está el rey de los asirios, mi señor, y yo os daré dos mil caballos y ved si tan siquiera podéis hallar quien los monte.
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IV Rey 18:24
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Mas ¿cómo podréis resistir ni a uno de los más pequeños sátrapas o capitanes que sirven a mi señor? ¿Confías acaso en Egipto por sus carros armados y su caballería?
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IV Rey 18:27
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Le respondió Rabsaces, diciendo: Pues, ¿acaso mi señor me ha enviado para deciros estas cosas a tu señor y a ti, y no más bien a decirlas a esas gentes que están sobre el muro, expuestas a tener que comer con vosotros sus excrementos, y a beber sus propios orines?
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IV Rey 18:27
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Le respondió Rabsaces, diciendo: Pues, ¿acaso mi señor me ha enviado para deciros estas cosas a tu señor y a ti, y no más bien a decirlas a esas gentes que están sobre el muro, expuestas a tener que comer con vosotros sus excrementos, y a beber sus propios orines?
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I Par 2:22
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Este Segub engendró a Jair, el cual fue señor de veintitrés ciudades en tierra de Galaad;
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I Par 12:19
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También de la tribu de Manasés se pasaron a David cuando iba éste con los filisteos al combate contra Saúl (si bien no peleó con ellos, porque los príncipes de los filisteos, tenido consejo le hicieron volver diciendo: A costa de nuestra vida se reconciliará con Saúl, su señor).
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I Par 21:3
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A lo que respondió Joab: Aumente el Señor su pueblo cien veces más de lo que es. Pero, ¿no es así, oh mi rey y señor, que todos son siervos tuyos? ¿A qué fin pretende mi señor hacer una cosa, que será perniciosa y acarreará el castigo a Israel?
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I Par 21:3
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A lo que respondió Joab: Aumente el Señor su pueblo cien veces más de lo que es. Pero, ¿no es así, oh mi rey y señor, que todos son siervos tuyos? ¿A qué fin pretende mi señor hacer una cosa, que será perniciosa y acarreará el castigo a Israel?
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I Par 21:23
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Respondió Ornán a David: Tómela, y haga de ella el rey, mi señor, lo que bien le pareciere. Y aun doy los bueyes para el holocausto, y los trillos para hacer el fuego, y el trigo para el sacrificio. Todo lo daré con gusto.
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II Par 2:14
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hijo de una mujer de la tribu de Dan, de padre natural de Tiro, el cual sabe trabajar en oro, y en plata, en bronce, y en hierro, y en mármol, y en maderas, y asimismo en púrpura, y en jacinto, y en lino fino, y en escarlata, y que sabe igualmente hacer toda obra de entalladura, e inventar ingeniosamente cuanto es menester en todas labores, y estará en compañía de tus artífices, y con aquellos de mi señor David, tu padre.
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II Par 2:15
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En vista de esto, remite, señor mío, para tus siervos el trigo, la cebada, el aceite y el vino que has prometido;
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II Par 13:6
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¿y que Jeroboam, hijo de Nabat, siervo de Salomón , hijo de David, se levantó y se rebeló contra su señor?,
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I Esd 4:15
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A fin de que tú, señor, hagas registrar los libros de las historias de tus predecesores, en cuyos anales hallarás escrito y verás que la ciudad es una ciudad rebelde y enemiga de los reyes y de las otras provincias, y cómo ya de tiempos antiguos se fraguan en ella las rebeliones, por lo cual dicha ciudad fue ya arruinada.
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Jud 5:5
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Entonces Aquior, jefe de todos los amonitas, le respondió en estos términos: Si te dignas escucharme, yo diré, oh señor, la verdad en tu presencia, acerca de este pueblo que habita en las montañas, y no saldrá de mi boca palabra falsa.
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Jud 5:24
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Ahora, pues, infórmate, oh señor mío, si son ellos reos de algún delito en presencia de su Dios; y en tal caso marchemos contra ellos, porque indudablemente los entregará su Dios en tus manos, y quedarán subyugados a tu dominio.
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Jud 6:4
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y sabrás por experiencia que Nabucodonosor es el señor de toda la tierra. Entonces la espada de mis soldados atravesará tu costado, y caerás traspasado entre los heridos de Israel, sin poder ya respirar más, pereciendo con ellos.
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Jud 6:9
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por lo que declinando hacia un lado del monte, ataron a Aquior de pies y manos a un árbol; y así atado con cordeles lo dejaron, y se volvieron a su señor.
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Jud 10:15
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Y le dijeron: Has salvado tu vida con ese designio de venir a presentarte a nuestro príncipe y señor;
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Jud 10:20
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después de haber echado una mirada sobre él, le hizo una profunda reverencia, postrándose en tierra; mas los criados de Holofernes la levantaron por mandato de su señor.
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Jud 12:4
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Yo juro por tu vida, oh mi señor, respondió Judit, que no consumirá tu sierva todo lo que trae consigo, antes que cumpla Dios por mi medio lo que ha pensado. En seguida los criados de Holofernes la acompañaron al alojamiento que había mandado.
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Jud 12:12
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Entonces Vagao fue adonde estaba Judit, y le dijo: No tengas reparo, oh hermosa dama, de venir a casa de mi señor, para ser honrada de él, y comer en su compañía, y beber vino y alegrarte.
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Jud 12:13
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Le respondió Judit: ¿Quién soy yo para que ose contradecir a mi señor?
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Jud 12:18
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Le contestó Judit: Beberé, oh señor, pues que recibo yo en este día mayor gloria que en todos los demás de mi vida.
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Sab 9:2
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y con tu sabiduría formaste al hombre, para que fuese señor de las criaturas que tú hiciste,
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Isa 24:2
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Y como el pueblo, así será tratado el sacerdote; y como el esclavo, así su señor; como la sierva, así su señora; como el que compra, así el que vende; como el que da prestado, así el que recibe; como el acreedor, así el deudor.
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Isa 36:8
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¡Ea pues!, sujétate a mi señor, el rey de los asirios; yo te daré si quieres, dos mil caballos y tú no podrás hallar para ellos en todo tu pueblo bastantes jinetes.
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Isa 36:9
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Pues ¿cómo podrás hacer frente al gobernador de un lugar aunque sea de los de menos graduación entre los siervos de mi señor? Que si confías tú en Egipto por sus carros de guerra y por su fuerte caballería,
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