Concordancia

Sagrada Biblia (Torres Amat)

príncipes

I Par 23:2 Y convocó a todos los príncipes de Israel, y a los sacerdotes y levitas.
I Par 23:9 Hijos de Semei, tres: Salomit, y Hosiel y Arán. Estos eran los príncipes de las familias de Leedán.
I Par 24:5 La repartición de los oficios, entre ambas familias la hizo por suertes; porque así los descendientes de Eleazar como los de Itamar, eran príncipes del santuario y príncipes de Dios.
I Par 24:5 La repartición de los oficios, entre ambas familias la hizo por suertes; porque así los descendientes de Eleazar como los de Itamar, eran príncipes del santuario y príncipes de Dios.
I Par 24:31 Y éstos también echaron suertes a imitación de sus hermanos los hijos de Aarón, en presencia del rey David, y de Sadoc, y de Ahimelec, y de los príncipes o cabezas de las familias sacerdotales y levíticas; desde el mayor hasta el menor, todos igualmente fueron distribuidos por suerte, en veinticuatro clases de levitas.
I Par 25:1 Asimismo David y las cabezas o príncipes, de la multitud entresacaron a los hijos de Asaf, y de Hemán, y de Iditún para el ministerio de cantar las alabanzas de Dios al son de las cítaras y salterios, y címbalos, sirviendo en número conveniente en el oficio a que se les había destinado.
I Par 26:26 Selemit, pues, con sus hermanos, tenían la custodia de los tesoros del santuario, que habían consagrado a Dios el rey David y los príncipes de las familias, y los tribunos, y centuriones, y demás capitanes del ejército,
I Par 27:22 De la de Dan, Ezrihel, hijo de Jeroham; éstos eran los príncipes de los hijos de Israel.
I Par 28:1 Finalmente el rey David convocó en Jerusalén todos los príncipes de Israel, los jefes de las tribus, y los comandantes de los cuerpos de ejército que servían al rey, como también a los tribunos y centuriones, y a los administradores de la hacienda y posesiones del rey, y a sus hijos, con los eunucos o cortesanos, y a los más poderosos y a los más valientes del ejército.
I Par 28:4 Verdad es que el Señor Dios de Israel me escogió a mí de entre toda la familia de mi padre, para que fuese rey de Israel perpetuamente; porque de Judá ha escogido los príncipes o soberanos; de las familias de Judá la familia de mi padre; y entre los hijos de mi padre, quiso elegirme a mí por rey de todo Israel.
I Par 28:21 Aquí tienes los sacerdotes y levitas distribuidos en sus clases, y dispuestos y prontos a todo lo que conviene al ministerio de la casa del Señor; y así los príncipes o jefes como el pueblo sabrán ejecutar todas tus órdenes.
I Par 29:6 Los príncipes, pues, de las familias, y los magnates de las tribus de Israel con los tribunos y centuriones, y administradores de la hacienda del rey, prometieron
I Par 29:24 Al mismo tiempo todos los príncipes y magnates, y todos los hijos del rey David le juraron fidelidad, y se sometieron al rey Salomón .
II Par 5:2 Después de esto convocó a los ancianos de Israel, y a todos los príncipes de las tribus, y cabezas de familia de los hijos de Israel, en Jerusalén , para trasladar el arca del Testamento del Señor desde la ciudad de David, por otro nombre Sión.
II Par 12:5 Entonces Semeías, profeta, se presentó ante Roboam, y los príncipes de Judá, que se habían congregado en Jerusalén huyendo de Sesac, y les dijo: Esto dice el Señor: Vosotros me abandonasteis; pues yo también os abandono a vosotros en poder de Sesac.
II Par 12:6 A lo que respondieron consternados, así el rey como los príncipes de Israel: Justo es el Señor.
II Par 19:8 Josafat estableció también en Jerusalén levitas, y sacerdotes, y príncipes o cabezas de las familias de Israel, para que hiciesen justicia a sus moradores y juzgasen las causas del Señor;
II Par 22:8 Estando, pues, Jehú destruyendo la casa de Acab, se encontró con varios príncipes de Judá, y con los hijos de los hermanos de Ocozías que estaban a su servicio, y les quitó la vida.
II Par 23:2 Los que recorriendo el país de Judá, juntaron los levitas de todas sus ciudades, y los príncipes de las familias de Israel, y vinieron a Jerusalén .
II Par 23:13 y viendo, así que entró, al rey puesto sobre el estrado o trono, y a los príncipes y tropas que le rodeaban, y al pueblo todo haciendo fiesta, y tocando las trompetas cantando al son de varios instrumentos; y oídas sus aclamaciones, rasgó sus vestiduras, y dijo: Traición, traición.
II Par 23:20 Y juntando consigo a los centuriones, y a los soldados más valientes, y a los príncipes del pueblo, y a toda la gente del país, dispusieron que bajase el rey de la casa del Señor, y lo introdujeron por la puerta superior en el palacio del rey, y lo colocaron en el real solio.
II Par 24:10 Se alegraron de esto todos los príncipes y el pueblo todo; y acudieron a echar en el arca del Señor el dinero, de suerte que la llenaron.
II Par 24:17 Mas después de muerto Joíada entraron los príncipes de Judá a postrarse a los pies del rey; el cual, halagado con sus obsequios y lisonjeras razones, se dejó llevar de ellos.
II Par 24:23 Al cabo de un año salió a campaña contra él el ejército de Siria, entró en el país de Judá y en Jerusalén , y mató a todos los príncipes del pueblo; y remitieron todos los despojos a su rey, a Damasco.
II Par 26:12 El número total de los príncipes o jefes de familia, varones esforzados, ascendía a dos mil seiscientos.
II Par 28:12 Con esto algunos de los príncipes de los hijos de Efraín o de Israel, Azarías, hijo de Joanán, Ezequías , hijo de Sellum, y Amasa, hijo de Adali, se opusieron a pie firme a los que venían de la batalla,
II Par 28:14 Con eso los soldados soltaron los despojos y todo cuanto habían cogido delante de aquellos príncipes y de todo el pueblo;
II Par 28:21 Acaz, pues, despojando el templo del Señor, y el palacio real, y las casas de los príncipes, ofreció dones al rey de los asirios, y sin embargo de nada le sirvió.
II Par 29:20 En consecuencia, el rey Ezequías , levantándose muy de mañana, congregó a todos los príncipes o magnates de la ciudad, y subió al templo del Señor,
II Par 29:30 En fin, Ezequías y los príncipes mandaron a los levitas que alabasen al Señor con los cánticos de David y del profeta Asaf; y lo hicieron con gran alegría, y dobladas las rodillas en tierra adoraron al Señor.
II Par 30:2 Pues habiendo tenido consejo el rey con los príncipes o magnates y con todo el pueblo de Jerusalén , determinaron celebrar la Pascua en el mes segundo.
II Par 30:12 Al contrario, en Judá obró la mano del Señor, dándoles a todos un mismo corazón para obedecer la palabra del Señor, conforme a la orden del rey y de los príncipes.
II Par 30:24 Porque Ezequías , rey de Judá, había dado para aquel gentío mil toros y siete mil ovejas; para el cual los príncipes o magnates habían añadido mil toros y diez mil ovejas; por lo que se purificó un gran número de sacerdotes.
II Par 35:9 Igualmente Conenías, y Semeías, y Natanael con sus hermanos, y Hasabías, y Jehiel, y Jozabad, príncipes de los levitas, dieron a los otros levitas para la celebración de la Pascua cinco mil reses menores y quinientos bueyes.
II Par 36:14 Igualmente todos los príncipes de los sacerdotes y el pueblo prevaricaron también impíamente, imitando todas las abominaciones de los gentiles, y profanaron el templo del Señor, que él se había consagrado para sí en Jerusalén .
I Esd 1:5 Con esto se pusieron en camino los príncipes de las familias de Judá y de Benjamín, y los sacerdotes y levitas, y todos aquellos cuyo corazón movió Dios para ir a reedificar el templo del Señor, que está Jerusalén .
I Esd 2:68 Y algunos príncipes, o primeras cabezas de familia, al llegar al lugar del templo del Señor en Jerusalén , hicieron espontáneamente ofrendas para reedificar la casa de Dios en su mismo sitio.
I Esd 3:12 Muchísimos de los sacerdotes y levitas, y de los príncipes de familias y de ancianos, que habían visto el primer templo, viendo echar a sus ojos los fundamentos de este segundo, lloraban con grandes gemidos; al paso que muchos alzaban la voz gritando de alegría.
I Esd 4:2 y vinieron a encontrar a Zorobabel y a los príncipes de las familias, diciendo: Permitidnos cooperar con vosotros a la construcción; puesto que seguimos del mismo modo que vosotros a vuestro Dios, y le ofrecemos sacrificios desde el tiempo que Asor Haddán, rey de Asiria, nos envió acá.
I Esd 4:3 Mas Zorobabel y Josué con los demás príncipes de las familias de Israel les respondieron: No podemos unirnos con vosotros para edificar la casa de nuestro Dios, sino que nosotros solos la edificaremos al Señor Dios nuestro, como nos lo tiene mandado Ciro, rey de los persas.
I Esd 8:1 Estos son, pues, los príncipes de las familias y la genealogía de los que vinieron conmigo de Babilonia en el reinado del rey Artajerjes:
I Esd 8:20 De los natineos, destinados por David y los príncipes al servicio de los levitas, doscientos veinte natineos, todos los cuales se distinguían por sus propios nombres.
I Esd 8:29 Custodiad con vigilancia todo esto, hasta que lo entreguéis por su peso en el tesoro de la casa del Señor en Jerusalén ante los príncipes de los sacerdotes y levitas y jefes de las familias de Israel.
I Esd 9:1 Cumplidas estas cosas, acudieron a mí los príncipes de las familias, diciendo: Ni el pueblo de Israel, ni los sacerdotes y levitas se han mantenido segregados de los pueblos de estos países y de sus abominaciones, es a saber, de los cananeos, heteos y ferezeos, de los jebuseos y amonitas, y moabitas, y egipcios, y amorreos;
I Esd 9:2 porque han tomado de sus hijas esposas para sí y para sus hijos, y han mezclado el linaje santo con las naciones del país; habiendo sido los príncipes y magistrados los primeros cómplices en esta transgresión.
I Esd 10:5 Entonces Esdras se levantó, y juramentó a los príncipes de los sacerdotes y de los levitas, y a todo Israel que lo ejecutarían del modo dicho; y así lo juraron.
I Esd 10:8 y que a todo el que no compareciese dentro de tres días, según el acuerdo de los príncipes y ancianos, se le confiscaría toda su hacienda, y él mismo sería echado de la congregación de los que volvieron del cautiverio.
II Esd 8:13 Al segundo día se juntaron los príncipes de las familias de todo el pueblo, los sacerdotes y levitas, delante de Esdras escriba, para que les interpretase las palabras de la ley.
II Esd 9:32 Ahora pues, oh Dios nuestro, Dios grande, fuerte y terrible, que guardas el pacto y la misericordia, no apartes los ojos, compadécete de todos los trabajos que han llovido sobre nosotros, sobre nuestros reyes, y nuestros príncipes, y nuestros sacerdotes, y nuestros profetas, y nuestros padres, y sobre tu pueblo todo, desde el tiempo del rey de Asiria, que nos llevó cautivos, hasta el día de hoy.
II Esd 9:38 Consideradas, pues, todas estas cosas, nosotros mismos prometemos alianza o fidelidad; y la ponemos por escrito y la firman nuestros príncipes de las familias, nuestros levitas y nuestros sacerdotes.